Guillermo Alejandro, el rey que vuela para KLM

Guillermo Alejandro, el rey que vuela para KLM

Historias del mundo

El monarca de los Países Bajos hace de copiloto en vuelos de Schiphol a San Petersburgo, Roma o Barcelona

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Corona voladora.Guillermo Alejandro de Holanda con uniforme de KLM frente a un Fokker, en los últimos días

Natascha Libbert / ANP Handouts

Koninklijke Luchtvaart Maatschappij es el significado, en holandés, de las siglas KLM, aerolínea que acaba de cumplir 100 años este mes. La traducción literal de esas tres letras sería Real Sociedad de Aviación y es que, en 1919, la reina Guillermina de los Países Bajos recibió con entusiasmo una petición de un grupo de empresarios: conceder el titulo de real a la que sería la primera compañía de aviación comercial del país una vez terminada la Primera Guerra Mundial. En ese momento se abrió un interesante escenario europeo con gran potencial para aviadores holandeses como Albert Plesman o Anthony Fokker.

Aquellos pioneros difícilmente creerían que la compañía aérea que empezó a volar con un pequeño monomotor entre Amsterdam y Londres transportaría, un siglo después, a más de 34 millones de pasajeros al año con una flota de 121 aviones, unas cifras que son aún mayores si se suman las de Air France, con la que formó un holding en el 2004 aunque esa ya es otra historia más apropiada para la sección de economía.

Otra persona que difícilmente podría imaginar lo que sucedería un siglo más tarde sería Guillermina, pues su bisnieto, Guillermo Alejandro Nicolás Jorge Fernando de Orange-Nassau, rey de los Países Bajos desde el 2013, es uno de los pilotos de la compañía aérea a la que ella permitió el uso del nombre y de la corona en su escudo original, hoy logotipo, claramente visible en el timón de los reactores de la matriz y de KLM Cityhopper, la filial regional que enlaza aeropuertos pequeños con Amsterdam y realiza otros vuelos de corto radio.

Guillermo Alejandro, un entusiasta de la aviación, empezó a volar a los 17 años como piloto civil para luego convertirse en militar. Al margen del entrenamiento habitual, el actual rey llegó a volar en misiones de mantenimiento de la paz para la ONU en los Balcanes. Y así como los holandeses se sienten muy identificados con su aerolínea, KLM también fue una gran defensora del producto local, volando durante más de 90 años con aviones fabricados por Fokker. Para el transporte de personalidades, el Gobierno también tuvo un Fokker 70 que el actual rey ha pilotado con frecuencia.

Como los viajes no eran tantos y el rey quiso seguir manteniendo su licencia en vigor, para la que son necesarias 150 horas de vuelo al año, pidió directamente a KLM si podía volar para ellos como copiloto de la flota de los Fokker de la Cityhopper. La operación se llevó con mucha discreción durante 21 años, un tiempo en el que el singular primer oficial de la casa Orange-Nassau ha tenido asignadas líneas dos veces al mes realizando saltos entre aeropuertos europeos. El propio Guillermo Alejandro reconocía hace unos meses que, a pesar de presentarse con pseudónimo al dirigirse a los viajeros por la megafonía, algunas personas reconocían su voz y se lo comentaban a las tripulantes de cabina, que guardaron el secreto hasta que, de acuerdo con el monarca, la compañía reveló que Guillermo Alejandro formaba parte de su plantilla de primeros oficiales. La información fue revelada coincidiendo con la salida de los simbólicos Fokker de la flota, el fin de una etapa.

El Gobierno también retiró el F70 tras 22 años de servicio y lo sustituyó con un Boeing 737BBJ de alcance transatlántico, un avión fabricado en EE.UU., aunque para su interior se confió de nuevo en la industria local: Fokker Technologies diseñó el espacio de la cabina para transportar a 26 pasajeros, y añadió una serie de comodidades y comunicaciones que se han mostrado abiertamente, como también se informa con total transparencia sobre su uso por parte de la casa real o los miembros del ejecutivo.

Con lo que sí se sigue teniendo la lógica cautela es con anunciar la presencia del rey a bordo de los aviones de KLM. Actualmente sigue siendo copiloto, aunque ya ha progresado a la flota de 737 de la matriz, por lo que para seguir manteniendo su licencia de vuelo ahora viaja desde el aeropuerto de Schiphol a lugares como San Petersburgo, Roma, Estambul o Barcelona. Así que la próxima vez que vuelen a o desde Amsterdam con las reales líneas aéreas holandesas, cuando oigan “señores pasajeros, les habla el primer oficial”, quizá sean testigos de un anuncio real.

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