Night in the Woods - Análisis

A day in the life.

Night in the Woods. Análisis para PS4 y PC

Night in the Woods llegó el pasado 21 de febrero a nuestros ordenadores, y un poco después a PlayStation 4. Uno de los juegos más esperados de 2017, sobre todo dentro de la vertiente indie de la industria. Después de superar con mucho éxito su campaña de crowdfunding en la que cuadruplicaron lo que pedían y algunos retrasos, Night in the Woods por fin está entre nosotros. La ¿aventura? creada por Alec Holowka y Scott Benson ha levantado grandes expectativas y ha sido uno de los desarrollos más seguidos dentro del terreno indie. Hemos podido recorrer Possum Springs junto a Mae y os contamos nuestra experiencia.

Woke up, fell out of bed,

Dragged a comb across my head

Found my way downstairs and drank a cup,

And looking up I noticed I was late.

The Beatles escribían esto en 1967 a dos manos entre Lennon y McCartney fijándose el segundo en recuerdos de su juventud para sus fragmentos. Estos cuatro versos resumen perfectamente la estructura de juego de Night in the Woods y la vida de Mae Borowski en Possum Springs… o lo haría si Mae tuviera algún lugar al que llegar tarde alguna vez.

Night in the Woods nos habla directamente a todos y cada uno de nosotros. En el momento en el que nos sentamos delante de la propuesta de Holowka encajamos con una u otra faceta del poliédrico título. Mae regresa a su pueblo natal después de haber abandonado la universidad. No sabemos los motivos y pero conocemos perfectamente la ansiedad que esto puede provocar porque, en algún momento de nuestras vidas, todos hemos pensado en abandonar algo y volver al hogar. ¿Habré decepcionado a mi familia? ¿Habré decepcionado a mis amigos? ¿Serviré para algo en el futuro? Estas preguntas seguramente pasarían por la mente de Mae en el trayecto en autobús desde su universidad hasta el pequeño pueblo en el que se crió. El primer contacto que tiene al llegar es con un extraño conserje que está aparentemente reparando una puerta que en realidad no estaba rota. No es baladí que cruzar esa primera puerta suponga el primer paso de Mae hacia su nueva vida dejando atrás el primer fantasma del juego: lo que pudo ser y no fue.

¿Qué es Night in the Woods? No sabría decirlo exactamente, ni creo que sea lo verdaderamente interesante. Infinite Fall ha creado un pequeño retrato regionalista de Estados Unidos, un pueblo de EEUU perfectamente reconocible por todo el mundo y que puede ser trasladado sin demasiados problemas a un pueblecito de Andalucía, Navarra o el norte de Normandía porque Possum Springs es cualquiera de los pequeños pueblos familiares que todos hemos tenido. Mae vuelve al municipio que le vio nacer y crecer y se reencuentra con sus amigos, familiares y conocidos pero, y esto es lo importante, se reencuentra con los fantasmas de su yo joven. Unos fantasmas que, tanto metafórica como literalmente, nos acompañarán durante todo el juego.

Porque Night in the Woods, sin saber exactamente qué es, es una historia de fantasmas. Es una historia de fantasmas que bien podría ser una novela de Stephen King y Possum Springs bien podría estar situada en su querida Maine. El autor americano, que se encuentra ya rozando cierta edad, lleva varios años repasando en su literatura su juventud y trasladando, siempre al terreno del terror, sus propios fantasmas del pasado. Revival nos llevó a adentrarnos un poco más en su pasado como amante de la música y guitarrista además de como antiguo drogadicto. Poco después Joyland, que bien podría ser un spin-off veraniego de Night in the Woods, nos habla de un jóven que pasa su último verano antes de la universidad trabajando en un parque de atracciones para ahorrar: conocemos sus amistades, sus dudas sexuales y el miedo a una vida de adulto… todo aderezado con una historia de fantasmas.

Porque los fantasmas en Night in the Woods, al igual que en Stephen King, no son solo una posible respuesta paranormal a un misterio en Possum Springs sino una justificación para cierto regionalismo narrativo. Como Paul McCartney, nos despertamos cada día como Mae, bajamos a la cocina, hablamos con nuestra madre y salimos a la calle. Possum Springs no es más que una larga línea recta que deberemos recorrer en diferentes direcciones mientras hablamos con sus habitantes. Las primeras conversaciones pueden hacerse raras y acompañamos a Mae en un intento por recordar quién era quién y de qué manera pudo afectar a a cada uno de sus vecinos el terrible acto que cometió en el pasado y que se mantendrá siempre como uno de los múltiples fantasmas del juego. Sin embargo, la tercera o quizás cuarta vez que nos levantamos de la cama lo hacemos ya con la intención de hablar con nuestros vecinos. Porque Possum Springs está vivo y sus ciudadanos tienen una pequeña historia que contar si estamos dispuestos a detenernos a charlar con ellos. Querremos saber, por ejemplo, qué nuevo poema a escrito Selmers, y los motivos por los que se vuelque tanto en la poesía, o qué irán a construir en el local de la antigua pizzería que tanto nos gustaba.

Stephen King recrea, siempre que puede, complejas relaciones interpersonales llegando incluso a recrear casi al dedillo un pequeño pueblo como Chester’s Mills en La Cúpula. Siempre con un telón sobrenatural, o al menos aparentemente, el autor centra su narrativa en las relaciones y el pasado de cada uno de los personajes. Eso es Night in the Woods. Mae tiene que lidiar con ellos y con su propio futuro al encontrarse de nuevo con sus amigos Gregg, el novio de este, Angus, y Bea. La ansiedad de verse como una extranjera durante los primeros días y el tratar de encajar serán los primeros pasos de nuestra aventura en la piel de Mae. Retomar una relación perdida nunca es algo sencillo y está en nuestras manos tender de nuevo los puentes hacia nuestros amigos.

Es nuestra aventura, a la vez que la de Mae y tantos otros, por la cierta libertad a la hora de conversar que nos otorga el juego. Constantemente tendremos que elegir qué recuerdos tenemos de Possum Springs sin saber nunca por qué derroteros irá la conversación. Es nuestra aventura porque a medida que retomamos viejas amistadas y evitamos ciertos problemas (por qué dejamos la universidad, qué hicimos tan malo antes de irnos, qué pasa por nuestra cabeza cada mañana…) nosotros mismos añadimos nuestros propios fantasmas del pasado a la ecuación. Poco a poco iremos construyendo nuestra relación con Bea, Gregg y Angus (no podemos olvidar al extraño Germ) no solamente a través de las experiencias de Mae sino a través de nuestros propios recuerdos. Todo el que esté actualmente viviendo lejos de su hogar sabe perfectamente lo que supone volver por una larga temporada: volver a dormir bajo el mismo techo que tu familia, salir con amigos con los que hacía meses que quizás no hablabas e incluso encontrar todo tipo de locales cerrados o cambiados. Night in the Woods es nuestro propio recuerdo.


Seguimos desgranando Night in the Woods en la siguiente página.

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Night in the Woods

1 de febrero de 2018
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