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Hasta el fin del mundo: Los muertos hacen da�o (****)

Viggo Mortensen compone una del Oeste a la antigua, pero moderna; cl�sica, pero muy atenta a su tiempo; l�rica, pero sin exagerar; �pica, pero adecuadamente h�pica tambi�n

Vicky Krieps y Viggo Mortensen en un momento de 'Hasta el fin del mundo'.
Vicky Krieps y Viggo Mortensen en un momento de 'Hasta el fin del mundo'.
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En un momento de 'Hasta el fin del mundo', los protagonistas, a�n dos desconocidos, se ven en una exposici�n de pintura. Y �l, como el carpintero meticuloso que es y quiz� fuera de lugar en la pomposidad burguesa de la cita, no puede por menos que enderezar uno de los cuadros ligeramente ladeado. A su manera, el detalle da la medida de casi todo: del tono de la relaci�n entre ella y �l, de la tragedia construida desde la m�s evidente cotidianidad, del sentido mismo de la rectitud, de la factura cuidadosamente artesanal de la propia pel�cula y hasta de la gravedad (por la ley de) del momento. Y de casi todo.

'Hasta el fin del mundo' es un 'western', pero en realidad es m�s pel�cula del Oeste. El matiz importa. Es una pel�cula nost�lgica, pero sin avasallar. Es un drama triste, pero desde la luz. Es un galopar suave muy atento al paisaje de alrededor. Y es ah�, en la modestia sin adornos, en su saberse ebanista antes que escultor, donde la pel�cula se hace fuerte y, llegado el caso, enamora. Basta devolver a su sitio lo torcido. Con paciencia, con delicadeza.

Entre tanto 'western' revisitado que �ltimamente nos visita, Viggo Mortensen opta por el clasicismo pautado, por la melancol�a sin afectaci�n. En el que es segundo trabajo como director tras el convulso melodrama familiar 'Falling', el actor que tambi�n es poeta, compositor, fot�grafo, viajero e hincha del San Lorenzo de Almagro opta ahora por un relato construido desde la memoria de sus protagonistas y, apurando, desde los recuerdos de cada uno de los espectadores. Al fin y al cabo, el Oeste antes que dar nombre a un punto cardinal o a un g�nero cinematogr�fico lo que nombra en verdad es el lugar impreciso de la aventura, de lo nuevo, de lo por descubrir. De la infancia. El Oeste no tiene sitio en el mapa porque aparece justo donde figura la frontera, en el l�mite exacto de lo desconocido. El Oeste es un nombre que nombra lo que a�n no tiene nombre. Y por eso es un espacio salvaje y por eso es un espacio de todos.

Se cuenta la historia de un hombre y una mujer. O al rev�s mejor. �l es de origen dan�s y, ya se ha dicho, carpintero. Ella es franco-canadiense y, como cabe suponer, le gustan las flores. Ella es una extraordinaria Vicky Krieps aut�ntico centro de todo y �l, un muy detallista Viggo Mortensen. Se conocen, colocan el cuadro de antes y se van a vivir juntos a la apartada granja del segundo. Cuando lleguen al lugar sin lugar de la frontera, adem�s de su amor tranquilo por las casas de madera y los aromas del campo, encontrar�n a un taimado alcalde (Danny Huston), a un poderoso ranchero (Garret Dillahunt) y al hijo psic�pata de este �ltimo (Solly McLeod). Luego el h�roe tranquilo partir� a luchar en la Guerra Civil, ella quedar� sola ante, en efecto, el peligro. Lo que sigue es una historia tan ortodoxa en sus modales como eterna (y por ello, moderna) en sus formas y argumentos. Se habla del pasado, s�, pero todo resuena en la brutalidad del presente.

Mortensen construye la pel�cula desde el presente al pasado, pero muy pendiente de cada segundo de futuro. Estructurada en una especie de espiral, 'Hasta el fin del mundo' viaja hacia atr�s en eso que se ha dado en llamar 'flashbacks' con la misma soltura que avanza (llam�moslo 'flashforward') de manera tan atrevida como l�cida. Extraordinario el trabajo del editor. La pel�cula reconstruye la infancia en la que ella se so�� Juana de Arco y asisti� al asesinato de su padre. Y desde ah�, dibuja un paisaje de heridas profundas y manchadas a�n de sangre que marca el destino por fuerza triste de cada uno de los personajes.

En un momento de la pel�cula, el hijo (que lo hay) le pregunta a su padre tras abatir a un p�jaro si el cad�ver del animal sufre. El t�tulo original de la cinta no en balde es 'The Dead Don't Hurt', que se podr�a traducir igual por 'Los muertos no duelen' que por 'Los muertos no padecen' que por 'Los muertos no se duelen'. En verdad, todas, incluida la m�s heterodoxa y hasta incorrecta, valen porque de eso se trata. Los muertos est�n ah� para recordarnos el dolor. Los muertos hacen da�o nos dice este 'western' de mirada desconsolada y, sobre todo, recta. Tan recta como la l�nea recta que desvela un cuadro cuando se endereza.

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Direcci�n: Viggo Mortensen. Int�rpretes: Vicky Krieps, Viggo Mortensen, Garret Dillahunt, Lance Henriksen, Danny Huston. Duraci�n: 129 minutos. Nacionalidad: Estados Unidos.