�Mostr� siempre la mayor sangre fr�a, ni siquiera cambi� de color cuando caminaba de la prisi�n a la plaza donde fue ejecutado�. Este es un testimonio de alguien que asisti� al �ltimo paseo de William Walker a las 8 de la ma�ana del 12 de septiembre de 1860. El condenado, como el coronel Aureliano Buend�a de Cien a�os de soledad, acab� frente a un pelot�n de fusilamiento. Aunque es seguro que �l no evoc� cuando su padre le llev� a conocer el hielo, se acordar�a de su antiguo amor o har�a balance
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