Benedicto XVI: los aportes de su pontificado

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Religión

Benedicto XVI, un gran teólogo de la Iglesia Católica

Benedicto XVI

Benedicto XVI

Foto:AFP

Para los expertos con él iniciaron las reformas en temas como pederastia y manejos financieros.

Alejandra López PlazasPeriodista de Ciencia
Como un teólogo de avanzada, así describen los expertos al papa emérito Benedicto XVI. Nacido bajo el nombre de Joseph Ratzinger el 16 de abril de 1927 en Marktl am Inn (Alemania), el religioso, fallecido hoy a los 95 años de edad, consolidó a lo largo de su vida una carrera académica en este campo, que es reconocida por los conocedores como uno de los principales aportes de su vida eclesial y de su pontificado.
Su muerte se confirmó en la mañana de este 31 de diciembre. 
Así lo manifiesta el padre Raúl Ortiz Toro, director del Departamento de Doctrina y Ecumenismo de la Conferencia Episcopal de Colombia. Para él, el pontificado de Benedicto XVI pasará a la historia por varios aspectos, entre los que se destaca su magisterio, que en la Iglesia significa el conjunto de enseñanzas que tienen base en la revelación escrita (la Sagrada Escritura) y transmitida.
“Al ser un destacado teólogo desde sus épocas de estudiante y profesor en Alemania, siendo prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe y luego Papa, profundizó la idea de que la fe y la razón no son incompatibles; así lo demostró, por ejemplo, siendo asesor del obispo de Colonia en el Concilio Vaticano II (1962-1965) donde buscó incentivar una hermenéutica de la fe teológica con base en la Escritura y la Patrística (estudio del pensamiento, doctrinas y obras del cristianismo desarrollados por los Padres de la Iglesia)”, explica el sacerdote.
El cardenal colombiano, monseñor Jorge Jimenez, también lo califica como persona muy respetada en ese campo. “El papa San Juan XXIII se preocupó porque estuvieran los mejores conocedores de lo que ha sido la reflexión de las verdades de la fe sobre las cuales está construida nuestra iglesia católica en el Concilio Vaticano, el estuvo en Roma durante esos cuatro años, fue colaborador de los obispos, junto a otros teólogos convocados de todo el mundo, pero el ciertamente era uno de los más respetados, de los mejores conocedores quedaban de la fe católica y de las problemáticas que habían en la década de los 60 en nuestra Iglesia”, asegura.
Antes de eso, Ratzinger estudió filosofía y teología en la Escuela superior de filosofía y teología de Freising y en la Universidad de Munich de 1946 a 1951. Recibió la ordenación sacerdotal el 29 de junio de 1951, un año después inició su actividad de profesor en la Escuela Superior de Freising y en 1953 se doctoró en teología. Pronto se convirtió en un teólogo de vanguardia de cita obligada entre los académicos y estudiantes de la segunda mitad del siglo XX.
“Cuando yo entré a estudiar teología en la década de los 70 leíamos como teólogo de avanzada a Joseph Ratzinger. Inclusive cuando el Congreso Eucarístico Internacional en Bogotá en 1968, que fue un momento muy importante en la historia de la Iglesia colombiana, cuando vino el papa Pablo VI, hubo dentro del congreso un curso y el conferencista invitado especial fue él, la estrella en ese momento”, recuerda la teóloga Isabel Corpas.
Aunque para ella el avance en su carrera eclesiástica —el 25 de marzo de 1977 el Papa Pablo VI lo nombró arzobispo de Munich y Freising, mismo año en el que lo creó cardenal— marcó un cambio que lo volvió teológicamente más cauto. Sin embargo, para el padre Ortiz, como papa teólogo, Benedicto XVI trató todos los temas con una altura intelectual difícil de igualar.
“La gente lo creyó distante y retraído, pero en verdad sus postulados cambiaron muchas perspectivas para la "teología de a pie". Por ejemplo, un documento muy sonado, de su época de cardenal, la Declaración Dominus Iesus (El Señor Jesús), destaca el valor de la diversidad religiosa y el derecho a la libertad de conciencia, temas tan imprescindibles hoy en día, animando a los católicos a no rechazar en las otras religiones ‘nada de lo que en ellas hay de santo y verdadero, pero sin dejar de anotar que en la Iglesia se encuentran todos los medios de salvación”, asegura el sacerdote, para quien Ratzinger fue un teólogo convencido y consecuente.
Por su parte, monseñor Jimenez resalta del papa Benedicto XVI su aporte a la fe católica y su cuidado especial de ella. “Era una persona respetada, segura y estudiosa hasta el final, porque se decía que aún cuando dejo el pontificado y las fuerzas comenzaron a mermar, siempre estuvo dedicado a ese tema y nos va a dejar una herencia muy importante”.

Punto de partida para los cambios en la Iglesia

De Benedicto XVI también resaltan como aporte significativo su diálogo con la realidad actual, ante el retroceso que han vivido las instituciones religiosas en la vida pública. “Por ser un hombre inteligente y sabio no dudó nunca en enfrentarse a los contradictores de sus convicciones. Basta con recordar el famoso debate de 2004 con Jürgen Habermas sobre los fundamentos morales prepolíticos de los Estados liberales; quien quiera saber cómo se deben enfrentar los totalitarismos e ideologizaciones modernas debería leer sus conclusiones” asegura el padre Ortiz.
Para el sacerdote, fue Benedicto XVI quien inició, propiamente la reforma de los procesos que se seguían tradicionalmente en la Iglesia para tratar temas como la pederastia y los manejos financieros. “Fue él quien, pocos días después de llegar al solio pontificio, notificó a Marcial Maciel —sacerdote mexicano fundador de la congregación de los Legionarios de Cristo que abusó sexualmente de sesenta menores de edad— y le impuso penas canónicas por sus delitos; igualmente, ocurrió con el tema financiero”.
De acuerdo con el padre Ortiz, el papa Francisco siguió esa línea y la consolidó en la reciente reforma de la Curia Romana y del Código de Derecho Canónico. El sacerdote destaca, además, el testimonio de humildad de Benedicto XVI, que para él no puede pasar desapercibido. "Nunca buscó el poder, siempre fue una persona que buscó el bajo perfil; fue obediente a la elección pontificia, pero fue consecuente con el deseo del bien de la Iglesia, de allí su renuncia”, señala el padre.
ALEJANDRA LÓPEZ PLAZAS
REDACCIÓN VIDA DE HOY
Alejandra López PlazasPeriodista de Ciencia
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