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¿Qué es el superyó?: características y funciones

Tabla de contenido

El superyó es uno de los tres componentes de la personalidad de la teoría del psicoanálisis de Sigmund Freud. Es parte formal de la personalidad, la más consciente, que media entre las exigencias del “ello”, del “superyó” y de la realidad.

El superyó junto al “ello” y al “yo”, hacen parte de la gran renovación metapsicológica que Freud introdujo con la llamada segunda tópica (modelo estructural del aparato psíquico regido por las instancias ello – yo – superyó).

Seguidamente, en este artículo te compartiremos todo lo que tienes que saber sobre el “superyó”.

¿Qué es el superyó?

El superyó es la instancia moral, enjuiciadora de la actividad del “yo”, y a la vez actúa como consejero. Representa los pensamientos morales y éticos recibidos de la cultura. El “superyó” representa la parte controladora de los impulsos, instintos y manifestación del placer crudo de la psique humana.

Dentro de la teoría psíquica de Sigmund Freud el superyó surge del “yo”, la cual se forma por la internalización de los valores y normas de los padres. Nace con la resolución del complejo de Edipo y constituye la internalización de las normas, reglas y prohibiciones de los padres o cuidadores.

Se basa en una moral estricta que vigila, amenaza y castiga al “yo”. Está interiorizado y se rige por el principio del deber. Actúa de forma inconsciente.

De acuerdo al trabajo realizado por Lanza Castelli, “Un modelo integrativo para la mentalización“, el “superyó” es “mecanismo de evaluación y selección inconsciente”.

Características del superyó

Las características señaladas a continuación, describen los rasgos más distintivos de este componente de la personalidad.

Forma parte del aparato psíquico

Para el psicoanálisis, esta personalidad está compuesta o integrada por tres elementos que no tienen estructura en el organismo, no ocupan espacio en la mente.

Estos son, de acuerdo al psicoanálisis: el “ello”, el “superyó” y el “yo”, que forman parte de la segunda tópica de Freud del siglo XX.

También se le conoce como super ego

Para el psicoanálisis freudiano, el superyó también es denominado como superego, y en ambas acepciones está conformado por la moral y las reglas que un sujeto respeta en la sociedad.

Se forma a partir de los 4-5 años

El superyó es la parte final de la personalidad , que emerge entre las edades de 3 y 5, la etapa formal en las etapas del desarrollo psicosexual de Freud. El superyó es la guía moral de la personalidad, manteniendo la claridad entre el bien y el mal.

Estos valores se aprenden inicialmente a partir de los propios padres. Sin embargo, el superyó sigue creciendo con el tiempo, lo que permite a los niños adoptar las normas morales de otras personas que admiran, como maestros.

Tomemos en cuenta que la valoración de lo que es bueno y malo, va a estar influenciada por las características culturales de la comunidad. Así pues, la interpretación religiosa puede ser distinta, de acuerdo a la cultura que la interpreta y de esa manera será la interiorización de las normas y reglas.

Según Sevilla Valderas en su artículo “Psicoanalistas, psicólogos y psiquiatras hablan de la psicopatía y la maldad humana”, cuando la autoridad parental desaparece o ha sido inconsistente surge la patología del superyó.

Es por ello, la importancia de la autoridad parental y de la transferencia de experiencias desde la niñez en el individuo.

Constituye la instancia moral y ética de la cultura obtenida

Todas las culturas se conforman con reglas, para mantener el correcto funcionamiento de los individuos en comunidad. Muchas de estas reglas están constituidas de lo que es correcto y lo que no, sobre lo que está bien y lo que está mal.

Esta es la función del superyó, vigilar el cumplimiento estricto de estas normas a través del yo.

En un trabajo realizado por Ramos García titulado “Un lugar para el infortunio: malestar y patología en el cambio de milenio”, describe que la relación con el paterno es donde se habrá de construir un superyó garante de la conciencia moral.

Surge como resultado de la resolución del Complejo de Edipo

El heredero del complejo del edipo es el Superyó, que representa la conciencia moral (en parte consciente y en parte inconsciente) del sujeto, así como sus ideales.

El Superyó se estructura en oposición al “yo” (que se identifica con la conciencia, con el sentido de la realidad).

El caso del complejo de Edipo surge en el niño, en la niña se denomina Complejo de Electra.

Considera lo real y lo ideal

En su teoría, Freud postuló que alrededor de los 4 o 5 años, el “yo” reconoce las demandas del “superyó” que está empezando a formarse y que le hace considerar lo real, pero también lo ideal (es decir, cómo debe ser nuestra conducta).

Esta instancia de la personalidad busca la perfección, produciendo sentimientos de orgullo (positivos) o de culpa (negativos). Representa más bien lo real que lo ideal.

Busca la perfección

La posición moralista y ética del “superyó”, impide al “yo”, manifestar los deseos puros del “ello”, con el fin de evitar conductas inaceptables. Para el “superyó”, el comportamiento del individuo debe ajustarse óptimamente a los parámetros (normas y reglas) de la cultura donde se forma.

Busca la perfección antes que el placer y la realidad. Se convierte en el código moral de la persona, en su esfuerzo por integrar al individuo a la sociedad.

Estructura del superyó

El superyó consta de dos componentes: el consciente y el yo ideal . A continuación los describimos:

Conciencia moral

El consciente moral es la parte del “superyó” que prohíbe comportamientos inaceptables y castiga, por ejemplo con sentimientos de culpa cuando una persona hace algo que no debía.

Corresponde a los conceptos que se consideran moralmente malos. Generalmente estos conceptos se van interiorizando en la etapa de la niñez del individuo, transmitida por la relación con sus padres o cuidadores.

Estudios realizados por John Terry Maltsberger en su artículo “contribuciones al desarrollo de los estudios sobre el suicidio y el autoataque, indican que cuando esta conciencia moral falla en el superyó, este se vuelve autodestructivo, con un comportamiento suicida, se convierte de un “superyó moralista” a un “superyó punitivo”.

Ideal del yo

Al igual que la conciencia moral, este concepto se va interiorizando en la etapa de la niñez del individuo, transmitida por la relación con sus padres o cuidadores y corresponde a las normas que se consideran moralmente buenas.

Funciones del superyó

Las funciones de este componente de la personalidad, se pueden generalizar en las siguientes:

Controlar al Yo y el Ello

El “superyó” tiene a su cargo la función de conciencia moral, lo cual se traduce en un sentimiento de culpa como resultado de la tensión originada con el “yo”.

El “superyó” reclama al “yo” que se apegue a las normas y valores adquiridos y que en oportunidades no es capaz de cumplir. Y es debido a esa incapacidad, que la conciencia moral del “superyó” puede actuar dura y sin contemplaciones contra el “yo”, cada que se tenga la oportunidad.

Entonces, el “superyó” vigila, amenaza y castiga al “yo”. ¿Cómo castiga el superyó?. Por ejemplo haciéndole sentir al “yo” un sentimiento de culpa por algo que no debió hacer.

La figura controladora sobre el “ello” (la satisfacción de los instintos primitivos, punciones, entre otras), se realiza cumpliendo el papel de vigilar sus acciones censurando aquello que no se apegue a las normas y valores adquiridos.

Internalizar las normas y reglas

Desde edad muy temprana, los padres o cuidadores del niño incorporan en su personalidad los patrones de conducta prevalecientes en la sociedad, la cultura. Es el momento en el cual le inculcan lo bueno y lo malo, lo que está bien y lo que está mal, lo ideal del comportamiento en sociedad.

En este momento se está cultivando el “superyó” en el individuo.

Integrar al individuo a la sociedad

A través del proceso de internalización de normas y reglas, el “superyó” busca la aceptación social del individuo, por medio de un comportamiento ajustado a los cánones socialmente aceptables.

Generar sensaciones racionales

El “superyó” impone conductas socialmente apropiadas y contribuye a generar procesos sensoriales racionales tales como el pudor, el cariño, el control, la mesura.

Se vincula entonces, con la voluntad que tiene una persona para controlar sus impulsos y amoldarse a las pautas de comportamiento frente a la sociedad.

Un ejemplo sería la expresión de cariño, que ocurre entre dos personas cercanas en entornos sociales distintos. En un ambiente de gran formalidad, seguramente que la conducta se mostraría con un apretón de manos, pero si la demostración de cariño ocurre en un ambiente menos restrictivo, la conducta sería un abrazo.

Controlar los impulsos

Entre las funciones del “superyó”, es de contrarrestar al “ello”, es decir, las pulsiones, deseos reprimidos, instintos y necesidades más elementales, almacenados en el inconsciente, instancia a la que pertenece el “ello”, y que de alguna forma quieren ser manifestados a través de conductas inconscientes en el individuo.

Acatar las pautas de comportamiento social

De las principales funciones del “superyó”, y que las adquiere en la medida en que se relaciona con el entorno y con otros individuos que conforman el círculo social donde se desenvuelve, es amoldarse a las pautas del comportamiento social reinante.

Esto, más que todo, por la necesidad de aceptación social, evitar el rechazo y evitar la soledad del individuo. El hombre siempre ha necesitado vivir en comunidad, y forma un entorno social con aquellas personas cuyo comportamiento es similar.

En este sentido, el “superyó” escoge del ambiente lo que más le conviene y así garantizar su supervivencia.

En resumen, “el superyó” forma parte de las personalidad del individuo. Se basa en el principio del deber. Forma el comportamiento ético y moral estricto del individuo. Por otra parte, el desequilibrio en el “superyó” puede causar trastornos graves en la personalidad. Es el componente antónimo del “ello”.

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Jesús Torrealba

Jesús Torrealba

Profesional Universitario en el área de Recursos Humanos, Postgrado en Salud Ocupacional e Higiene del Ambiente Laboral, 14 años de experiencia en el área de la salud. Interesado en temas de Psicología, Salud Ocupacional, Medicina general.