La vida de Santi Cañizares como agente de su hijo: "No soy el típico padre que quiere manejar su carrera" | Relevo
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La vida de Santi Cañizares como agente de su hijo: "No soy el típico padre que quiere manejar su carrera"

El exportero de Real Madrid y Valencia habla con Relevo sobre la relación con Lucas, portero del Castilla, al que representa desde que tenía 16 años.

Lucas y Santi Cañizares./@lucascanizares1
Lucas y Santi Cañizares. @lucascanizares1
Jorge C. Picón

Jorge C. Picón

Lucas Cañizares (21 años) ha sido uno de los nombres propios en la temporada en el Real Madrid Castilla. El portero ha asumido por primera vez el rol de titular desde que subió al filial en 2021. Ha rendido a buen nivel, con 33 goles encajados en 29 partidos dentro de un año terriblemente irregular de los blancos, que sólo se han podido alejar del descenso en las últimas jornadas. Este año de confirmación del valenciano, así como toda su carrera, no se puede entender sin la influencia de su padre Santiago, su principal apoyo, su mayor consejero y, desde hace seis años, su representante.

No es ni un padre ni un agente al uso. Lo deja claro charlando con Relevo. Para empezar, desde que Lucas llegó a La Fábrica con 12 años Santi apenas lo ha visto jugar en directo. "Yo creo que no llegan a ocho, entre cuatro y seis. Tengo la comodidad de que puedo ver todos los partidos por televisión, desde que se fue como infantil de primer año. Ahora que juega en fútbol semiprofesional, lo mismo. Otra cosa sería que no tuviera acceso a ver esos partidos. En ese caso sí me hubiese gustado verle. Por ejemplo, este año ha jugado 29 partidos y sólo he ido a uno", comenta.

Son varios los motivos más allá de la comodidad de la televisión. No le gusta viajar y reconoce ser poco sociable. Pero, sobre todo, no quería que le asociasen con su hijo, aunque resultase inevitable. "Tenemos una relación muy estrecha. Hablamos permanentemente de fútbol, casi a diario. De las cosas que le van surgiendo. Pero no quería, especialmente cuando era niño, que me relacionaran allí en Valdebebas. Siempre he querido estar al margen mediáticamente".

Empezó a representar a su hijo cuando Lucas tenía 16 años. Le pidió ayuda para solucionar un problema con una renovación y no pudo negarse. "Es una responsabilidad grande porque yo no soy un profesional de esto y no es iniciativa mía, sino de él. Se le atascó la renovación de un contrato y tampoco podíamos esperar mucho. En ese momento no encontraba un representante que le gustara. A partir de ahí le ayudé a desatascar ese tema y desde entonces él ha querido que sea yo".

«Él firma los contratos y yo me desgasto hablando con directores deportivos»

Aclara que puede representarlo porque no se lleva ningún tipo de comisión en las operaciones. "Es como si se sentase él en un despacho. El club puede hablar conmigo y yo no voy a responder por una mala gestión porque el que va a firmar es él. Yo estoy al margen económico y, por tanto, al margen legal. Él firma los contratos y yo me desgasto hablando con los directores deportivos".

"No soy el típico padre que quiere manejar la carrera de su hijo y sacar sus comisiones. Todo lo contrario: para mí es una gran responsabilidad porque quiero que optimice sus recursos también en los despachos", añade.

Santi cuenta que Lucas ha tomado sus propias decisiones desde que era un niño, empezando por la de mudarse sólo desde Valencia para vivir en la residencia de Valdebebas. "Él toma sus propias decisiones desde muy pequeño. Desde que lo quiso con 12 años yo ya le dije que no era necesario que se fuese al Real Madrid a vivir sólo en una residencia ni tampoco se lo iba a negar si era su ilusión. Lo que hice fue organizar una visita previa a Madrid para que conociese el entorno en el que iba a estar".

Sólo había algo que le preocupaba al exportero de Real Madrid, Valencia o Selección: que su hijo se comportase con educación. "Lo único que le pedí fue que nadie del Real Madrid me llamase la atención por su comportamiento. Tengo una muy buena relación con todo el mundo en el Madrid tras mi etapa allí y no quería sentir esa vergüenza como padre. No le pedí que parase todas, sino que se portase bien. Este es uno de los motivos por los que yo he aceptado este rol, porque sé que con quien hable le estoy ofreciendo un tipo profesional, formado y educado. Si yo pensara otra cosa, daría igual que fuese mi hijo, no pondría la cara por él. Ser persona es obligatorio".

Lucas vive el que será su último año en La Fábrica. Ha terminado su etapa de formación y, aunque le quedan dos años de contrato, el club le abriría la puerta si aparece una buena oferta que le permita, como siempre en estos casos, mantener control sobre el futbolista. Pase lo que pase de aquí a verano, cualquier decisión la tomará de la mano de su padre, quien además de aconsejarle, se encargará de conseguirle el mejor contrato posible.