El menú (2022), de Mark Mylod

Una sofisticada cena en un restaurante situado en una exclusiva isla, donde toman los ingredientes de los platos de la naturaleza ahí presente. El sofisticado menú que se ofrece es obra del prestigioso chef Julian Slowik, que concibe cada plato como parte de un relato, inspirado por los propios comensales, y cuyo equipo funciona como un pequeño ejército, muy bien coordinado. En esta ocasión acuden Tyler y Margot, el primero auténtico “cultureta” gastronómico, ella el reemplazo a la chica que debía acompañarle; el resto de clientes de la velada lo conforman Bryce, Soren y Dave, ejecutivos de una tecnológica; Lilian y Ted, una prestigiosa crítica culinaria y su editor; Anne y Richard, una pareja madura que ya ha venido otras veces; y un popular actor de cine, con una ayudante un poco harta de él.

Pelicular comedia terrorífica, a modo de fábula atravesada de tensión y humor negro, que ofrece una sátira feroz a las clases pudientes, celebridades y artistas del postureo, farsantes inmorales capaces de acudir a un restaurante que está de moda sólo por estar a la última, en realidad sus paladares no serían capaces de distinguir el manjar más exquisito de un pedazo de estropajo; y de expresar allí sus comentarios y quejas con prepotencia, hasta que alguien les pone en su sitio.

Hay que reconocerle a la cinta su punto de originalidad iconoclasta y de mala leche, aunque al final no deje de ser un bonito castillo de fuegos artificiales. Curiosamente tiene bastantes puntos de contacto con la estrenada casi al mismo tiempo Puñales por la espalda: El misterio de Glass Onion. Casi podríamos decir que este tipo de filmes se ofrecen al público a modo de terapia, nos toca ser testigos a diario de tanta frivolidad por parte de gente que nada en dinero, que al menos se nos ofrece en pantalla el consuelo de ver a algunos tipos recibir su castigo, algo que quizá no ocurre en el mundo real, ¿tal vez en el juicio final? La ironía es que pueden estar impulsados por productores no tan diferentes a algunos de los personajes de la película. Y que dejan cierta sensación de vacío, al menos a quien suscribe.

No extraña que detrás de una película tan salvajemente cruel se encuentren el director Mark Mylod, y los guionistas Will Tracy y Seth Reiss, pues los dos primeros han trabajado en la serie Succession, que con otro tono pinta ambientes sociales comparables, mientras que los dos guionistas han trabajado en el programa televisivo “The Onion”, una mirada sarcástica a los telediarios. El libreto y su ejecución tienen buen ritmo, sin ninguna duda, y se saca buen partido al reparto, en el que habría como dos “equipos”, cocineros versus comensales, con una jugadora, Margot, a la que no se sabría muy bien en qué equipo ubicar, su condición de “outsider” es la que descoloca al chef relator, que debe improvisar, no basta el guión que llevaba escrito para su menú. Lo hace muy bien Anya Taylor-Joy, con un aire que a ratos me recuerda a Maribel Verdú, mientras que Ralph Fiennes y Nicholas Hoult ofrecen dos interesantes y diferentes personificaciones de lo que es el “ego”.