Entrevista a Isabel I, La Católica. Por Alonso de Madariaga - La Paseata

Entrevista a Isabel I, La Católica. Por Alonso de Madariaga

Dedicado a todos aquellos españoles que lucharon durante ocho siglos contra los alfanjes morunos y posibilitaron la Reconquista de Hispania… y a la más grande, Isabel La Católica, de quien Ramón Menéndez Pidal escribiría con respecto a su esposo Fernando: “fue la sumisa grandiosa… disimulaba su superioridad haciendo digna la sujeción del hombre”.
imagen de la Virgen de Covadonga

     Alonso ha viajado ilusionado a la génesis de la Reconquista, a Cangas de Onís, para entrevistar a la persona que posiblemente ha tenido el mayor impacto en la historia de España. Acaba de desayunar y se encuentra en la puerta del Gran Hotel Pelayo situado en las estribaciones del monte Auseva, junto a la Santa Cueva de Covadonga. A pesar de la proximidad de la gruta por la que se accede al santuario, prefiere bajar la cuesta hasta el estanque al pie de la histórica caverna. Una vez allí, alza la vista y contempla un cuadro impresionante: la Cueva, el Chorrón de agua que cae en el estanque y la pequeña capilla alojada en el interior de la cavidad como si de la cuenca de un inmenso ojo se tratara. Es entonces cuando Alonso se abstrae y recrea en sus pensamientos la heroica victoria del rey don Pelayo y un puñado de hombres que emboscados en la Cueva esperaron escondidos a que el ejército del emir Alahor ―al mando de su lugarteniente Alkama― pasase por un estrecho valle donde se combatiría ferozmente en la que la posteridad conocería como la batalla de Covadonga. Fue la primera victoria de los cristianos contra el invasor musulmán y el principio y origen de la Reconquista… la génesis.      Terminada la visión, Alonso decide subir por la Escalera de la Promesa, los 101 escalones que le separan de la Cueva, donde está ubicada en la oquedad la imagen de la Virgen de Covadonga. Ante ella se arrodilla, besa su manto, hace una breve oración, se persigna y se yergue. Retrocede unos pasos y encuentra encajada en la pared de la caverna la tumba de don Pelayo cuya inscripción dice: «Aquí yace el Rey Don Pelayo, electo el año 716, que en esta milagrosa cueva comenzó la restauración de España. Vencidos los moros, falleció el año 737 y le acompaña su mujer y su hermana». Al girar la cabeza hacia su izquierda, hacia la Virgen, ahora contempla a Isabel I sentada en la silla cátedra labrada en piedra sobre dos oseznos en su base. Se yergue al notar la presencia de Alonso. Tiene un gran parecido a su abuela, Felipa de Lancaster, es alta y rubia, de tez blanca, ojos entre verdes y azules que respiran inteligencia y sensibilidad… características de los Trastámara. Estoy ante la persona más grande que España haya tenido. Entre tantos reyes y entre tantos siglos, fue una joven princesa la encargada de la regeneración social y espiritual de una nación en lucha consigo misma en un todos contra todos.

Entrevista a Isabel I, La Católica

ALONSO DE MADARIAGA

     Majestad, ¿por qué ha escogido este insigne lugar?

ISABEL I, LA CATÓLICA

     Han pasado trece siglos… Todo empezó en el año 711 d. C. con el desembarco de las tropas musulmanas del general bereber Táriq ibn Ziyad en Gibraltar y su raudo avance imparable hacia el norte, llegando a dominar hasta el sur de Francia. Sólo los astures —con Don Pelayo al frente— en la batalla de Covadonga (722 d. C.) resistieron y les pararon los pies, iniciándose la recuperación del territorio hispano invadido por los musulmanes. Una batalla que cambiaría la historia de España y del mundo. Tuvieron que pasar un siglo tras otro, ocho, hasta que en el 2 de enero de 1492 los moros se rinden y el rey nazarí Boabdil nos entrega las llaves de Granada a los Reyes Católicos, Isabel y Fernando. La conquista de Granada fue una epopeya y supuso una verdadera liberación para la población cristiana cuyo culto había estado prohibido. Fue la cumbre de mi reinado la recuperación de Hispania con la ayuda de Dios. Sin embargo, es aquí en Covadonga, donde con la primera victoria sobre las invasoras huestes sarracenas comenzó la Reconquista o la recristianización. La nuestra es una raza que fue acrisolada en una lucha de ochocientos años contra el mahometano invasor, una que asombraría al mundo con la primera globalización y con la explosión de las artes, ciencias y talento durante el Siglo de Oro español. Europa nos debe el que no impere la sharía y que el cuscús no sea el plato típico europeo. La rendición y entrega de Granada supuso el fin al objetivo expansionista del islam de conquistar el mundo. Un choque entre civilizaciones, entre dos mundos, del que afortunadamente salió triunfante la España cristiana de hombres libres. Una victoria trascendental para toda Europa en un momento angustioso y desesperanzado de la historia cuando hacía medio siglo que Constantinopla había sucumbido ante el imperio otomano. Con la toma de Granada renacía la esperanza para el cristianismo y el resurgir de Europa cual ave fénix. 

ALONSO

     ¿Cuál es la España que te encuentras cuando te hacen reina?

ISABEL I 

     En el orden interno, a mediados del siglo XV España estaba dividida en cinco reinos: Portugal, Navarra (en los Pirineos), Aragón, Granada y Castilla (abarcaba desde el mar Cantábrico hasta Cádiz —Murcia, Extremadura, Andalucía, Galicia, Asturias, Vizcaya, Guipúzcoa y Álava—). Si algo debilitaba a nuestra nación era la desunión o descentralización del poder con el consiguiente conflicto de intereses por pura rivalidad. Esto trajo sangrantes guerras civiles por la sucesión al trono en tal o cual reino junto con la nobleza azuzando el fuego de la contienda en busca de arrimar la ascua a su sardina. La oscuridad y las tinieblas reinaban en España. Por este motivo, tanto Fernando como yo, pensando en la reconstrucción interior de España priorizamos tres líneas de actuación: defenestrar a la nobleza suprimiendo sus privilegios, buscar la unidad geográfica y religiosa y la expansión exterior. No podíamos permitir otro Estado dentro del Estado y para esto hubo que centralizar el poder. La tiranía y las arbitrariedades de la nobleza eran un verdadero problema, por cualquier pretexto se alzaban en armas menospreciando tanto las leyes humanas como las divinas. El poder de Estado estaba repartido entre la nobleza pues en última instancia tenía el poder de las armas y lo utilizaban en provecho propio, ¡si se atrevían a usurpar las propiedades de la Corona qué no les pasaría a los súbditos! La rapacidad y la corrupción era una verdadera epidemia cuando llego al trono. Los castillos de los nobles se habían convertido en cuevas de saltadores. Imperaba el régimen del Favoritismo. Habían olvidado que los gobernantes no son los dueños de los caudales públicos sino los administradores, provocando que le presión fiscal fuera tal que cada vez quedaban menos contribuyentes y los que resistían tenían que soportar una carga mayor atrapados en un círculo vicioso, destructor y diabólico que abocaba al país a su ruina económica. Aquello era un sindiós que generaba el caos social y la inseguridad, donde imperaba la ley del más fuerte y donde se empujaba al más débil contra la pared, algo que astutamente aprovechaban nuestros enemigos externos para debilitarnos aún más. Para acabar con la anarquía tuvimos que transformar aquella multitud de pandillas armadas en un ejército. La combinación de mi firme determinación por acabar con el caos a través del imperio de la justicia unido al genio y el valor militar de Fernando garantizó el derecho a la vida y a la propiedad pacificando de esta manera a la sociedad y en última instancia haciendo viable la existencia España como nación. Éramos los reyes y nuestro deber era reinar, nos debíamos a nuestros súbditos, no les podíamos fallar. A grandes males, grandes remedios.

ALONSO

     Tu análisis sobre la España actual, la del siglo XXI. ¿Qué futuro tenemos como nación?

ISABEL I

     En España, la casta política nos ha camelado con que la descentralización es la panacea a todos nuestros males, sin consideración alguna a lo que nos enseña la historia de nuestra patria. Cuando es al revés, la centralización, un Estado fuerte, es lo que posibilita que todos seamos iguales ante la ley. O sea, garantiza nuestros derechos como individuos por encima de los territorios. El Estado de las autonomías ha sido un retroceso monumental, una vuelta a los reinos de taifas… a los conflictos de intereses, debilidad que saben explotar los enemigos internos y externos de la nación. Además, es un sistema político que atenta contra los derechos que dice proteger. De hecho, en lo que respecta a los derechos individuales, los territorios se arrogan o usurpan derechos que pertenecen a los individuos. Por ejemplo, yo como español tengo todo el derecho del mundo a ser escolarizado en castellano en toda España, sin embargo, en la práctica unos supuestos “derechos históricos” de unas regiones me privan de ese derecho como ciudadano, incluso me pueden sancionar administrativamente si decido voluntariamente rotular mi negocio en español. Por otro lado, la deriva descentralizadora o disgregadora del Estado se basa fundamentalmente en el egoísmo, la insolidaridad, lo que la hace muy peligrosa, pues una vez se inicia… ¿Dónde está el límite? España camina hacia una cantonización, o sea, a su desaparición como nación debido a estas dos fuerzas destructivas: las internas y las externas.

     Por otra parte, esta descentralización del Estado al gusto de la calaña política tiene un impacto negativo en el bolsillo del apoquinante neto, el ciudadano, que es quien en última instancia paga la «convidá» del festín Autonómico. Convertir un Estado austero y funcional en 17 miniestados o reinos de taifa, con sus respectivos parlamentos y sus mastodónticas estructuras funcionariales… sólo se le ocurriría a quien asó la manteca. Una de mis preocupaciones que reflejé en mi testamento fue precisamente el de reducir el número de cargos oficiales por el descomunal gasto que esto suponía y por el perjuicio que ocasionaba en la población que era en última instancia quien pagaba el festín de los políticos.

     Una segunda amenaza es la externa. Un país que renuncia a su soberanía depositándola en un ente supranacional se convierte en una provincia de este, en su esclavo. Desde el exterior la España actual ha sido colonizada, invadida por nuestros enemigos, personas e instituciones supranacionales que suponen una amenaza para nuestra supervivencia como individuos y como sociedad, como grupo, como nación. Todos tenemos el deber de luchar por nuestro país, por España y no por espurios intereses extranjeros. Podemos parecer pocos y débiles, como don Pelayo y sus hombres, pero tenemos por delante una tarea similar… la Reconquista II. Cada uno desde su profesión, con sus capacidades y medios tenemos el deber de recuperar nuestra soberanía perdida como nación y nuestra libertad como individuos. La ecuación es simple: la unión nos hace fuertes y la desunión nos debilita. Ser o no ser, esa es la cuestión…   

ALONSO

     ¿Por qué la denominación “Reyes Católicos”?

ISABEL I

     “La Católica” fue un título que me concedió el papa Alejandro VI y que quise compartir con mi marido. Mientras que Fernando se concentró en combatir al Turco y alcanzar la hegemonía española en el Mediterráneo, yo me focalicé en concluir la Reconquista y la consolidación del Estado a través de la política religiosa. Como nación, nos habíamos desangrado durante ocho siglos en crueles luchas entre los reinos cristianos y los reinos de taifas musulmanes, dejando una dolorosa huella indeleble grabada a fuego en todos nosotros. Había experimentado en mis carnes las crueles luchas intestinas que provoca la desunión religiosa en una nación y decidí centrarme en la unidad política y religiosa, por dos razones principales: por la viabilidad de un Estado centralizado que garantizase los mismos derechos a todos los súbditos y porque siempre creí ―y creo― que era mi obligación cristiana posibilitar y abrir las puertas de la salvación a todos ofreciéndoles la conversión. (1) Necesitábamos que todos estuviésemos sometidos al mismo principio de autoridad, a las mismas leyes. No podíamos consentir competir con otro “ordenamiento jurídico” paralelo por encima del Estado fuese este regional o religioso como era la sharía. Quería conciliar a todos en la justicia buscando la cohesión del país, me empeñé en una justicia con los ojos vendados que tratara por igual al rico que al pobre. Éramos una sociedad cansada del daño causado por la desunión y desavenencias de los reinos hispanos, por sus luchas fratricidas. El mundo, nuestro mundo, era uno netamente religioso y la pugna por la hegemonía tenía un fundamento religioso y nuestro pilar fundamental era el cristianismo. Esto no se puede entender cabalmente en el siglo XXI sumida España y Occidente en una sociedad deliberadamente agnóstica cuando no atea. Sólo desde esa perspectiva se puede uno acercar al estudio de nuestra época y el de los porqués.

ALONSO

     ¿La expulsión de los judíos?

ISABEL I

     Fui una hija de mi tiempo. Todos los reinos de Europa habían eliminado el judaísmo, la excepción era España. Una corriente que había asolado a Europa hasta que finalmente llegó a España (2). Francia ordena la expulsión de los judíos en cuatro ocasiones (1182, 1306, 1322 y 1394) y confiscación de sus bienes. En el 1290, Eduardo I de Inglaterra ordena la expulsión masiva de los judíos. En el 1421 en Austria, estalla una gran persecución contra ellos con la quema de 270 judíos y confiscación de bienes. Parma (Italia) en el 1488. Ducado de Milán (Italia) en el 1490. España, en el 1492. Lituania (1495). Portugal (1496). Estados Pontificios (1569). Los partidarios de la leyenda negra se han cebado con España. Asumo mi responsabilidad pero no puedo responsabilizarme por lo que hicieron otros antes y después de mí. En mi defensa diré que los judíos expulsados de Europa durante siglos encontraron refugio en España y especial protección de la Corona por la parte que me toca. Nunca tuve animadversión hacia los judíos, fueron súbditos fieles y por eso me rodeé de ellos en la corte y les otorgué las más altas dignidades y los puestos de mayor confianza (3)

“A decir verdad, la historiografía del siglo XIX mostró dos visiones en apariencia contradictorias sobre la Expulsión de los judíos de 1492. Como explica María Elvira Roca Barea en «Imperiofobia y leyenda negra» (Siruela, 2017), en los siglos XIX y XX el antisemitismo en la leyenda negra española «se expresó en dos vertientes, una nueva y otra vieja». La vieja era archiconocida desde los tiempos de la presencia española en Nápoles, Milán y Sicilia, donde los italianos, y posteriormente las otras naciones europeas, habían calificado a los hispánicos como «marranos» por los muchos siglos en los que cristianos, musulmanes y judíos habían convivido en la Península. Para Lutero, Voltaire y otros pensadores nadie había más semita en Europa que los españoles por haber mezclado su sangre. De ahí su decadencia, argumentaban.

Las corrientes de racismo científico surgidas en el siglo XIX, donde los anglosajones ocupaban la cima de las razas, retomaron esta idea de que los españoles eran una raza irremediablemente inferior y degenerada por la contaminación semita. El mestizaje explicaba, en su opinión, la decadencia del Imperio español que en el siglo citado vivió su periodo más declinante” (4).

     Como explicaba anteriormente, nuestro mundo fue uno religioso, teocrático, donde lo familiar, social y político formaban un todo con el hecho religioso. Durante trescientos años estuvimos luchando los cristianos contra los mahometanos en las Cruzadas para recuperar los “Lugares Santos” (1096-1291 d. C.) y durante ochocientos años para recuperar la España cristiana. Como apunta certeramente Luis Suárez Fernández (Real Academia de Historia): “Pues la Monarquía se asentaba sobre el principio de que la religión católica era el signo de unidad y la condición indispensable para ser considerado súbdito y, en calidad de tal, recibir el status de libertad personal con los derechos naturales fundamentales(5). Con todo el dolor de mi corazón, a los judíos les dimos dos opciones: bautizarse como cristianos y ser reconocidos como ciudadanos de pleno derecho o coger sus pertenencias y marchar de España. Muchos se convirtieron en primera instancia. Otros optaron por partir pero más tarde volvieron y pudieron recuperar sus pertenencias que vendieron, recomprándolas. ¿Me preguntas si cometí errores…? Sí. Sin duda. Fruto de mi piedad religiosa.

ALONSO

     El descubrimiento de América.

ISABEL I

     Fernando se ocupaba con éxito de la política exterior y no apostó por la aventura de Colón… demasiado arriesgada y sin visos de éxito. Pretendía Colón llegar a China sin pisar tierra, por mar, ¡una locura! Todos mis consejeros pensaban que los planes de Colón pertenecían a la esfera de los sueños, producto de su desbordada imaginación pero que carecían de fundamento y constituían una imposibilidad. Colón había presentado su proyecto a multitud de príncipes y reyes y todos lo habían tomado por un loco. Cuando vino a mí, su plan parecía temerario y arriesgado pero la intuición femenina me llevó a asumir la empresa de embarcarnos en una aventura con un riesgo económicamente moderado en comparación con los beneficios comerciales de llegar a China por vía marítima y las posibles islas que podríamos descubrir más allá de las Azores y Canarias. El descubrimiento del Nuevo Mundo supuso el encuentro entre dos mundos en los que desconocíamos la existencia el uno del otro… la unidad del globo terráqueo. Fue la primera globalización y la multiplicación de las Españas más allá del charco. Implicó una fusión y un mestizaje enriquecedor que el resto de Europa siempre vio con aversión y envidia. Pero Hispania siempre fue un crisol de culturas y mestizaje a pesar de las paranoias, mitos y leyendas del Rh- sostenidas por el racista de Sabino Arana (6) y el KKK catalanista.

ALONSO

     Los partidarios de la leyenda negra afirman que España no dejó títere con cabeza allá en el Nuevo Mundo, negándoles a los nativos el derecho a la vida y la propiedad.

ISABEL I

     Los únicos que no se mezclaron con los nativos del Nuevo Mundo e hicieron una escabechina con los nativos fueron los anglosajones y franceses, los enemigos de España en general. Basta observar cómo desde Méjico hasta Tierra de Fuego nos encontramos a una América mestiza porque los españoles nos mezclamos con ellos de igual a igual. Todos eran súbditos del reino de España con los mismos derechos, no había colonias. Sin embargo, más allá de Méjico, hacia el norte, los poquísimos indios que dejaron vivos los anglosajones los mantienen a día de hoy en reservas, como en un museo. Dicho esto, he de precisar que mi persona estaba profundamente influenciada por la moral cristiana donde el hombre por el hecho de serlo había sido creado a la imagen y semejanza de Dios y por lo tanto era un hijo de Dios, no una bestia. De ahí que antes de morir (1504), en mi testamento y codicilo, me aseguré de este extremo dejando impresa mi clara voluntad de que todos mis súbditos fueran tratados como iguales ante la ley, prohibiendo la esclavitud y dando origen al derecho de gentes o las reglas jurídicas predecesoras del derecho internacional y de lo que posteriormente se ha venido a llamar la primera declaración de los derechos humanos. Posteriormente, en el 1789 los franceses se apuntarían el tanto. Doscientos ochenta y cinco años antes que los franceses este fue mi legado:

«E que en ello pongan mucho diligençia, e no consientan nin den lugar que los yndios, vezinos e moradores de las dichas Yndias e Tierra Firme, ganadas e por ganar, reçiban agravio alguno en sus personas ni bienes, más manden que sean bien e justamente tratados, e si algund agravio han reçebido lo remedien e provean por manera que no se exçeda en cosa alguna lo que por las letras apostólicas de la dicha conçessión nos es iniungido e mandad» (7).   

     ¿Nuestro pecado como nación? Hemos permitido que los enemigos de España nos coman la merienda. O sea, los anglosajones y franceses nos han escrito la Historia de España y nuestras élites apesebradas andan pidiendo perdón por ser españoles. Este es el drama. 

ALONSO

     ¿Qué importancia tiene la educación?

ISABEL I

     Primero, tuve la fortuna de que mi madre inculcase en mí unos sólidos principios religiosos que moldearon mi persona y modo de gobernar. Por otra parte, la corte era un centro de sociabilidad regulado por unas normas de comportamiento y de etiqueta que tenías que aprender desde muy joven sí o sí, y si ibas a ser reina, todavía eran más exigentes. En este ambiente el adjetivo de culto se le aplicaba a quien tenía cierto acervo intelectual y moral. Aparte de adorar a Dios, también idolatrábamos el conocimiento y la razón, la reflexión y la conciencia crítica. De manera general, el lado positivo del dicho “De aquellos polvos vienen estos lodos” lo tenemos en la Escuela de Salamanca y la eclosión de las ciencias y las artes en el Siglo de Oro español. En esencia: no había espacio para estudiar las matemáticas con perspectiva de género sino que era todo lo contrario basándose en dos premisas: hincar codos y la letra con sangre entra. No era posible recurrir al consabido “¡Ay padre mío, páseme usted el río!”. Se nos exigía esfuerzo y dedicación… había que echar las asaduras.

     A nivel particular, entre los 15 a los 17 años de edad, uno de mis maestros era el agustino Martín Alonso de Córdoba, fue catedrático de Teología y Filosofía en la universidad de Salamanca. Un firme defensor del derecho de la mujer a reinar. De hecho, se encargó de mi educación para llegar a ser reina y escribió (1469 d. C.) un Specula principum ―el arte de gobernar―, un tratado ex profeso para mí El jardín de las nobles doncellas (8), antes de que me casase con Fernando. Un tratado capital que siempre me acompañaría por haber contribuido poderosamente en la formación de mi personalidad y mi modo de reinar. Me ocupé de la formación moral e intelectual de los jóvenes en la corte, de que tuviesen la mejor educación posible. Fomenté en la corte la pasión por los libros. El reino necesitaba de personas con virtudes y preparadas académicamente para crear un aparato de justicia que llegase a todo rincón de España para impartir justicia y para el buen gobierno del Estado. Con respecto a la justicia en un sentido amplio, creo que don Miguel de Cervantes supo sintetizar las líneas maestras de mi reinado en los consejos que dirigió Don Quijote a Sancho Panza:

«Hallen en ti más compasión las lágrimas del pobre, pero no más justicia que las informaciones del rico. Procura descubrir la verdad por entre las promesas y dádivas del rico como por entre los sollozos e importunidades del pobre. Cuando pudiere y debiere tener lugar la equidad, no cargues todo el rigor de la ley al delincuente, que no es mejor la fama del juez riguroso que la del compasivo. Si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia» (9).

     Con respecto a la importancia de la educación el monarca ha de dar ejemplo, tanto mis hijas como las damas de la corte tomábamos lecciones de latín con la mejor, Beatriz Galindo —La Latina(10), que a sus dieciséis años con su conocimiento y dominio del latín dejó boquiabierto al claustro de la Universidad de Salamanca. Valoraba el mérito y el talento, por eso me encargué de escoger y rodearme de los mejores, ¡cosa que no puedo decir de Perico I emperador de España! (11) Le traje a la corte como preceptora de latín. De ahí su sobrenombre de La Latina ―no había cuotas por sexos, se seleccionaba a los mejores en función del mérito―. El latín era fundamental para conocer el valor de las palabras y poder hablar con propiedad, transmitiendo las ideas con precisión y exactitud. La corte tenía que poner el ejemplo en el que debían mirarse los súbditos. En resumen, yo tenía una doble responsabilidad: ser una gran reina para España y un modelo a seguir para todas las mujeres ya que mis errores serían más visibles para todos y también más criticados. A su vez, mi modelo a seguir era la Virgen María, protegiendo y velando por el bienestar de mis súbditos.

     Por otra parte, había visto las nefastas consecuencias del reinado de mi hermanastro Enrique IV. Era un especialista en sacar de la nada a un donnadie ―académicamente hablando― para otorgarle las más altas responsabilidades en la Corte… desplazando a las personas más cualificadas. El favoritismo era el cáncer que carcomía el reino. Por mi parte, siendo aficionada a las letras, me parecía aquello un despropósito y un atentado contra nuestra nación al privarle de las mejores mentes.

ALONSO

     ¿Cómo es que te casas con Fernando?

ISABEL I

     Desde muy jovencita, mi hermanastro, el rey, veía en mí una pieza a sacrificar con la que formar nuevas y convenientes alianzas con otros reinos y por este motivo especulaba ―sin contar con mi voluntad― con una serie de candidatos que pudieran casarse conmigo. En aquellos tiempos la conveniencia de los pactos políticos desplazaba los dictados del corazón. Recuerdo que no habiendo salido aun de la niñez ―con nueve años― ya se concertó mi matrimonio con un vejestorio que me llevaba treinta años, el enmadrado e indeciso de Don Carlos Príncipe de Viana I. Alcanzó un acuerdo con mi hermanastro Enrique IV para este fin tan conveniente para ellos como de inconveniente para mí. Afortunadamente, el indeseado novio como llegó se fue, providencialmente al año siguiente falleció, unos dicen que de tuberculosis y otros más desconfiados creen que el propio padre le dio un jicarazo mandándolo al más allá vía expeditiva. Siendo soltera, por asuntos sucesorios al trono ―era una de los Trastámaras―, estuve seis años encerrada en el palacio que mi hermanastro Enrique IV tenía en Segovia, aquella era mi prisión. A todo esto, en una de estas revueltas sucesorias, el bando de mi hermano Alfonso me liberó del palacio donde estaba recluida, sin embargo, les puse una condición: que juraran que nunca me obligarían a casarme contra mi voluntad, como mucho podrían proponerme candidatos pero debería ser yo quien en última instancia escogiese al pretendiente. Teniendo yo quince años de edad, debido a la lucha por el poder y por dichos pactos sucesorios, me adjudicaron por arte de birlibirloque a otro carcamal que me llevaba otros treinta años, un tal Pedro Girón, Maestre de Calatrava. Esta puñalada trapera me angustió sobremanera ―no probé bocado― y le pedí a Dios que me ayudase quitándome el pretendiente carcoma de en medio o que me llevase con Él a los cielos: o él o yo. Me sentía como nuestro Señor Jesucristo en el jardín de Getsemaní poco antes de prenderle para matarle: “Y adelantándose un poco, cayó rostro en tierra, y suplicaba así: «Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa, pero no sea como yo quiero, sino como quieras tú»”. Dios se apiadó de mí y el repulsivo Pedro Girón enfermó y falleció durante el viaje que realizaba para casarse conmigo. Después de todo tuvo suerte el viejo verde, yo tenía un puñal escondido para clavárselo en el corazón en cuanto se me acercase lo suficiente. También me quisieron endilgar como pretendiente al hermano de Luis XI de Francia, le di calabazas para que pudiera hacer mermelada en la corte francesa… se rebotaron los gabachos. Desde jovencita otros se habían tomado la libertad de decidir a mis espaldas sobre mi persona queriéndome endosar en repetidas ocasiones a muermos como pretendientes. Otro que mi quisieron engargantar fue al duque de Gloucester, hermano de Eduardo IV, de Inglaterra y le dije que nones… junto con él di pasaporte a la salsa de Gloucester.  La gota que colmó el vaso fue cuando mi hermanastro y rey, faltando a lo pactado en los Toros de Guisando, me propuso por segunda vez al despechado, presuntuoso y viudo Alfonso V de Portugal para apartarme por la lucha al trono de Castilla y fue cuando me di cuenta del mal ojo de mi hermanastro buscándome pretendientes y me dije a mí misma: “Me caso con Fernando y sanseacabó”. Dicho y hecho. Me casé en el 1469 en Valladolid, en el palacio de Juan de Vivero ―mi residencia como princesa― sin contar con el plácet de mi hermanastro y este al enterarse se rebotó. Entonces le dije: “¡Esto es lo que hay”! ¡Y me quedé tan pancha! Al año siguiente, mi hermanastro se vengó y apoyado por los franceses, leyó en Val de Lozoya un manifiesto en el que yo perdía el título de heredera al trono por haberme casado sin su aprobación, tal como se establecía en el tratado de los Toros de Guisando. A todo esto, en la competencia por el trono sentía el aliento en mi nuca de Juana la Beltraneja.

     Al hacerlo a escondidas, nos casamos con una mano delante y otra detrás ―tuvimos que pedir dinero prestado para la boda―. Sin embargo, lo mejor que me pudo pasar fue relegar a un lado la voluntad y los intereses de todos los celestinos entrometidos en mi vida y centrarme en mi voluntad de casarme con Fernando como paso previo para la reunificación de España. Con dieciocho años él y yo con diecinueve nos casamos. Una vez casados, mi hermanastro se encargó de que experimentáramos en nuestras carnes el refrán “Contigo, pan y cebolla”. Fui fiel a él aún antes de casarnos y lo sería el resto de mi vida. Como he explicado, estuve un día y una noche sin probar bocado y sin dormir pidiéndole de rodillas a Dios que me llevase con Él antes de que el petardo y vejestorio de don Pedro Quirón desplazase a Fernando como pretendiente. ¿Qué si defendí mis derechos como persona y como mujer antes de la aparición de ágrafos y tarugos oportunistas como tucanes y monteros…? ¡Por supuesto. Yo lo tenía claro: antes muerta que sencilla. No podía ser reina de la primera nación de Europa si primero no lo era de mi persona. Dicho esto, siempre le profesé a Fernando un profundo amor y hasta la hora de mi muerte reconocí en él al mejor rey que podía tener España. 

ALONSO

     ¿Fuiste celosa?

ISABEL I

     Sí. Mucho. Desde el origen de los tiempos ha habido mucha pelandusca buscando a toda costa fama, poder y riquezas. No he sido ingenua, sé que la mujer es una loba para con la mujer. Este tipo de mujer es una depredadora en busca de presas y hará todo lo posible por quitarte el marido, por depredarle. De modo que, siempre estuve atenta a mis posibles rivales. Partí de una premisa: “Quien quita la ocasión quita el pecado”. Me preocupé de que en la corte las mujeres que rodeaban a Fernando fueran más virtuosas que hermosas. (12)

ALONSO

     El yugo y las fechas, el lema “Tanto monta”, el águila nimbada, ¿Qué significan?

ISABEL I

     No fui educada para ser un florero ni una reina consorte sino para reinar, para ejercer el poder plenamente. Fernando y yo éramos dos cuerpos pero una voluntad, la unión era nuestra divisa. Él supo aceptar una justa partición de poderes a pesar de que quienes le rodeaban de las cortes de Aragón cuestionaban mi cualificación para reinar por el hecho de ser mujer y exigían todo el poder para el rey. Sin embargo, una junta arbitral sentenció que me correspondía ceñir la corona y reinar con plenos poderes. Fernando y yo llegamos al acuerdo de que todas las cosas se efectuarían en nombre “del Rey y la Reina”. Conseguimos que dos monarquías estuviesen gobernadas por un solo cetro. Después de todo, yo no estaba ocupando la posición de reina por cuota alguna ni por ser la hembra del macho alfa sino porque estaba perfectamente educada y cualificaba para ser reina de España. Como escribiría de mí don Modesto Lafuente: “Supo moderar con suavidad las aspiraciones del aragonés, y reducirle con su prudencia á aceptar un convenio de justa partición de poderes y de mando” (13). Fernando tenía una profunda inteligencia política y era aguerrido e impetuoso, ayudándole yo a templar su impaciencia hasta que fuese el momento oportuno de actuar. Después de todo, a quienes depositaron su confianza en mí no les defraudé, como escribiría el diplomático italiano Baltasar de Castiglione en el 1528: “¿Qué rey o qué príncipe hemos visto en nuestros días, o hemos oído decir que haya sido muchos años atrás en la cristiandad, que merezca ser comparado con la reina doña Isabel de España? ¿Qué rey?, respondió Garpar Pallavicino. El rey Don Hernando, su marido.”(14)

     En el emblema de España aparecía bajo las garras del águila el yugo con la cuerda desatada a su alrededor simbolizando que Fernando era merecedor de ser rey por haber sido capaz de desatar ―o llegado el caso cortar― el nudo gordiano por su decisión y éxito en intrincadas situaciones políticas, pues tanto monta cortar que desatar. En última instancia lo importante era resolver el problema. Sin embargo, mi persona es representada por el haz de flechas que aparece atado. Una fecha por separado se puede romper fácilmente pero todas juntas son irrompibles. Representa mi inquebrantable voluntad de mantener la unidad de España a toda costa. El águila nimbada era mi escudo personal que incorporamos de común acuerdo a nuestro escudo, el de España. Tenía inscrita una leyenda: «sub umbra alarum tuarum protege nos» [“protégenos bajo la sombra de tus alas”]. Aludiendo a la protección del apóstol san Juan.

     Se me cae el alma a los pies cuando observo cómo esta plutocracia, una España autonómica con su gangrenosa casta política ―que no tiene perdón de Dios― mantiene deliberadamente al pueblo español sumido en una sima de densa y profunda oscuridad con respecto a la Historia de España, su propia historia. La ignorancia es de tal magnitud que relacionan el águila de san Juan, el yugo y las flechas con algo facha. De la calaña política no podemos esperar nada bueno: no se puede pedir peras al olmo… y menos al alcornoque. 

ALONSO

     Como estrategia militar decía Julio César divide et impera. ¿Hubo intentos de meter cizaña entre vosotros dos por parte de enemigos internos y externos?

ISABEL I

     Era consciente de que el amor y la unidad inquebrantable que nos profesábamos Fernando y yo despertaba las envidias y celos entre nuestros enemigos. Estos intentaron meter cizaña en nuestra relación con el fin de debilitar y dividir la Corona de España… sin éxito, daban en hueso. Nuestro objetivo era lograr la unidad y lo mejor para España dejando de lado nuestros egos e intereses personales. Como don Pelayo y tantos otros que se sacrificaron dándolo todo por la patria durante ocho siglos de Reconquista. El gerundense y franciscano especializado en poligrafía Francisco Eiximenis (Ximénez) apuntaba este extremo

“Aunque algunos caualleros destos reynos quisieron poner discordia entre ella y el rey diziendo que el rey como varon hauia de gouernar. Y el rey y la reyna conosciendo la malicia dellos, se conformaron tanto que, viendo el rey la grande abilidad que la reyna tenia en la gouernacion, todas las cosas grandes remitia al buen saber y juycio de la reyna, porque sabia que tenia grande abilidad y buen sesso natural. Cosa fue de grande admiración y ejemplo: por que el señorio pocas veces o ninguna se acierta ser en compañía sin hauer alguna discordia”. (15)                

ALONSO

     ¿Cómo ves la España de Perico I?

ISABEL I

     España es un juguete que está en manos de naciones enemigas que quieren destruirnos. Por ejemplo, la existencia de ETA ya en democracia se debió al santuario que tenía en Francia. Una Francia que nos quería débiles y derrotados. Amistades peligrosas son estas naciones que han desindustrializado la nuestra, eliminaron el sector de automoción nacional, la siderurgia y la minería, se cargaron nuestra flota pesquera y nos han impuesto un sinfín de limitaciones a nuestra agricultura y ganadería. En ocasiones hay “dictaduras” que son mejores que ciertas “democracias”. ¡Con amigos así, quién necesita enemigos! Los enemigos externos e internos de Franco estaban esperando como buitres a que este falleciera para provocar la inviabilidad de España como un todo e iniciar el reparto del botín consecuencia de la descentralización y la desmembración de España en diecisiete reinos de taifas o bandos irreconciliables, con la consabida lucha a brazo partido entre las partes para hacerse con la mayor parte del pastel de los Presupuestos Generales del Estado (PGE). El desgobierno resultante y la inercia de esta deriva política nos lleva a una cantonización. La simonía y el nepotismo son la divisa que caracteriza a este corrupto sistema político. Estamos inmersos en un proceso de decadencia y disolución nacional ―en caída libre― impulsado por los enemigos internos y externos y por los entes supranacionales de los que España forma parte. ¿Qué diremos de la Justicia? No existe como poder independiente del Estado. No existe el freno de la ley que es lo que posibilita la convivencia en sociedad y evita que impere la ley de la selva. Nunca fue tan pisoteada y conculcada como lo es actualmente, pervertida para acomodarse a los intereses de políticos corruptos. Impera un sistema perverso, diabólico, donde no se respeta la propiedad privada ni la legítima autodefensa de tus propiedades y de tu misma vida. Ocupan tu vivienda y el propietario debe durante años correr con todos los gastos de los delincuentes. En lo que respeta a defender tu vida, debes dejarte matar para caer bien y no parecer facha. 

     Con respecto a la conciencia, ese resorte interno que nos permite a los humanos distinguir el bien del mal, los ciudadanos están siendo sometidos a un proceso de evisceración ―como las momias― para extraerla y erradicarla del ser humano, dejándonos interna y moralmente más secos que la mojama. Las élites necesitan un ser humano que deje de ser humano, sin un norte moral. Alguien que no objete ni presente escrúpulos ante la nueva amoralidad que se impone a machamartillo desde el Estado. Nos quieren dormidos y estériles, esto último en el sentido más amplio del término. La libertad de expresión brilla por su ausencia y la libertad a deambular por la calle con seguridad es un sueño roto por un machete con una hoja de sesenta centímetros de longitud. Las Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad de Estado (FFCCSE), quienes deben protegernos… no pueden proteger ni sus propias vidas. El Estado siembra el caos con la esperanza de que fruto de la desesperación, frustrados los ciudadanos le concedamos el poder absoluto, sin estar sometido al control del Poder Judicial. 

ALONSO

     Perico I el emperador de España, ¿es un castigo procedente de Dios por los pecados cometidos por nuestro país… o es un castigo del Diablo por haber sido Hispania la reserva espiritual del occidente cristiano?

ISABEL I

     El apóstol Santiago, Patrón de España, escribió: “Ninguno, cuando sea probado, diga: «Es Dios quien me prueba»; porque Dios ni es probado por el mal ni prueba a nadie. Sino que cada uno es probado por su propia concupiscencia que le arrastra y le seduce” (Santiago 1:13, 14). Sin duda, la humanidad en general y España en particular, se encuentra sumida en una lucha sin cuartel entre el imperio de la Luz y el de la Oscuridad. El Génesis hace referencia a la semilla de la serpiente (el Anticristo) que estaría en constante lucha con la semilla de la mujer… los hijos de la luz. En el año 2015 el satánico y globalista Club de Bilderberg ―donde realmente se decide el destino de los países y del mundo― invitó a su ultrasecreta reunión anual a tres españoles, Ana Patricia Botín (presidente del Banco Santander), Juan Luis Cebrián (presidente del Grupo Prisa) y Pedro Sánchez (secretario General del PSOE) (16). Dinero, medios de comunicación y candidato político: la santísima trinidad a la masónica, los tres elementos esenciales del triángulo que determina quién ganará las elecciones en un país determinado. En resumen, el Club secreto y nada democrático que decide quién gobernará España y la Unión Europea. Tres años después, en el 2018, el tahúr y pedante de Pedro Sánchez fue “elegido” presidente del Gobierno de España… y lo que te rondaré morena. ¿Casualidad o diseño? Ahora te invito a realizar un ejercicio: suprimes tu sentido del oído y únicamente utilizas el de la vista fijándote en los hechos de Perico I, ¿qué ves? Un zelote entre los zelotes entre los integristas religiosos de la Agenda 2030. Se rodea de ministros caracterizados por su rapacidad e insolencia… mercenarios sin amor a España. En esencia, existe cierto paralelismo con la España que dejó mi hermanastro al morir:

Así sucedió en Castilla en tiempo de Enrique IV. Despedazada la nación por los bandos, distribuidas sus rentas entre indignos parásitos, consentidas las mayores violaciones de la justicia, la fe pública escarnecida, en bancarrota el tesoro, convertida la corte en burdel, y la conducta privada tan licenciosa y audaz que ni aun trataba de cubrirse con el velo de la hipocresía, jamás había llegado el reino á tanto abatimiento, desde la gran invasión de los sarracenos(17)

     La España del siglo XXI es un cuerpo cadavérico postrado necesitado de que alguien o algo le insufle el espíritu de vida para que resucite. ¿Y con qué nos encontramos? Con una Educación decadente ideada por políticos sin escrúpulos cuyo objetivo es generar ignorancia y desidia entre el alumnado hasta que desaparezca el recuerdo de España en España. Por otro lado, nos damos de bruces con una ralea política que ha copado todos los cargos donde se vislumbre dinero o autoridad y está fuertemente unida por el lazo del interés común como si de una organización criminal se tratara. Las espléndidas fortunas de estos salteadores de caminos que se llaman a sí mismos políticos se han levantado a costa de la ruina de nuestra gran nación. En Perico I una cosa es segura: no encontramos en él un español de pies a cabeza… en nada, ni en lo que dice ni en lo que hace. El patrio Judas Iscariote en pantalón de pitillo se nos vende cual Don Quijote del siglo XXI. ¡Mal dolor le dé gachó! Perico I, rebuznando promete manjares del paraíso pero cuando te sientas en la mesa te sirve una mala sopa. Por obra y gracia del trilero repeinado, España se ha convertido en un país mendicante y en el paradigma de la arbitrariedad. Ha logrado que seamos una nación que languidece entre el funcionariado, el subsidio y la ‘paguica’ urbi et orbi… mendigándole al latin lover de la noche Dominicana el sustento, el miserable rancho. El hedonista caradura nos recomienda el estoicismo espartano a los ilusos vocacionales. Sugiere al pardillo integral ibérico el paso por la dura escuela del infortunio desde una perspectiva ecofeminista y transversal. Nos vende humo envuelto en nada. 

ALONSO

     ¿Qué le recomendarías a Perico I, el de la Tesis?

ISABEL I

     Primero, que cumpla su palabra y abandone el camino de la perdición que es el de la mentira intencionada: “Vosotros sois de vuestro padre el diablo y queréis cumplir los deseos de vuestro padre. Este era homicida desde el principio, y no se mantuvo en la verdad, porque no hay verdad en él; cuando dice la mentira, dice lo que le sale de dentro, porque es mentiroso y padre de la mentira” (San Juan 8:44). Después, que haga el camino de Santiago desde Roncesvalles, a pie, no en el Falcon. Él, en solitario, llevando la esclavina con las conchas. Debe pedir ayuda al apóstol Santiago, patrón de España que siempre se apareció a nuestros ejércitos y acudió en ayuda de nuestra nación en momentos de necesidad. El sátrapa enfundado en pantalón de pitillo y americana tasada precisa como el comer de una ruta cargada de espiritualidad e introspección que le conduzca a la moderación y la castidad. La senda de la redención pasa por abandonar los excesos de las noches locas y de desenfreno en República Dominicana y en una dieta frugal en el codiciado Falcon. Le aconsejaba Don Quijote a Sancho: “Come poco, y cena más poco, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago. Sé templado en el beber, considerando que el vino demasiado ni guarda secreto ni cumple palabra. (18) Precisa inaplazablemente hallar la débil y tenue luz que aún pueda morar en él para disipar las tinieblas en las que vive y se regodea. Ha de emprender el vía crucis que le haga recapacitar en todo el daño que ha causado y está causando a España ejerciendo sumisamente de alguacilillo de Mohamed VI quien le ha prometido el oro… y el moro.

 

NOTAS__________

(1) Sáenz, B. (2016). Una visión sobre el testamento y el codicilo de Isabel la Católica. ICADE. Revista De La Facultad De Derecho, (63), 113–152. Recuperado a partir de https://revistas.comillas.edu/index.php/revistaicade/article/view/6459 

(2) Durwin, S. (2023, 31 de marzo). Las mentiras sobre la expulsión de los judíos de 1492 por parte de los Reyes Católicos. El Debate. https://www.eldebate.com/historia/20230331/mentiras-sobre-expulsion-judios-1492-parte-reyes-catolicos_104785.html

(3) Zavala, J. M. (2017, 10 de septiembre). La «Corte judía» de los Reyes Católicos. La Razón. https://www.larazon.es/cultura/la-corte-judia-de-los-reyes-catolicos-JI15953684/

(4) Las mentiras que presentaron la expulsión de los judíos de España en 1492 como la ruina del imperio. (2017). esefarad.comhttps://esefarad.com/las-mentiras-que-presentaron-la-expulsion-de-los-judios-de-espana-en-1492-como-la-ruina-del-imperio/

(5) Suárez, L. (2024, 5 de abril). Biografía de Isabel I, La Católica. Real Academia de Historia. https://dbe.rah.es/biografias/13005/isabel-i

(6) Madariaga, A. (2024, 20 de abril). Entrevista a Sabino Arana. La Paseata. https://lapaseata.net/2024/04/20/entrevista-a-sabino-arana/

(7) De la Torre y del Cerro, A.; Alsina, E. (1974) Testamentaría de Isabel la Católica. Editorial: Impreso en Talleres Gráficos de Vda. De fidel Rodríguez Ferrán, Barcelona. ISBN : / C16G4 https://www.ub.edu/duoda/diferencia/html/es/primario16.html

(8) Córdoba, Martín de. (1542). El jardín de las nobles doncellas. Biblioteca Nacional de España. https://datos.bne.es/obra/XX2635460.html

(9) Cervantes, M. (1900). El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. Editorial: Vda. de Luis Tasso. Barcelona. Tomo II. p. 365. https://archive.org/details/elingenioso02cervguat/page/473/mode/1up?view=theater

(10) Madariaga, A. (2023, 14 de diciembre). Entrevista a doña Beatriz Galindo, La Latina. La Paseata. https://lapaseata.net/2023/12/03/entrevista-a-dona-beatriz-galindo-la-latina/

(11) Madariaga, A. (2024, 4 de marzo). Entrevista a Perico I emperador de España. La Paseata. https://lapaseata.net/2024/03/04/entrevista-a-perico-i-emperador-de-espana/

(12)  Rodríguez, N. y Bort, E. (2005). La invención de la mujer perfecta. La imagen de Isabel La Católica del XVI al XX. Editor: Fundación Española de Historia Moderna. p. 699. ISBN: 84-931692-2-6. https://digital.csic.es/bitstream/10261/145793/1/R.C.FEHM_Madrid_2005_1_p.691-708_Rodr%C3%ADguez_Bernal_y_Bort_Tormo.pdf

(13) Lafuente. M. (1888). Historia General de España. Editores: Montaner y Simón. Barcelona. Tomo octavo. p. 4. https://bibliotecadigital.jcyl.es/es/catalogo_imagenes/grupo.do?path=10071444

(14)  Boscán, J. (1984). El cortesano. Editorial: Espasa-Calpe, S. A. p. 256. ISBN 84-239-0549-7. https://archive.org/details/castiglione-baltasar.-el-cortesano-ocr-1984/page/n2/mode/1up?view=theater

(15) Ximenez, F. (1542).  Este deuoto libro se llama carro de las donas: trata la vida y muerte del hombre christiano. Es intitulado a la christianissima reyna d[e] portugal doña Catherina nuestra señora. Tiene cinco libros de grandes y sanctas doctrinas. Impreso en Valladolid por Juan de Villaquiran. pp.7, 99-100. https://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000092711&page=1

(16) López, J. (2015, 27 de septiembre). «Pedro Sánchez acudió a la última reunión Bilderberg». hoy.es (Extremadura). https://www.hoy.es/extremadura/201509/27/pedro-sanchez-acudio-ultima-20150927001703-v.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.hoy.es%2Fextremadura%2F201509%2F27%2Fpedro-sanchez-acudio-ultima-20150927001703-v.html

(17) Precott, G. (1855). Historia del Reinado de los Reyes Católicos, D. Fernando y D.ª  Isabel. Editores: Imprenta de Gaspar y Roig. p. 70 https://archive.org/details/historiadelreina00pres/page/n4/mode/1up?view=theater

(18) Cervantes, M. (1777). Vida y hechos del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha. Segunda parte. Capítulo XLIII. p. 779. Biblioteca Nacional de España. Imprenta de D. Manuel Martín. Madrid. https://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000191678&page=1

Alonso de Madariaga

Natural de una Barcelona maravillosa, abierta y cosmopolita que ya no existe. Exiliado lingüístico, hui de la dictadura del KKK catalanista. Heredé el humor de mi padre, Cervantes y Quevedo. Me gusta entrevistar (in absentia) a personajes públicos inaccesibles e importunarlos con preguntas políticamente incorrectas aderezadas con un puntito de ironía y de sarcasmo. ¡Vamos, que les ajusto las cuentas! Juré bandera en el Cuartel del Bruc. Licenciado en Criminología por la UNED.

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