Zidane: un retrato del siglo XXI

«Who could have imagined that in the future, an ordinary day like this, might be forgotten or remembered, as anything more or less significant than a walk in the park»

El francés Phillipe Parreno y el británico Douglas Gordon tuvieron la magnífica idea de hacer la película «Zidane: a 21st century portrait» (2006), la idea consistía en grabar con 17 cámaras a Zinedine  Zidane durante el partido efectuado el sábado 23 de abril del 2005 entre el Real Madrid y el Villareal, jugado en el estadio Santiago Bernabéu. El resultado es más que placentero para cualquier amante de este deporte, y muy interesante desde el punto de vista audiovisual. Soy una persona que ha jugado futbol toda su vida, así que mi reflexión acerca de la película-documental viene de alguien que sabe lo que es estar dentro de un campo de juego y ha sentido todas las emociones que se viven ahí dentro.

El partido

Por lo que entiendo gracias a los comentarios de los narradores españoles que escuchamos en el film, todos sabían que Zidane sería filmado ese día, y asumo que el propio Zidane estaba consciente de ello. A más de siete años de distancia da una nostalgia agradable ver la grabación de este partido y recordar a los jugadores en el campo: un Villareal que hizo época llegando hasta la semifinal de la Champions League, con Riquelme como comandante en jefe y Forlán, Sorín, Senna y Pepe Reina como acompañantes, y el técnico Manuel Pellegrini dirigiendo a un equipo que siempre será recordado por los amantes del deporte más hermoso del mundo. Y del otro lado, el Madrid de los galácticos (aclaro que yo siempre he sido del Barça, pero bueno): Ronaldo, Beckham, Roberto Carlos, Figo y por supuesto la estrella de la noche y de todas las noches que jugó al futbol, el francés Zinedine Zidane.

Pocas veces los aficionados tenemos una visión tan privilegiada de un partido, las cámaras que graban a Zidane están a ras de pasto y algunas muy cerca de la acción, imagenes aunadas a unos micrófonos también muy cercanos que destacan hasta el más mínimo ruido, podemos sentir la respiración de los jugadores, escuchar sus gritos, los golpes, las barridas; se aprecia el futbol de otra manera, no hay que olvidar que estamos ante un partido de elite mundial, en ese momento era de lo mejor que podía verse. Qué difícil es jugar futbol, y qué fácil se ve desde la grada.

Montaje

Lo primero que pensé al empezar la película fue en lo complicado que iba a ser mantener el interés por 90 minutos teniendo prácticamente todo el tiempo a Zidane en pantalla. Zidane hace lo que cualquier jugador mientras está en el campo, pero estar solamente pendiente de un jugador, la verdad, no es muy interesante que digamos; a veces pueden pasar 5 minutos o más y ni siquiera toca la bola, más las pausas que tiene cualquier partido. Sin duda lo más destacable del film es el trabajo de edición, aquí es donde se rescata la película y la hace interesante para cualquiera: tenemos 17 cámaras filmando, la mayoría a nivel de cancha, más la cámara de la transmisión del partido con las voces de narradores españoles, a esto hay que añadirle la música original que hizo Mogwai y subtítulos de pensamientos del propio Zidane mientras lo vemos en el césped. El recurso de los subtítulos y la cámara de televisión son utilizados muy poco, la premisa es ver a Zidane jugando y que las reflexiones vengan por sí solas, ¿cuántas cosas pasan por la mente de un futbolista durante 90 minutos?, y peor aún ¿cuántas nos pasan a nosotros como meros espectadores? El futbolista tiene poder de acción en el partido, nosotros, aunque queramos creer lo contrario, no.

Emociones

El factor emocional en el futbol es el gol, es lo que determina lo que se siente dentro del campo y la confianza de los jugadores. En el primer tiempo le pitan un penalti inexistente al Villareal y Riquelme se encarga de convertirlo en gol: en el film no vemos el gol, ni siquiera la transmisión de televisión o las voces de los comentaristas, seguimos viendo a Zidane, que para eso estamos. Con 0-1 abajo en el marcador, leemos algunos pensamientos de Zizou, aún siendo uno de los mejores jugadores de la historia, cuando va perdiendo le pasa por la mente lo mismo que a cualquier otro jugador: lo peor. Habla de como cuando vas perdiendo eres más receptivo a lo malo: a los insultos, a los chiflidos, a los gritos; como empiezas a perder confianza y piensas que viene algo todavía peor. Dentro del campo escuchas, no todo y no igual que en tu vida diaria, pero escuchas. Cuando tienes el balón no, ahí ya no hay nada más, ni público, ni cámaras, ni nada, solamente tú y el que quisieras que fuera tu mejor amigo.

En una entrevista le preguntaron a Zidane que por qué siempre se le veía tranquilo en el campo, nunca nervioso ni acelerado, y él contestaba que porque estar en un campo de futbol era un privilegio, un goce; nerviosos los que están en la guerra o los que no tienen qué comer, pero jugando futbol ¿por qué estar nervioso? Con el tiempo se aprende a mantener la estabilidad emocional en el campo, pero hay cosas que van más allá de la lógica y el control, y eso es lo que nos pasa por la cabeza al ver tanto tiempo a Zidane jugando: 90 minutos son una eternidad, mucho desgaste, mucha concentración. Zidane es un retrato del siglo XXI porque aunque no es lo único que está sucediendo en el mundo en ese momento, como bien tienen a recordarnos en el medio tiempo, en esos 90 minutos pasamos por todas las emociones posibles, todos los estados de ánimo. Dicen que el futbol es lo más importante de lo menos importante, quién sabe, pero de que nos mueve como pocas cosas en esta vida, no tengo ninguna duda. Futbol y cine juntos, ¿qué más se puede pedir?

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