Stéphane Degout triunfa con su primer Wozzeck - Ópera Actual

Stéphane Degout triunfa con su primer Wozzeck

Toulouse

22 / 11 / 2021 - Xavier CESTER - Tiempo de lectura: 4 min

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wozzeck-degout-tolouse-operaactual (1) Una escena del montaje de Michel Fau © Théâtre du Capitole / Mirco MAGLIOCCA
wozzeck-degout-tolouse-operaactual (1) Dimitri Doré (el hijo de Marie) y Stéphane Degout (Wozzeck) © Théâtre du Capitole / Mirco MAGLIOCCA
wozzeck-degout-tolouse-operaactual (3) Stéphane Degout (Wozzeck) y Sophie Koch (Marie) © Théâtre du Capitole / Mirco MAGLIOCCA

Théâtre du Capitole

Berg: WOZZECK

Nueva producción

Stéphane Degout, Sophie Koch, Nikolai Schukoff, Thomas Bettinger, Wolfgang Ablinger-Sperrhacke, Falk Struckmann. Dirección musical: Leo Hussain. Dirección de escena: Michel Fau. 19 de noviembre de 2021.

La nueva producción de Wozzeck en el Théâtre du Capitole de Toulouse tenía como uno de sus principales alicientes el debut de la mayoría del reparto en la magistral ópera de Berg. El foco de atención se centraba sobre todo en los dos protagonistas, Stéphane Degout y Sophie Koch. Por si aún hacía falta, el barítono francés ha reconfirmado por qué es uno de los cantantes más estimulantes de la actualidad.

La progresión hacia papeles más dramáticos ha sido inteligente y este Wozzeck encuentra a Degout en un momento de forma pletórico. La voz ha ganado densidad sin perder ni nobleza ni belleza, manteniendo la capacidad de ofrecer una gama enorme de matices e irisaciones, al servicio de una composición alucinada del personaje, un retrato que equilibra de forma magistral el desequilibrio mental con la condición de víctima aplastada por un sistema despiadado. El canto franco de Degout viene complementado por unas dotes actorales de primer nivel que le permiten adaptarse a montajes de todo estilo, en esta ocasión a medio camino de la pantomima granguiñolesca y la gestualidad del cine expresionista, con una sempiterna mirada enloquecida. Después de este debut afortunado, será apasionante seguir la evolución del Wozzeck del barítono francés. La sensualidad sonora y el fraseo penetrante fueron algunas de los atributos de la Marie de Sophie Koch, en una prestación en general satisfactoria sólo lastrada por algún agudo al límite.

"El canto franco de Degout viene complementado por unas dotes actorales de primer nivel que le permiten adaptarse a montajes de todo estilo"

El Capitole reunió alrededor de estos protagonistas un equipo vocal irreprochable, empezando por el Capitán viscoso y apropiadamente ridículo de Wolfgang Ablinger-Sperrhacke. Pese a que el personaje admite mayores dosis de truculencia, Falk Struckmann fue un Doctor rotundo, Nikolai Schukoff exudó petulancia y brutalidad como Tambor Mayor, Thomas Bettinger fue un Andres de canto luminoso y Anaïk Morel, una Margret impecable. El montaje daba un relieve inusual a los papeles de los dos obreros y el Idiota, circunstancia que Matthieu Toulouse, Guillaume Andrieux y Kristofer Lundin aprovecharon sin problema.

Leo Hussain mantuvo el pulso de la representación en una lectura que, sin renunciar a la herencia romántica (con pasajes de lirismo desbordante) ni a los ecos mahlerianos, hizo también justicia a la modernidad de la partitura de Berg, presentada en la orquestación reducida de Erwin Stein. La espléndida Orchestre du Capitole estuvo a la altura de su reputación, compacta en las explosiones más hirientes y delicada en los múltiples detalles solísticos subrayados por la batuta minuciosa del director británico.

Michel Fau volvía a Toulouse pocos meses después de su montaje de Elektra con resultados más convincentes. En el centro de su propuesta, el hijo de Marie, un omnipresente y espléndido Dimitri Doré, testigo silencioso de una historia de locura y muerte. Las referencias al expresionismo en boga en el momento del estreno de la ópera, tamizadas por un barroquismo visual no demasiado lejano a un Tim Burton, recrearon un mundo de pesadilla, de perspectivas imposibles y colores chillones, encarnado por el decorado de Emmanuel Charles, el vestuario de David Belugou y la iluminación de Joël Fabing. Rehuyendo cualquier atisbo de realismo sicológico, y siempre con el libreto como punto de partida, Fau enfatiza las apariciones fantasmagóricas que aterrorizan al chico, y presenta un Wozzeck al límite ya desde el primer compás, blandiendo la navaja como si fuera una extensión de su brazo. Y su brazo será lo último que veamos del soldado, engullido por el decorado. El chico quedará solo, acompañado únicamente por un Idiota de intrigantes referencias crísticas. Una producción potente a nivel visual al servicio de una magnífica lectura musical.  * Xavier CESTER, corresponsal internacional de ÓPERA ACTUAL