El asesinato de un gato (2014), de Gillian Greene

Sam Raimi, director de Spider-Man, apadrina como productor el debut como realizadora de su esposa, Gillian Greene, que hasta ahora había desarrollado una breve carrera como actriz en títulos como Galáctica, estrella de combate.

Clinton Mowsey, treintañero egoísta sin muchas perspectivas vitales, vive a costa de su madre, que le ofrece casa y comida y hasta le lleva en coche cuando lo necesita. Para sacarse algo de dinero, se le ha ocurrido vender viejos comics y figuras de acción en un puesto improvisado. Un día, justo después de despertarse, descubre a una multitud arremolinada en la calle en torno al cadáver de su gato, Mouser, sin que nadie sepa muy bien qué ha ocurrido. Decide investigar quién es el culpable.

Insulsa parodia del thriller, cuyo título y planteamiento traerá a la mente de los más veteranos El gato conoce al asesino, debut de Robert Benton, homenaje al cine negro que destilaba humor negro y sarcástico por momentos, donde un detective decadente buscaba al minino que tenía la clave de un crimen. Por desgracia, ésta ha sido rodado con menos talento.

De puesta en escena rudimentaria, y argumento predecible, los golpes de humor, casi siempre de tintes negros, tienen poca gracia. Pero lo que verdaderamente da al traste con cualquier posibilidad de que El asesinato de un gato sirva como entretenimiento menor no es otra cosa que la desastrosa interpretación del protagonista, Fran Kranz, más eficaz en pequeñas dosis en títulos como La cabaña en el bosque, que sobreactúa hasta la extenuación.

Tiene a su lado a la eficaz Nikki Reed, protagonista de Thirteen, y al gran J.K. Simmons, oscarizado por Whiplash. Pero éstos pocos pueden hacer para remontar el desastre.