«La venganza es un plato que se come frío» es una famosa frase que viene de la novela Las amistades peligrosas, de Pierre Choderlos de Laclos, escrita en el siglo XVIII. Se podría pensar que la autora Nieves Mories (Ávila, 1978) se decidió a escribir una historia que le hiciera toda la justicia a esa frase. En Agujeros de Sol (Dilatando Mentes editorial) tenemos una venganza que se planifica y ejecuta de manera impasible por una mujer que se encuentra rota en más de un sentido y que no solo lleva a los victimarios una justicia dilatada por las décadas, sino que desentierra más pecados y crímenes de los pensados. Mories sirve en esta obra una cena de navidad inolvidable, con ingredientes de horror que sazonan un encuentro familiar al que pocos querrían asistir.
Son varios los temas que transitan por esta obra: la familia, la maternidad, el amor tóxico (tanto filial como prohibido) y la lealtad producto del afecto verdadero.
La edición y presentación del libro que ha hecho la editorial Dilatando Mentes es bellísima. Las ilustraciones (a cargo de Juan Alberto Hernández) y la parte gráfica son muy acertadas y complementan la experiencia de lectura. Mories es autora además de Asuntos de Muertos (Ediciones el Transbordador, 2021), Todas las chicas descalzas (Dilatando Mentes, 2021) y Budapest (Obscura editorial, 2023), entre otros títulos.
Tras leer la novela, tuve la oportunidad de tener una charla con la autora:
¿Recuerdas cómo surgió esta historia?
¡Por supuesto! Recuerdo bien de dónde sale todo lo que escribo, generalmente, porque las mejores ideas me asaltan en los momentos más insospechados. Sucedió viendo una película cómica malísima, en la que una mujer fingía su muerte para hacerle la vida imposible a su exmarido. En ese momento pensé en qué interesante sería preguntarles a algunas mujeres de la literatura, catalogadas como villanas, su versión de los hechos. Esas historias sórdidas exploradas desde un único punto de vista. Y ahí nació la novela.
Agujeros de Sol está narrada de forma no lineal, con fragmentos de reportajes y noticiarios (además de las ilustraciones). ¿A la hora de unir las piezas usaste alguna estructura o mapa? ¿Cómo te guiabas durante el proceso de escritura?
Mi proceso de escritura no es el más ortodoxo. No uso guiones o escaletas, ni resúmenes de cualquier tipo. Pienso, eso sí. Pienso mucho. Escribir una novela, para mí, no es sentarme y teclear. Es investigar, reflexionar y visualizar qué quiero contar y cómo quiero hacerlo. Aprendes a cómo estructurar a base de escribir y, llegado el momento, el texto simplemente surge.
La novela abre con un fragmento de Black Hole Sun de la banda Soundgarden. ¿Qué significa su música para ti y por qué decides incluirlos aquí?
En todas mis obras la música tiene gran importancia. En Agujeros de Sol, en concreto, Black Hole Sun fue perfecta. Es un tema que lleva obsesionándome desde la primera vez que lo escuché y se ajustaba perfectamente a la temática: el sonido, la letra, las imágenes del videoclip, la voz de Chris Cornell. Todo encaja a la perfección. ¿Cómo no comenzar el texto con ella?
En la novela se denuncian los abusos y crímenes cometidos contra mujeres embarazadas durante el Patronato de Carmen Polo (esposa de Franco) en los años cincuenta. Esas violaciones a los derechos humanos son peores que cualquier historia de horror. ¿Cómo o cuándo decides incluir esa parte de la historia en la novela?
En España todavía hay mucho pudor a la hora de hablar de este capítulo negrísimo de nuestra historia. Por desgracia, el tema me toca de cerca: mi madre estuvo interna en una de esas residencias de monjas donde se robaron niños, durante 1984 y 1985. Allí nació mi hermana Sol. Necesitaba contar todo lo que sabía, necesitaba, una vez más, dar paz a mis fantasmas. Y esta era la ocasión perfecta.
Nieves Mories
Un tema importante en Agujeros de Sol es la familia, cómo la familia puede ser lo más tóxico, dañino y horrible que puede existir. No son muy agradables los S. de V. ¿Qué tan divertido, o triste, fue crearlos? Es algo que has retratado en otras obras, la familia como algo peligroso.
La familia como fuente de dolor y conflicto es un tema muy recurrente en mi obra, sí. Además, se puede abordar desde diferentes perspectivas. Crear a esta familia en concreto fue muy interesante, sobre todo a los “patriarcas”. Todo el mundo me dice que, en un momento dado de su vida, ha conocido a alguien así de horrible y eso es lo mejor de todo, haber sido capaz de plasmar todos los rasgos tan característicos y, por desgracia, cotidianos, de esas dos personas. Definir al cabeza de familia fue especialmente divertido, precisamente por lo terrible que es esa persona y las atrocidades que comete.
Es interesante que lo que le sucede a Ada nunca se explique del todo: si resucitó o cómo logró sobrevivir todo ese tiempo después de la avalancha, etcétera. ¿Cómo fue el trabajo del arco narrativo de este personaje?
Crear a Ada fue increíble. Ella nunca se explica del todo, está acostumbrada a vivir en ese mundo de penumbra y medias verdades y es toda una maestra del juego. También es una mujer que ha sufrido mucho y nunca se ha considerado una víctima. Me gusta Ada. Es fuerte. Es valiente. Viene a resarcirse. Y la queremos, aunque no es especialmente simpática o agradable. Ella no muere en la avalancha, pero lo considera tan irrelevante que no se molesta más que en dejar pinceladas sobre el tema. Ella no da explicaciones, ni a los que la rodean, ni al lector. Es parte de su encanto.
Vladimir Nabokov parece ser una suerte de padre espiritual de esta obra, en especial su novela Ada o el ardor. ¿Podríamos considerar Agujeros de Sol una especie de homenaje retorcido al maestro ruso?
Adoro toda la obra de Nabokov, en especial Ada o el ardor. El juego de espejos y pares de esa obra es fascinante y sí, en parte Agujeros de Sol es su mitad oscura. Está ahí en los nombres de las protagonistas, en el juego de los gemelos, en los secretos familiares…
¿Novelas con las que Agujeros de Sol esté en diálogo o que la hayan influenciado de alguna manera?
Ya hemos hablado de Nabokov. Hay otras dos, que se mencionan en la novela; son Rebeca, de Daphne du Maurier, y Cumbres Borrascosas, de Emily Brontë.
Cristina Jurado dice en el prólogo que tu estilo se podría definir como solarpunk, porque el terror ocurre en muchos casos a plena luz del día. ¿Qué te parece esa definición de tu colega?
Me parece muy acertada. Generalmente, el terror se desarrolla en la oscuridad, pero aquí está expuesto tal cual, iluminado, a plena vista y a plena luz del día. Creo que eso juega a su favor a la hora de generar rechazo hacia algunos de los personajes; están ciegos por no querer ver, no porque haya nada oculto a la vista. Cerrar los ojos ante el espanto es su mayor defecto y lo que los vuelve más terribles.
¿Cuáles podrías decir que son las autoras/es que más te han marcado?
Eso es complicado, la lista es muy extensa: Stephen King, J. G. Ballard, las Brontë, Chuck Palahniuk, Salman Rushdie, Borges y Poe… ¡Podría pasarme así el día!
Recomienda por favor, a los lectores, novelas de terror escritas en español que consideres importantes.
Qué bien y cuanto se escribe en español y qué poco lo valoramos a veces. Por recomendar solo unas pocas: las fascinantes Nuestra parte de noche, de Mariana Enríquez, Mandíbula, de Mónica Ojeda, Distancia de Rescate, de Samantha Schweblin, Carcoma, de Layla Martínez… Y eso por poner solo unas pocas que, además, sean accesibles en la actualidad.
Muchas gracias por darme la oportunidad de hacer que esta novela tan especial para mí pueda llegar a más personas.
Redactada por Pablo Concha,
escritor colombiano y colaborador literario en varios medios culturales.
Autor de los libros de cuentos Otra Luz y La piel de las pesadillas.
