Image: Manhattan: La historia secreta de Nueva York

Image: Manhattan: La historia secreta de Nueva York

Novela

Manhattan: La historia secreta de Nueva York

Russell Shorto

8 julio, 2011 02:00

Mapa de Manhattan

Traducción de Marta Pino. Duomo. 515 pp., 24 e.


La popular aproximación a la sociedad norteamericana como un "melting pot", un crisol donde las distintas culturas se fundieron generando un nuevo y singular tipo social, viene siendo cuestionada desde el último cuarto del siglo pasado. Asiáticos, indios, afroamericanos o hispanos entendían, entienden, que la fusión interracial puede ser válida para quienes asumen su origen europeo, pero no para ellos. En las últimas ediciones de las más reputadas antologías de literatura norteamericana ya no aparece el capitán John Smith como el primer autor norteamericano, sino Cabeza de Vaca, y también incorporan otros nombres como el del esclavo Frederick Douglas, al canon literario del país.

Bien pudiera ser éste el punto de partida de la obra de Russell Shorto (Pensilvania, 1959), quien ya viera traducida en nuestro país Los huesos de Descartes. En esta nueva novela centra sus investigaciones en los orígenes holandeses de Nueva York. Para Shorto el origen, establecimiento y características del pequeño asentamiento en la isla de Manhattan, llamado Nueva Amsterdam, a comienzos del XVII (1626) han sido injustamente olvidados por la historia; su propósito en esta obra es mostrar la importancia fundamental, modélica, que tuvieron los casi 50 años de presencia holandesa en los EE.UU, y reivindicar los principios fundacionales de la colonia como el germen que llegará a conformar el carácter, el modelo social, y los principios democráticos norteamericanos. La materia prima de la que se nutre el relato son los manuscritos originales en holandés traducidos por Charles Gehring. A partir de estos documentos Shorto elabora un relato, una historia novelada de clara vocación historiográfica, donde ficción y realidad se funden con imaginación e inteligencia conformando un argumento de entretenida y didáctica lectura. Uno recuerda el popular relato de Washington Irving The Legend of the Sleepy Hollow, en el que la comunidad holandesa de los Van Burren y Van Vassel era tratada con cierta ironía, y entiende la importancia del trabajo realizado por el actual director del John Adams Institute de Amsterdam. Hasta ahora los veinticuatro dólares que se pagaron por la compra de la isla de Manhattan a los indios era lo único reseñable en la fundación de Nueva York; con la publicación de Manhattan, se abre un nuevo espacio de debate e investigación.

La investigación y el rigor con que Shorto maneja el material relativo y referido a los holandeses es digno de alabanza. Más cuestionable resulta la rigurosidad en otras cuestiones. Así por ejemplo se ignora por completo el siglo de presencia española en esos mismos territorios norteamericanos, y las referencias a los españoles tiene que ver, en el mejor de los casos, con que "La tiranía católica de España -complementada con las tácticas inquisitoriales para doblegar a los protestantes- les dio unidad [a los holandeses] (pp. 49).