MItología griega

Zeus, el señor de los cielos y soberano de los dioses del Olimpo

Zeus, amo y señor del Olimpo, arrebató el trono a su padre, el titán Cronos, y repartió el mundo con sus hermanos Poseidón y Hades. También es conocido por mantener multitud de relaciones amorosas con otras diosas, ninfas e, incluso, mujeres mortales, con las que tuvo una numerosa prole.

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Zeus, el rey del Olimpo

Zeus, el rey del Olimpo

El dios griego Zeus llegó a ser rey supremo de los dioses olímpicos tras un sinfín de aventuras. A Zeus se le atribuía un carácter irascible y vengativo. Y ni siquiera los demás dioses estaban a salvo de sufrirlo.

Por ejemplo, Apolo y Poseidón fueron obligados a construir las magníficas murallas de Troya como castigo por su impiedad. También el titán Prometeo fue el objetivo de su ira tras robar el fuego de los dioses para entregárselo a los hombres. Recibió un terrible castigo: un águila devoraría su hígado todos los días durante toda la eternidad. 

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También Sísifo, rey de Corinto, fue castigado por sus artimañas y condenado a empujar para siempre una piedra cuesta arriba por una montaña que antes de llegar a la cima volvía a rodar hacia abajo. 

El propio Asclepio, el semidiós griego de la medicina, hijo de Apolo y Coronis, fue fulminado por uno de los rayos de Zeus porque el poder de la medicina y su habilidad para resucitar a los muertos amenazaban su dominio sobre los hombres y los dioses. 

Aunque a pesar de los terribles castigos que Zeus podía infligir, también era un dios pacificador. Reconcilió a Apolo y a Hermes cuando pelearon por la posesión de la primera lira, y también convenció a su hermano Hades, dios del inframundo, para que se separara de Perséfone durante una parte del año para así poner fin a la terrible sequía que la madre de la joven, Deméter, diosa de la agricultura, había provocado en protesta por el cautiverio de su hija en el reino de Hades.

Familia y luchas de poder

Pero comencemos por el principio, ¿cómo llegó Zeus a ser el rey de los dioses? Todo empezó cuando su padre, un titán llamado Cronos, se tragó a sus hermanos para evitar que estos le usurparan el trono, tal como le había alertado una profecía. Al enterarse, su madre, la titánide Rea, para evitarle a su hijo Zeus el mismo destino cruel, envolvió una piedra entre pañales y se la dio a Cronos haciéndole creer que era el niño para que se la tragara en su lugar. Mientras tanto, el auténtico Zeus era conducido hasta la isla de Creta, donde fue criado por la cabra Amaltea.

Todo empezó cuando su padre, un titán llamado Cronos, se tragó a sus hermanos para evitar que estos le usurparan el trono.

La caída de los titanes. Cuadro pintado por el artista holandés Cornelis van Haarlem en1588. Galería Nacional de Dinamarca, Copenhague.

La caída de los titanes. Cuadro pintado por el artista holandés Cornelis van Haarlem en1588. Galería Nacional de Dinamarca, Copenhague.

La caída de los titanes. Cuadro pintado por el artista holandés Cornelis van Haarlem en1588. Galería Nacional de Dinamarca, Copenhague.

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Al llegar a la edad adulta, Zeus hizo que su padre regurgitara a sus hermanos, liberó a los Hecatónquiros, unos gigantes de cien brazos, y a los Cíclopes, unos gigantes con un solo ojo que estaban presos en una mazmorra en el Tártaro (la parte más oscura del inframundo). Como muestra de agradecimiento, los Cíclopes le entregaron el trueno y el rayo que habían sido previamente escondidos por Gea (la madre de toda la creación). Sin embargo, los Titanes no estaban dispuestos a rendirse y alentados por Gea trataron de hacerse con el control del universo. 

Finalmente, derrotado en una guerra cósmica conocida como Titanomaquia, Cronos y los demás titanes fueron encarcelados en el Tártaro y puestos bajo la custodia de los Hecatónquiros. Por su parte, Atlas, otro de los titanes que había luchado contra Zeus, fue castigado a sostener la bóveda celeste sobre sus hombros durante toda la eternidad. 

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¿Por qué era Zeus el dios supremo?

Tras su triunfo en la batalla contra los Titanes, Zeus repartió el mundo con sus hermanos Poseidón y Hades. Zeus se quedó con los cielos y con la supremacía entre los dioses, Poseidón con las aguas marinas y Hades con el mundo de los muertos. Pero la historia no acaba aquí. Gea, resentida con Zeus, envío a su hijo Tifón y a su hija Equidna, para que intentaran arrebatarle el trono, pero estos también fueron vencidos. Tifón fue condenado a quedar atrapado bajo una montaña y Equidna, a habitar desde entonces en una cueva del país de los árimos, un remoto enclave desértico situado en algún lugar de Asia Central.

Tras su triunfo en la batalla contra los Titanes, Zeus echó a suertes el reparto del mundo con sus hermanos Poseidón y Hades.

Prometeo encadenado por Vulcano. Lienzo del artista holande´s Dirck van Baburen pintado en el an~o 1623. Rijksmuseum, Ámsterdam.

Prometeo encadenado por Vulcano. Lienzo del artista holande´s Dirck van Baburen pintado en el an~o 1623. Rijksmuseum, Ámsterdam.

Prometeo encadenado por Vulcano. Lienzo del artista holande´s Dirck van Baburen pintado en el an~o 1623. Rijksmuseum, Ámsterdam.

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Entonces, la enfurecida Gea engendró a los terribles y salvajes Gigantes para luchar contra Zeus y derrotarlos de una vez por todas, en una confrontación implacable conocida como Gigantomaquia. Un oráculo advirtió a los olímpicos de que los gigantes no podían morir a manos de los dioses, por lo que a través de Atenea Zeus llamó a su hijo, el héroe Heracles, para que luchara junto a ellos. Flegra, la "tierra ardiente" y hogar de los Gigantes, fue el lugar escogido para librar la decisiva contienda.

Gea había preparado una pócima para evitar que incluso los mortales pudieran matar a los gigantes, pero Zeus, conocedor de aquel ardid, ordenó a Helios (el Sol), Selene (la Luna) y Eos (la Aurora) que brillaran hasta que encontrara una hierba mágica que impidiera que la poción de Gea surtiera efecto. Finalmente, tras diez años de tremendos enfrentamientos, Zeus y los olímpicos lograron vencer y mantener, así, el control del Universo.

los Descendientes de Zeus

Pero no todo fueron batallas en el Olimpo. De hecho, un tema recurrente en las historias mitológicas fueron los líos de cama de Zeus. El mito cuenta que el dios de dioses se casó con la titánide Metis y posteriormente con su propia hermana Hera, aunque haciendo uso de sus poderes mágicos tuvo relaciones con infinidad de mujeres mortales. 

En consecuencia, la retahíla de hijos atribuidos a Zeus era inmensa. Entre los más conocidos se contaban dioses como Ares, dios de la guerra al que tuvo con Hera, su esposa y hermana, divinidad del matrimonio y la familia; Apolo, dios del Sol, de las artes, de la poesía, de la belleza, de la música y de la luz al que engendró con Leto, una hija de los titanes Ceo y Febe; Ártemis, diosa virgen de la caza, y hermana gemela de Apolo; Hermes, dios del comercio, la riqueza y la suerte, al que tuvo con la ninfa Maya, o Dioniso, dios del vino, la diversión y el teatro, que vino al mundo tras la relación de Zeus con Sémele.

El dios supremo también fue el padre de héroes como Perseo, al que concibió con la princesa argiva Dánae, o Heracles, la personificación de la fuerza por excelencia, el cual vino al mundo tras la relación mantenida con una mortal llamada Alcmena. 

Da´nae y la lluvia de oro, cuadro pintado por Orazio Gentileschi. Centro Getty, Los A´ngeles.

Da´nae y la lluvia de oro, cuadro pintado por Orazio Gentileschi. Centro Getty, Los A´ngeles.

Da´nae y la lluvia de oro, cuadro pintado por Orazio Gentileschi. Centro Getty, Los A´ngeles.

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Aunque esto no fue todo, ya que a Zeus también se le atribuye la creación de diversas razas como los magnesianos y los macedonios, y también se dice que convirtió a las hormigas en los magníficos mirmidones, un pueblo que luchó en la guerra de Troya liderado por el invencible Aquiles.

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Amores sin fin

De hecho, las correrías amorosas del principal dios del Olimpo han sido uno de los temas favoritos, y más famosos, de la mitología griega. Sus amantes se cuentan por centenares, entre ninfas y mujeres mortales (también algún joven como Ganímedes), y para conseguir sus favores Zeus hacía lo que fuera necesario. Como en el caso de la princesa argiva Dánae, a la que dejó embarazada tras convertirse en una lluvia de oro y de cuya relación nacería el famoso héroe Perseo, el cual acabó con terrible gorgona Medusa. 

Las correrías amorosas del principal dios del Olimpo han sido uno de los temas favoritos, y más famosos, de la mitología griega.

Zeus y Hera. Cuadro pintado por el artista irlande´s James Barry entre 1790 y 1799. Graves Art Gallery, Sheffield, Inglaterra.

Zeus y Hera. Cuadro pintado por el artista irlande´s James Barry entre 1790 y 1799. Graves Art Gallery, Sheffield, Inglaterra.

Zeus y Hera. Cuadro pintado por el artista irlande´s James Barry entre 1790 y 1799. Graves Art Gallery, Sheffield, Inglaterra.

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Otra de las mujeres a las cuales sedujo Zeus fue a la reina de Esparta, Leda. El mito cuenta que un día en que la soberana estaba paseando junto al río Eurotas se le apareció un cisne que fingía estar huyendo de un águila. Sin saber que aquel animal era el propio Zeus, Leda dejó que la sedujera. Tras aquella relación, la reina puso dos huevos de los cuales nacieron Helena y Pólux y Cástor y Clitemnestra. 

Leda y el cisne. Cuadro pintado por el artista italiano Antonio da Correggio en 1532. Gema¨ldegalerie, Berli´n.

Leda y el cisne. Cuadro pintado por el artista italiano Antonio da Correggio en 1532. Gema¨ldegalerie, Berli´n.

Leda y el cisne. Cuadro pintado por el artista italiano Antonio da Correggio en 1532. Gema¨ldegalerie, Berli´n.

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Aunque tal vez uno de los amoríos más sonados de Zeus fue el que mantuvo con la princesa fenicia Europa. Prendado de la joven, el dios se transformó en un hermoso toro blanco que se mezcló con otros toros del rebaño de su padre, el rey Agénor. Cuando Europa vio aquel maravilloso animal, y comprobar que era manso, lo montó, y fue entonces cuando Zeus aprovechó la oportunidad: corrió hacia el mar y llevó a la princesa a Creta donde, tras revelarle su identidad, la convirtió en la primera reina de la isla.

Dioses equivalentes a Zeus en otras mitologías

Como dios del trueno y de las tempestades, Zeus podía equipararse al dios hitita de las tormentas Teshub, el cual era representado como un guerrero que sostiene un rayo triple, un casco y un hacha. Casado con Arinna, Teshub viajaba montado en un carro tirado por dos toros llamados Seri y Hurri (día y noche). El dios del Olimpo también ha sido equiparado con Haddad, el dios asirio del trueno y de la lluvia, que tenía el poder de hacer crecer o destruir las plantas. Su símbolo es el rayo, y a menudo es comparado con un toro salvaje. 

Como dios del trueno y de las tempestades, Zeus podía equipararse al dios hitita de las tormentas Teshub.

También se puede hallar una divinidad con características similares a Zeus en la mitología germánica y nórdica. Se trata de Thor, quien, al igual que Zeus, es el dios del trueno y de la fuerza. Asimismo su protagonismo es comparable al del dios griego ya que ambos son los más venerados de sus respectivos panteones.

Pero, sin lugar a dudas, si hemos de buscar un dios con el que poder comparar a Zeus es su homónimo romano: Júpiter. De origen etrusco, Jupiter encontró de nuevo su lugar en el panteón con la llegada de la República en Roma. Jupiter era un dios de luz que protegía en la derrota y ofrecía en la victoria. Era Júpiter Imperator, el general supremo; Júpiter Invictus, el invicto, y Júpiter Triumphator

Como dios principal del Estado recibió el nombre de Júpiter Optimus Maximus. Protegía a Roma en tiempos de guerra y mantenía el bienestar del pueblo durante la paz. Su símbolo era un águila sobre un cetro y, al igual que Zeus, su carácter violento provocaba que los mortales temblaran de miedo ante la perspectiva de ser fulminados por uno de sus rayos. 

Objetos relacionados con Zeus

Entre los atributos que porta el dios Zeus se incluyen el cetro y la corona (símbolos de su poder), el rayo, el águila, el toro y el roble. La herencia indoeuropea de esta divinidad, el clásico Zeus "recolector de nubes" obtuvo de las culturas del antiguo Oriente Próximo ciertas características iconográficas, como el cetro.

En cuanto a sus representaciones artísticas, Zeus era mostrado normalmente en dos posturas clásicas: de pie, avanzando y sosteniendo un rayo con su mano derecha, o sentado majestuosamente en su trono en lo alto del Olimpo.

El culto al padre de los dioses

Como principal figura de la religión griega, Zeus disponía de un famoso oráculo en Dodona, en la apartada región del Epiro, al noroeste de Grecia. Allí los sacerdotes, a los que se conocía como selloi, no se lavaban nunca los pies y dormían en el suelo junto a un roble sagrado con el que se identificaba a Zeus. El mito explica que el dios predecía a través de ese árbol, y los sacerdotes interpretaban los sonidos que producía el viento a través de las ramas de los robles sagrados y el borboteo del agua.

Como principal figura de la religión griega, Zeus disponía de un famoso oráculo en Dodona, en la apartada región del Epiro.

También se hace referencia a tres palomas sagradas que vivían en Dodona y cuyo canto o vuelo era interpretado en clave oracular por los mismos sacerdotes, así como unos calderos que eran golpeados por el látigo de una estatua y cuyo sonido se interpretaba como la respuesta de los dioses.

Pero también existía otro importante oráculo de esta divinidad en el desierto occidental de Egipto: el de Zeus Amón en el oasis de Siwa. Este oráculo adquirió gran fama en tiempos de Alejandro Magno (el oráculo le confirmó que era hijo del dios), pero también tuvo una gran influencia entre los griegos de la época arcaica.

El propio historiador Heródoto, en el siglo V a.C., menciona consultas a Zeus Amón en su relato sobre las Guerras Médicas. De hecho, Zeus Amón fue especialmente venerado en Esparta, donde se construyó un templo dedicado a esta divinidad durante la guerra del Peloponeso.

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Había otro gran santuario dedicado a Zeus en Olimpia, donde cada cuatro años, a partir de 776 a.C., se celebraba una competición deportiva de carácter panhelénico, los Juegos Olímpicos, que atraía a multitudes de toda Grecia para honrar su figura y en la cual se sacrificaban 100 bueyes (lo que se conoce como una hecatombe) al dios al final de cada certamen.

Imagen del templo de Zeus Olímpico en Atenas. Destacan las altas columnas con capiteles corintios.

Imagen del templo de Zeus Olímpico en Atenas. Destacan las altas columnas con capiteles corintios.

Imagen del templo de Zeus Olímpico en Atenas. Destacan las altas columnas con capiteles corintios.

A.Savin (CC BY-SA 3.0)

También en Olimpia se construyó un colosal templo, obra del arquitecto Libón, que albergó la gigantesca estatua de oro y marfil de Zeus, esculpida por el famoso escultor Fidias, y que fue considerada como una de las Siete Maravillas del mundo antiguo. La estatua de Zeus en Olimpia era una gran escultura crisoelefantina, un término que se utiliza para referirse a una escultura hecha de oro y marfil, y si bien se ha conservado parte de la base de la estatua, la colosal obra de Fidias se ha perdido para siempre, y solo conocemos su aspecto gracias a las descripciones de los antiguos historiadores y algunas representaciones en monedas.

En Olimpia se construyó un colosal templo, obra del arquitecto Libón, que albergó la gigantesca estatua de oro y marfil de Zeus.

Pero ¿qué fue de ella? Según una leyenda del siglo XII, la estatua se encontraba en Constantinopla en el siglo V d.C. donde fue destruida durante un incendio que tuvo lugar en el año 475.  

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Finalmente, otro edificio famoso dedicado a la divinidad griega más importante es el templo de Zeus olímpico en Atenas, que se empezó a construir en el siglo VI a.C. y fue terminado bajo el gobierno del emperador Adriano, ya en el siglo II d.C. En época helenística y romana el templo de Zeus olímpico fue el más grande de toda Grecia, destacando entre los demás santuarios por sus gigantescas columnas con capiteles corintios, que aún hoy en día despiertan la admiración de los numerosos turistas que las contemplan.