Arqueología

Los 5 descubrimientos que cuentan cómo era la vida en Pompeya

Ruinas Pompeya

Ruinas Pompeya

Antiguas ruinas de la ciudad romana de Pompeya

iStock

La tragedia de la ciudad romana de Pompeya es quizás una de las más famosas de la historia. La localidad, previamente destruida por un seísmo en el año 62 d.C., quedó completamente sepultada por las cenizas del Vesubio tan solo 17 años más tarde, en el año 79, cuando todavía se encontraba en proceso de reconstrucción. 

Conocemos algunos detalles del suceso a través de las cartas del escritor Plinio el Joven, quien se encontraba en una ciudad cercana. En ellas anunciaba la muerte de su tío, el naturalista Plinio el Viejo, en la explosión del volcán. Su asombro y curiosidad científica lo habían empujado a acercarse peligrosamente a este fenómeno natural para poder estudiarlo y también tratar de rescatar a las víctimas del Vesubio. Sin embargo, su hazaña lo llevó a un catastrófico final, el mismo que el de tantos otros habitantes que no consiguieron huir de la urbe.

Este testimonio escrito es uno de los más importantes de la época. Su conservación permitió contextualizar estos eventos cientos de años antes de que empezaran los trabajos de excavación que descubrieron la ciudad de Pompeya en el año 1748. 

Un importante descubrimiento arqueológico

La erupción del Vesubio expulsó gas volcánico, fragmentos de rocas, piedra pómez y cenizas en gran cantidad, creando una capa de material -la cinerita- que ha conseguido preservar todo lo que envolvió en condiciones excepcionales. 

De este modo, los arqueólogos han podido llevar a cabo detallados estudios en Pompeya y otras ciudades vesubianas a través de la extracción de objetos y otros valiosos hallazgos bajo las cenizas del volcán, que han permitido construir una imagen de la vida en Pompeya antes de las tragedias que la sacudieron. 

Estas excavaciones, además, ayudan a dar respuesta a una gran cantidad de dudas sobre las sociedades de la Antigua Roma en el siglo I d.C. ¿Tenían diferentes costumbres a las de otras zonas de relativa proximidad estudiadas hasta entonces? ¿Cómo se organizaba la ciudad? ¿Cómo eran sus construcciones? Estos 5 hallazgos responden muchas de estas preguntas: 

1. estancias

El yacimiento arqueológico de la ciudad de Pompeya ocultaba mansiones, tabernas, templos, un foro, y amplias vías que son evidencia de la agitada vida que llenaba esta localidad de calles rectas pero estructura irregular. 

Dentro de estas estancias se han conservado carteles, pinturas, muebles, recipientes y otros objetos de la vida cotidiana construidos con materiales como la madera, el mimbre, el vidrio o una cerámica rojiza conocida como terra sigillata, un tipo de arcilla muy codiciado.

En las grandes villas también se han localizado estancias parecidas a unas cuadras que contenían restos de caballos que habían sido preparados para la huida de la ciudad en el momento de la erupción del volcán. 

La mayoría de edificaciones y habitáculos estaban decorados con diferentes motivos como capiteles jónicos o hojas lanceoladas, como también los importantes monumentos de la ciudad. 

Todos estos hallazgos indican que la población vivía un auge comercial relevante. Sin embargo, y a pesar de ser una ciudad próspera, no hay indicios de que fuera especialmente rica. 

Pompeya, la calle mayor

Pompeya, la calle mayor

Mapa de la antigua ciudad de Pompeya, reconstruido a partir de las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en el yacimiento. 

2. La alimentación

Las tecnologías modernas han permitido analizar restos óseos humanos que habían quedado sepultados en Pompeya, y que ofrecen pistas sobre la dieta romana de esa época y lugar: qué comían y en qué proporciones

Un complejo análisis del colágeno permite indagar hasta información tan específica como los tipos de alimentos consumidos de forma concreta, datos que se han corroborado con los restos de plantas y animales encontrados en el yacimiento durante las excavaciones. 

Este gran estudio reveló que los romanos de Pompeya consumían marisco y aceite de oliva en grandes cantidades. El trigo y el mijo, así como las lentejas, habas, cerezas, melocotones y aceitunas también eran parte de su dieta habitual. 

El consumo de granos, concretamente, también se explica con el descubrimiento de panaderías entre las edificaciones desenterradas en la urbe. Por otra parte, la ciudad de Pompeya estaba rodeada de tierra volcánica muy fértil donde se plantaban viñedos u olivares. Las ánforas encontradas en este territorio confirman también la gran presencia del vino en la región, y algunas pinturas halladas dentro de viviendas también ilustran el tipo de dieta que se consumía: vino, fruta, e incluso lo que parecería ser una pizza. 

Fresco descubierto en la regio IX de Pompeya en el que se representa lo que podría ser el precursor de la pizza.

Fresco descubierto en la regio IX de Pompeya en el que se representa lo que podría ser el precursor de la pizza.

Fresco descubierto en la regio IX de Pompeya en el que se representa lo que podría ser el precursor de la pizza.

Parque arqueologico de Pompeya

Otro sorprendente dato que ofrece este estudio es que los hombres y las mujeres tenían diferentes hábitos alimentarios. La mujer, por ejemplo, consumía menos granos y más productos animales, frutas y verduras. En la dieta del hombre, en cambio, había más pescado y marisco. Aunque se desconoce el motivo de esta diferencia, los expertos han teorizado con explicaciones que van desde las rutinas hasta el prestigio social. 

3. ELECCIONES y VOTO POR INTERCAMBIO

Unas inscripciones halladas en el interior de una vivienda en Pompeya alientan a votar por Aulus Rustius Verus, un candidato a edil de la época. 

Lo curioso de estas escrituras es que estén ubicadas en el interior y no en el exterior de los muros de una edificación, como normalmente se había encontrado. Esto podría indicar que en esa casa se producía alguna forma privada de promoción de la campaña electoral, que los arqueólogos relacionan con el "voto por intercambio": el trueque de favores y voto, una costumbre que ya por entonces estaba bastante establecida. 

La principal teoría de los expertos baraja la posibilidad de que el candidato financiara el negocio del propietario de la casa, una panadería, con fines económicos y políticos. 

Otras inscripciones descubiertas anteriormente en la ciudad ya mencionaban a Aulus Rustius Verus y también a Julio Polibio, otro candidato al cargo más alto de Pompeya. 

4. En Pompeya había esclavos

La esclavitud era una práctica aceptada en el Imperio Romano y su mano de obra era empleada en casi todos los sectores, entre ellos la agricultura, la construcción o los servicios.

Artículo recomendado

Mercado de esclavos en la antigua Roma, cuadro pintado por Jean-Léon Gérôme en el año 1884 (Museo del Hermitage).

Amor entre amos y esclavos en Roma

Leer artículo

Los hallazgos de pequeñas habitaciones de apenas 16 metros cuadrados dentro de las enormes villas podría indicar la presencia de esclavos en Pompeya. Estas estancias, con apenas dos camas y mobiliario austero en su interior, contrastan con el tamaño y decoración de la mayoría de las habitaciones de las casas en las que se ubican.

En las presuntas habitaciones de esclavos se han encontrado vasijas con huesos de roedores que sugieren que estas estancias se encontraban en malas condiciones de higiene, otro indicio de que sus ocupantes pertenecían a la parte baja de una jerarquía social. 

5. entretenimiento

En el yacimiento arqueológico de Pompeya también se ha recuperado un fresco en muy buen estado de conservación que representa una escena de combate entre gladiadores. 

El fresco ha sido encontrado en una taberna que, probablemente, fuera frecuentada por gladiadores.

El fresco ha sido encontrado en una taberna que, probablemente, fuera frecuentada por gladiadores.

Fresco encontrado en una taberna en Pompeya que, probablemente, fuera frecuentada por gladiadores.

Foto: CordonPress

El grado de realismo de esta pintura y el hecho de que se haya descubierto dentro de una taberna cercana al cuartel de gladiadores de la ciudad reafirman la presencia de estos luchadores, cuyo objetivo era enfrentarse para dar espectáculo. 

La obra de arte también ha permitido a los expertos especular con la forma en que los pompeyanos percibían este tipo de entretenimiento: potencialmente con un toque humorístico.