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Isabel I de Castilla

Reyes Católicos

Isabel I de Castilla

Madrigal de las Altas Torres (Ávila), 22 de abril de 1451 - Medina del Campo (Valladolid), 26 de noviembre de 1504

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Biografía

Hija del Rey Juan II de Castilla (1405-1454) y de su segunda esposa, Isabel de Portugal (¿1428?-1496), la futura Isabel La Católica apenas llegó a conocer a su padre, fallecido en julio de 1454.

Sus primeros años de vida transcurrieron en Arévalo (Ávila), en compañía de su madre y de su hermano el Infante Alfonso (1453-1468). La instrucción de la entonces Infanta Isabel estuvo a cargo de Fray Martín de Córdoba, su preceptor, bajo la supervisión de Gonzalo Chacón, comendador de Montiel. Existen pocos datos acerca de la educación que pudo recibir durante su infancia, si bien se sabe que el latín, lengua de la cultura y de la diplomacia en la Europa de finales del siglo XV, lo aprendió en la edad adulta gracias a los buenos oficios de Beatriz Galindo, apodada La Latina. La Infanta Isabel y su hermano Alfonso abandonaron Arévalo en 1461 para instalarse en la corte de su hermanastro, el Rey Enrique IV (1425-1474). A finales de septiembre de 1468, tras la muerte del Infante Alfonso y en el contexto del enfrentamiento entre Enrique IV y una parte de la nobleza castellana, tuvo lugar la firma del conocido como “Pacto de los Toros de Guisando” (Ávila), en virtud del cual, la hija del Monarca, Juana, apodada La Beltraneja, cuya legitimidad era objeto de disputa, fue despojada de sus derechos sucesorios en favor de la Infanta Isabel, reconocida como heredera de la Corona de Castilla.

El matrimonio de la ahora Princesa Isabel con Fernando, Príncipe heredero de Aragón, se celebró en Valladolid el 19 de octubre de 1469. La pareja real tuvo cinco hijos: la Infanta Isabel (1470-1498), Princesa heredera y luego Reina de Portugal por su matrimonio con Manuel I (1469-1521); el Príncipe Juan (1478-1497), quien casó con la Archiduquesa Margarita de Austria (1480-1530) y falleció antes de ascender al trono; la futura Juana I (1479-1555), conocida como La Loca, esposa de Felipe I, el Hermoso (1478-1506); la Infanta María (1482-1517), Reina de Portugal al casarse con Manuel I (1469-1521) viudo de su hermana mayor Isabel, y la Infanta Catalina (1485-1536), Princesa de Gales por su boda con Arturo Tudor (1486-1502) y luego, tras enviudar, Reina de Inglaterra como primera esposa de Enrique VIII (1491-1547).

Isabel I se proclamó Reina propietaria de Castilla en Segovia el 13 de diciembre de 1474, tras la muerte de su hermanastro Enrique IV. La principal preocupación de la Soberana después de su proclamación fue consolidar su posición en Castilla frente a las pretensiones a la Corona de su sobrina, Juana La Beltraneja, que contaba con el apoyo de Alfonso V de Portugal y de algunas ciudades y nobles castellanos encabezados por el Marqués de Villena. El conflicto sucesorio, zanjado a favor de la causa isabelina después de la victoria del Rey Fernando en la batalla de Toro (Ávila), el 1 de marzo de 1476, finalizó con la firma de los Tratados de Alcaçovas-Toledo entre Castilla y Portugal en septiembre de 1479. En enero de ese mismo año, Fernando se convirtió en Rey de la Corona de Aragón. Su ascenso al trono conllevó la unión dinástica de los dos grandes Reinos peninsulares, Castilla y Aragón, si bien ambos continuaron manteniendo sus propias leyes, instituciones y monedas.

En calidad de Soberana de Castilla, Isabel I, en colaboración con el Rey Fernando, aspiró a fortalecer el poder real y a garantizar el orden interior del Reino. El programa de gobierno de los Reyes quedó esbozado en las Cortes de Madrigal (1476) y de Toledo (1480). Durante su desarrollo se promulgaron un conjunto de medidas que renovaron el ordenamiento institucional de la Monarquía, tales como la compilación legislativa conocida como el “Ordenamiento de Montalvo”, la reforma del Consejo Real, el desarrollo de la Santa Hermandad, el establecimiento definitivo de la Real Chancillería en Valladolid y el control de las autoridades municipales a través de la figura de los corregidores, entre otras disposiciones.   

La política religiosa ocupó también un lugar destacado entre las preocupaciones de gobierno de Isabel I. La Soberana secundó los planes de reforma del clero español auspiciados por Fray Hernando de Talavera y el futuro Cardenal Cisneros; apoyó el establecimiento de una nueva Inquisición que debía velar por la pureza de la fe; y, con el propósito de avanzar en la consecución de la unidad religiosa, decretó la expulsión de los judíos y de los musulmanes (mudéjares) que se negaran a convertirse al catolicismo en 1492 y 1501-1502 respectivamente. Dos de los grandes acontecimientos del reinado de Isabel I tuvieron asimismo un matiz religioso: la toma de Granada en enero de 1492, que puso fin al proceso de Reconquista cristiana iniciado en el siglo VIII, y el descubrimiento de América por Cristóbal Colón ese mismo año. La Soberana, que financió parcialmente el primero de los viajes colombinos, pese a las dudas del Rey Fernando en cuanto a la viabilidad del proyecto, estimuló las campañas de evangelización en los territorios recién descubiertos. En 1496, el Papa Alejandro VI concedió a los Monarcas el título honorífico de “Reyes Católicos” en reconocimiento a su implicación en la defensa y expansión del catolicismo.  

Por último, en el ámbito cultural es de notar que Isabel La Católica se mostró sensible a las corrientes propias del Humanismo renacentista y protegió las carreras de algunos destacados intelectuales de finales del siglo XV como Elio Antonio de Nebrija, que dedicó el prólogo de su Gramática de la lengua castellana a la Reina, Pedro Mártir de Anglería, Lucio Marineo Sículo o los hermanos Antonio y Alejandro Geraldini.

Isabel La Católica falleció en Medina del Campo el 26 de noviembre de 1504. Los restos de la Soberana reposan junto a los de Fernando El Católico en la Capilla Real aneja a la Catedral de Granada. Su sucesora en el trono de Castilla sería su tercera hija, Juana, convertida en heredera de la Corona tras las muertes sucesivas de los Príncipes Juan e Isabel y del hijo de esta última, el Infante Miguel de Portugal.

Fuente: Real Academia de la Historia (https://www.rah.es)