Desencantada: Vuelve Giselle (2022), de Adam Shankman

Han pasado 15 años desde que Giselle salió del mundo animado de cuento de hadas de Andalasia para viajar a Nueva York y conocer a su “príncipe azul”, el abogado Robert, padre de una hijita, Morgan, y con quien se acabó casando y estableciéndose allí. Ahora tienen un bebé, Sophie, y la casa se las ha quedado pequeña, así que se van a vivir a la urbanización de Monroeville, que se anuncia como de “cuento de hadas”. La adolescente Morgan no está muy contenta, y Giselle se lleva una decepción al ver que el lugar no es tan maravilloso como se esperaba, y es que Malvinia, prócer del lugar, no se porta muy bien, y surge cierta rivalidad; además, Robert también muestra cierto desencanto. En tal tesitura Giselle decide usar la varita mágica que los reyes de Andalasia, Edward y Nancy, han regalado a su ahijada Sophie, pidiendo que la vida en Monroeville sea de verdad como un “cuento de hadas”. Con consecuencias imprevistas, no en balde Giselle es una madrastra, y las madrastras en los cuentos no suelen ser muy bondadosas.

El hecho de que la secuela de Encantada. La historia de Giselle se estrene directamente en streaming sin duda quiere decir algo, por muy mal que pueda estar la asistencia a salas de cine, no parece razón suficiente para lanzarla de este modo, que sugiere falta de confianza en la acogida del público. Porque la cinta es ambiciosa de producción, combinando imagen real y animación, tiene nuevamente canciones de Alan Menken, y recupera a muchos de los actores del film original, entre ellos a Amy Adams, Patrick Dempsey, James Marsden e Idina Menzel.

Además, la idea de dar la vuelta a la tortilla del planteamiento de "pez fuera del agua", con una vida real anodina que hace que se añore la vida de los cuentos, y en que la bondadosa Giselle pueda no serlo tanto, podría haber dado bastante juego. Pero lo que de verdad es anodino y algo cansino es el modo en que desarrolla el film Adam Shankman, donde se acaba arriesgando poco en el duelo de villanas que podrían haber propiciado los personajes de Giselle y Malvinia (Maya Rudolph), y se acaba confiando todo a canciones, efectos visuales y muchos rayos y centellas mágicos, con citas de cuentos como la del reloj que marcará pronto la medianoche en que se terminan los encantamientos... o no. Mientras que al otro conflicto de madrastra y adolescente, le falta un hervor, a Adams no se le ve del todo cómoda, y la jovencita Gabriella Baldacchino hace lo que puede en su primer papel de entidad en pantalla.

Queda así un entretenimiento familiar que tiene un pase y poco más, no es memorable, y le falta el sentido del humor del original, el nuevo libreto en que han intervenido hasta cuatro personas, para acabar dándole forma Brigitte Hales, acude a clichés de esos tipo “la magia está en el interior, y no en las varitas” o algo así.