Ejemplos ?
Efectivamente, dudo que en el reino vegetal exista un monstruo más hermoso y repelente que esta flor histérica, y tan caprichosa, que la veréis bajo la forma de un andrajo gris permanecer muerta durante meses y meses en el fondo de una caja, hasta que un día, bruscamente, se despierta, se despereza y comienza a reflorecer, coloreándose con las tintas más vivas.
Dicen que suenan las olas Mejor allá en la barranca, Y que la arena es muy blanca Donde están las niñas solas. Pilar corre a su mamá: –"¡Mamá, yo voy a ser buena: Déjame ir sola a la arena: Allá, tú me ves, allá!" –"¡Esta niña caprichosa!
Este porque sí será una razón de pie de banco, una razón de incuestionable y caprichosa brutalidad, convengo; pero es la razón que alegamos todos los hombres a falta de razón.
Al favorecido lo hará rey del oro el día menos pensado la veta virgen, hasta hoy ignota, porque así lo querrá; habrá engañado durante medio siglo al varón emprendedor y valiente empeñado en buscarla, distrayéndolo más que alentándolo con pequeños hallazgos suficientes para ahondar el abismo donde se hunde su fortuna, insuficiente para rehacerla, y de repente se echará, caprichosa, ingrata, en brazos del aventurero feliz que por ahí pasa.
La expropiación de los bienes de la banca y su proceso de nacionalización era ya una urgencia. No se puede insistir en la necesidad de que se trató de una medida inconsulta, secreta o caprichosa.
Ella era caprichosa, caprichosa y extravagante, como todas las mujeres del mundo; él, supersticioso, supersticioso y valiente, como todos los hombres de su época.
Vivía con Bartolomé como vive una cortesana caprichosa con un viejo amante, disculpando sus impertinencias con una sonrisa, vendiendo su buen humor, y dejándose querer.
¿Quién sabe si, caprichosa como yo, amiga de la soledad y el misterio, como todas las almas soñadoras, se complace en vagar por entre las ruinas en el silencio de la noche?
Un secreto le dijo a su madre, y luego le dijo: «¡Déjame ir!» Pero le dijo «caprichosa» su madre: «¿y tu muñeca de seda, no te gusta?, mírale la cara, que es muy linda: y no le has visto los ojos azules».
Pero al otro día, Juan bajó al patio de la casa, no como trabajador hambriento que desciende de su cuchitril encorvando los hombros en actitud de bestia resignada a sufrir la carga que le echan encima, no como borracho que despierta y guiña los ojos para acostumbrarse a la luz, y desentumece su lengua con chasquido ronco, y se pasa la mano por la frente para alejar de ella la neblina embrutecedora del alcohol; bajó como pudiera hacerlo Dios de la altura en un rapto de benevolencia caprichosa, sereno, impasible, majestuoso, mirando a la gente con desdén compasivo y escuchando sus frases con gesto protector y solemne...
Nuestra alma es una, y la sé, y la voluntad del país; pº estas cosas son siempre obra de la relación, momento y acomodos. Con la representación que tengo, no quiero hacer nada que parezca extensión caprichosa de ella.
La guerra no es la tentativa caprichosa de una independencia más temible que útil, que sólo tendrían derecho a demorar o condenar los que mostrasen la virtud y el propósito de conducirla a otra más viable y segura, y que no debe en verdad apetecer un pueblo que no la pueda sustentar; sino el producto disciplinado de la resolución de hombres enteros que en el reposo de la experiencia se han decidido a encarar otra vez los peligros que conocen, y de la congregación cordial de los cubanos de más diverso origen, convencidos de que en la conquista de la libertad se adquieren mejor que en el abyecto abatimiento las virtudes necesarias para mantenerla.