restaurante favorito de políticos y empresarios por su coñac y su roast beef, el sir Winston Churchill’s fue testigo de pasajes como el pemexgate, el pacto por México e incluso una historia de espionaje.
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Restaurante Sir Winston Churchill´s, la casa medieval de la política mexicana

El restaurante favorito de políticos y empresarios por su coñac y su roast beef, fue testigo de pasajes como el Pemexgate, el Pacto por México e incluso una historia de espionaje

ANDRÉS BECERRIL | 21-06-2020
El restaurante favorito de políticos y empresarios por su coñac y su roast beef, el sir Winston Churchill’s fue testigo de pasajes como el pemexgate, el pacto por México e incluso una historia de espionaje.

CIUDAD DE MÉXICO.

El restaurante Sir Winston Churchill’s de la Ciudad de México —que dejó existir en el contexto de la crisis económica por la pandemia del covid-19—, fue un lugar legendario entre la clase política. Por décadas, infinidad de encuentros políticos, también de desencuentros, tuvieron como escenario ese sitio considerado por muchos como uno de los lugares más elegantes del país.

Las reuniones entre los hombres y las mujeres de la política de distintas épocas celebradas en ese lugar fundado en 1972 por Ruy Fernández Ruiz y su esposa Jane Pearson, en una mansión tipo medieval, del estilo Tudor que es copia fiel de una en las afueras de Londres y donde se construirá un edificio, eran fundamentalmente privadas, discretas.

En torno a la estructura de caoba, arbotantes de luz tenue, cálida; cristal cortado, tibores de porcelana, medallas de la Segunda Guerra Mundial, pinturas al óleo, incluso una enorme -al fondo del salón principal donde estaba el piano marca Steinway & Sons-, en honor al personaje que le dio nombre al lugar: Winston Leonard Spencer Churchill, se trataron temas de capital importancia y están registradas en la historia nacional, incluso la internacional.

Excélsior consultó a políticos que frecuentaron ese restaurante donde se podían beber exclusivos coñacs al pie de una chimenea de ladrillo rojo con algunos remates de cobre siempre bien pulido. Contaron como anécdotas, algunos de los pasajes que les tocó vivir en ese restaurante que cerró una época.

Ahí, por ejemplo se trataron temas como el polémico Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa) y su tránsito al Instituto para La Protección al Ahorro Bancario (IPAB); el no menos espinoso caso del Pemexgate de las elecciones de 2000; la alianza política entre Roberto Madrazo y Elba Esther Gordillo en 2002 (que terminó fundiendo al PRI); la formación del Instituto Federal de Telecomunicaciones; el bosquejo de las reformas estructurales del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, cuando todavía era gobernador del Estado de México; el preámbulo de lo que fue el Pacto por México, del cual ahora no queda ni polvo y hasta un episodio de espionaje, digno de una película de Hollywood para atrapar infraganti a un presunto funcionario corrupto, en 2017. También fue escenario de al menos un tema con impacto en la geopolítica, en plena Guerra Fría, que desafiaba a Estados Unidos.

Entre rebanada y rebanada de roast beef -una de las especialidades del lugar, ubicado en Manuel Ávila Camacho 67, esquina Jesús Camacho Morelos-, y el famoso filete Wellington que servía ahí, también se tiene el registro de encuentros entre altos funcionarios del gobierno mexicano con periodistas.

REYES HEROLES, SCHERER Y LEÑERO

Heriberto Galindo Quiñones, ex embajador de México en Cuba, recordó que, junto a su maestro, Ernesto Álvarez Nolasco y el jefe de ambos, Jesús Reyes Heroles estuvo en una reunión con los periodistas Julio Scherer García y Vicente Leñero en el Churchill’s, cuando don Jesús era secretario de Gobernación, en el gobierno del presidente José López Portillo. “Comimos en una de las palapitas del jardín de la entrada”, dijo.

Aquel pasaje, o uno de ellos, lo describió Leñero en un texto que tituló Tras las huellas de Mariano Otero.

“Cuando Jesús Reyes Heroles era secretario de Gobernación, en el régimen de López Portillo, Julio Scherer, Miguel López Azuara y yo, solíamos comer con él y con su director de información, Ernesto Álvarez Nolasco, en el Churchill’s de Polanco. Al Mirlo Blanco -como lo apodaba Granados Chapa- sólo le atraía hablar de política, de política, de política. Y de política se hablaba durante la comida. También se bebía generosamente, aunque siempre sospeché que don Jesús nos hacía trampa. No sé cuántos de los vasos de vodka que tomaba contenían realmente vodka -o simplemente agüita-, porque mientras nosotros nos alzábamos con paso vacilante al final de la comida, él abandonaba el restaurante tan erecto como había llegado”.

De la misma época, finales de los setenta, principios de los ochenta, también es la siguiente escena que recordó Galindo Quiñones. “Comí con don David Ibarra, cuando era secretario de Hacienda y todo el grupo sandinista que acaba de triunfar en la revolución. El gobierno de México tenía un programa de apoyo a Nicaragua; el presidente López Portillo le encargó a don David Ibarra que él fuera el enlace para apoyar a Nicaragua para que saliera adelante después de la revolución, después de la caída de Somoza. Ahí conocía a Tomás Borge a Daniel Ortega, a Jaime Wheelock, cuando eran amigos todos, luego se pelearon; Wheelock era de agricultura”.

Sergio Ramírez, integrante de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional de Nicaragua (1979-1985) y ex vicepresidente de Nicaragua (1985-1990), confirmó a Excélsior vía correo electrónico, la participación de David Ibarra en aquel episodio de la geopolítica que iba en contra de las políticas anticomunistas de Estados Unidos.

El escritor Sergio Ramírez, Premio Cervantes 2017, dijo “conservó un gran afecto por el maestro Ibarra, con quien me reuní en su despacho del ministerio de Hacienda, en una de las alas del Palacio Nacional en varias ocasiones, y luego en Managua”.

JACKSON Y EL IFETEL

Enrique Jackson, asiduo comensal del Sir Winston Churchill’s, a quien le gustaba mucho el restaurante para reunirse “con amigos, con compañeros de la política, incluso con la familia”, porque dijo, “era uno de los pocos restaurantes de ese nivel en la ciudad; ahora hay decenas y decenas, en Polanco, en Reforma, en la Condesa, en el sur. Te encontrabas a la gente en los mismos lugares; siempre fue un muy buen lugar, se comía muy bien, era muy agradable el interior, confortable; el servicio era muy bueno; además, el capitán que estaba siempre ahí, vestido como inglés, conocía a todos los clientes, te saludaba por tu nombre”.

Jackson que tuvo una visible carrera legislativa entre 1997 y 2006, primero como diputado y seis años como senador, llegando a ser presidente de ese órgano legislativo en su último año. Tuvo varias vivencias en el lugar. Como diputado Jackson fue quien develó públicamente la existencia de la organización Amigos de Fox. Lo hizo desde la tribuna de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, el 21 de junio de 2000. Ahora recordó:

“De los pasajes que tengo grabados de historias en el Churchill’s, son algunas como la vez que me reuní con la directiva de la Cámara Nacional de la Radio y la Televisión en una comida de trabajo muy interesante, muy intensa, cuando estaba negociándose la instalación del IFETEL, por ejemplo; era senador, fue una época muy compleja e intensa para los primeros comisionados del IFETEL; todos los alcances, implicaciones, facultades y atribuciones, que siempre han sido de un gran interés. Ahí hicimos varias reuniones para ese tema”.

ELPOLÉMICO FOBAPROA

El político sinaloense, recordó que como diputado y senador, en el Churchill’s tuvo varias reuniones “importantes con mis compañeros coordinadores de los grupos parlamentarios; ahí nos juntábamos a discutir, por ejemplo, el tema del FOBAPROA y el IPAB, que era un tema muy, muy complejo”.

Dijo que en ese restaurante se reunieron par de veces para hablar y tratar de llegar a acuerdo “y finalmente llegamos a un acuerdo en diciembre de 1999, para aprobar el presupuesto del IPAB, que era lo que le daba continuidad al FOBAPROA tan rechazado hoy, pero en aquel tiempo salvó la existencia del sistema financiero del país, salvó el dinero de los ahorradores y salvó al país de una catástrofe, en la que todavía estaríamos hundidos; hubiera sido una generación, cuando menos, de la quiebra y de la pérdida de todos los ahorros de los que tenían su dinero en los bancos. Es polémico. En el Churchill’s lo vimos varias veces”.

Jackson dijo que en el desaparecido restaurante se reunió más de una vez con parte del sindicato de Pemex y el director de la empresa, “cuando estaba muy crítica una negociación de un contrato colectivo. Ahí nos reunimos algunas veces para ver cómo iba evolucionando el famoso tema del Pemexgate. Y otras veces eran reuniones de amigos: recuerdo que cenaba con amigos, con periodistas, como Miguel Reyes Razo cuando estaba en Excélsior; con Nidia Marín, también de Excélsior, cuando cubría el gobierno del DF y yo era delegado en la Cuauhtémoc (ahora alcaldía) durante el sismo, en 1985. Ahí nos encontramos, nos hicimos amigos y hasta hoy conservamos una relación de afecto y con su marido, Chucho Michel”.

LA CENA QUE FUNDIÓ AL PRI

Lino Korrodi, cerebro de la organización Amigos de Fox y posteriormente acérrimo enemigo de Vicente Fox, al que llevó a la presidencia de México, se sorprendió con la noticia del cierre del Churchill’s, del que fue cliente por años. “Yo iba mucho al lugar”.

Korrodi dijo que “es verdaderamente lamentable que un restaurante de larga tradición en México haya tenido que cerrar por la falta, supongo, de apoyos, que requeriría, dado que todo sus personal debió de haber tenido muchos años trabajando ahí”.

Al recordar que el mejor pavo que se cocinaba en época decembrina era el del Churchill’s, aparte de sus carnes, el piano que para él era increíble, con música para todas las edades, Korrodi contó dos anécdotas.

“En una ocasión el entonces líder petrolero Carlos Romero me invitó a comer en un privado con Juan Bueno, estamos hablando de la época del corrupto de Fox, y nos juntamos en un privado, nos atendieron de maravilla, al líder y a mí nos conocían muy bien. Entramos en plática de un tipo y de otro; el líder que es una gente inteligente nos empezó a aventar unos ramalazos de tequila de tal manera que salimos de ahí como arañas fumigadas”.

El otro pasaje fue cuando Korrodi ya estaba enemistado con los que había sido sus amigos, como el entonces secretario de Gobernación, Santiago Creel, a quien se encontró en el baño. “Me vio y se hizo pendejo; yo lo miré y le dije ‘¿cómo estás?’ y me respondió como sorprendiéndose ‘¡Lino! ¿cómo estás?’ Y se salió rápido”, dijo Korrodi.

De acuerdo con versiones periodísticas, en el Churrchill’s cenaron en 2002 Roberto Madrazo y la maestra Elba Esther Gordillo, cuando armaron una estrategia para apoderarse del PRI, uno como presidente y la otra como secretaria general.

Ahí también tuvo algunas reuniones de trabajo el jefe de la oficina de la Presidencia y posteriormente secretario de Gobernación del presidente Felipe Calderón Juan Camilo Mouriño, que murió en el accidente aéreo de Paseo de la Reforma, el 4 de noviembre de 2008, a unos cuantos metros del Sir Winston Churchill’s .

También de tiempos de Calderón, Carlos Olmos, director de comunicación social de la Secretaría de Salud, recordó que el entonces secretario de salud, Salomón Chertorivski, organizó una cena de fin de año en el legendario restaurante.

EL PACTO POR MEXICO

Heriberto Galindo, recordó que en varias ocasiones, cuando Enrique Peña Nieto era gobernador del Estado de México y se encaminaba hacia la candidatura presidencial de 2012, el Churchill’s fue sede de varias reuniones de corte político.

“Con el gobernador Enrique Peña Nieto comimos con él en un privado Héctor Aguilar Camín, Jorge Castañeda, Luis Videgaray, David López y yo. Fue previo a la candidatura presidencial; ahí Aguilar Camín y Castañeda le proponían los cambios y reformas que se hicieron durante su gobierno, las Reformas Estructurales. En alguna otra ocasión también estuvo Emilio Chuayffet y en otras César Camacho”.

Ya en 2012, una vez que Peña Nieto recibió su constancia como presidente electo de México, el restaurante Sir Winston Churchill’s fue sede de una reunió transcendental para lo que el gobierno de Peña Nieto firmó al día siguiente de su primer día en el poder: el Pacto por México.

El presidente electo se reunió ahí con la dirigencia del PAN, encabezada por Gustavo Madero y varios de los gobernadores de ese partido.

El 13 de septiembre de 2012, la nota principal de Excélsior fue “Peña Nieto y el PAN se prometen Respeto”; debajo de ese título, aparece una fotografía del grupo de panistas con Peña Nieto, entre ellos Adame y Madero, en la puerta del Churchill’s.

El diputado federal por el PAN, Marco Antonio Adame, gobernador del estado de Morelos en 2012, presente en la reunión en el Churchill´s en septiembre de hace casi ocho años dijo que fue muy importante.

“Ésa fue la primera reunión de la oposición con el presidente electo. Nosotros ahí fijamos una posición, de mantener el diálogo abierto y explorar una agenda que fuera la del cambio que el país necesitaba. Durante esa reunión el presidente electo expresó la voluntad de construir un espacio de diálogo con la oposición. Ahí se dieron los previos de lo que luego sería el Pacto por México, aunque en esa reunión no se habló de la figura del Pacto por México, si se dejó en claro que para el PAN era fundamental la preeminencia del interés nacional y la agenda de cambios que el país necesita de cara al nuevo gobierno”, recordó Adame.

MADERO: FUE UN BUEN EJERCICIO

El actual senador Madero, entonces jefe del PAN, contó que “cuando estábamos negociando el Pacto por México y habíamos llegado ya a un acuerdo, el presidente Peña Nieto primero quiso reunir a los gobernadores del PAN y los invitó a una reunión. Yo le dije que ‘no, que la convocatoria la tenía que hacer el partido para poder hablar sobre el tema’.

“Entonces —sigue Madero—, hicimos una reunión en el Churchill’s, en el salón grande con los gobernadores del PAN y el presidente Peña Nieto, estuvo Videgaray y Osorio. El ánimo era de ver cómo lográbamos los acuerdos para ayudarle al país. Y saliendo de ahí nos tomamos una fotografía que se volvió pública”.

Para el senador Madero, el Churchill’s, sin duda fue un magnífico restaurante; dijo que lo va a extrañar muchísimo, sobre todo el prime ribe que en su opinión era el corte más exquisito, cocido de manera lenta y jugosa, rojo al centro. “Era un lugar con mucha armonía, un ambiente muy sobrio, en donde ­—Madero vuelve al tema político—, pudimos tener ahí una reunión de conocimiento: Muchos gobernadores no conocían al presidente electo y entonces él nos dijo ahí, ‘pue los voy a sorprender’. Eso viniendo de un presidente del PRI tiene dos lecturas, ‘perdóneme cómo que los voy a sorprender, ya me preocupó’, le dije. ‘Los voy a sorprender a la buena, para bien, vamos a tener muchas coincidencias, muchos acuerdos y mucha colaboración’, nos dijo el presidente electo”.

Madero estimó que muchos creen todavía que el Pacto por México fue una derrota para el PAN; pero ahí estaba la agenda que abrazaba Acción Nacional, “que no pudimos hacer realidad ni con los gobiernos del PAN, la reforma educativa, la de telecomunicaciones, la financiera, la energética, la de competencia económica, eran buenas para México, que no tuvieron oportunidad de dar frutos porque después, el gobierno, con su frivolidad, se la creyó y su soberbia quedó envuelta en corrupción, pero fue un buen esfuerzo de colaboración”, dijo Madero.

ESPÍAS EN EL CHURCHILL’S

Uno de los últimos episodios de interés público registrados en el restaurante Sir Winston Churchill’s, de acuerdo con The Wall Street Journal, tiene parecido con alguna escena cinematográfico de espías.

En uno de los salones del Churchill’s, agentes de la empresa de investigación israelí Black Cube, encubiertos como supuestos intermediarios de un poderoso y rico inversionista de los Emiratos Árabes Unidos, que decía estaba interesado en la compra de la empresa Oro Negro, grabaron en octubre de 2017 el testimonio de José Carlos Pacheco, un funcionario de Pemex, presuntamente relacionado con actos de corrupción.

Los espías de Black Cube buscaban que Pacheco le ofreciera “garantías” de que Oro Negro obtendría mejores términos contractuales de Pemex si la inexistente compañía saudí que “representaban” pagaba un soborno a funcionarios de Pemex. Según la cinta grabada en el restaurante, los agentes preguntaron cuál era el procedimiento.

En las grabaciones presentadas públicamente y obtenidas dentro del ya desaparecido restaurante Sir Winston Churchill’s, se escuchó a Pacheco decir. “Normalmente se hace como una ‘tarifa de éxito’, porque nadie está dispuesto a correr el riesgo de que empiecen a aparecer montos que son, digamos, un porcentaje con respecto a un contrato”.

Todo eso narrado por sus protagonistas y mucho más pasó dentro del legendario restaurante que de entrada tenía un viejo, pero bien cuidado, Rolls Royce color marfil, como parte de la abigarrada decoración de aquella casa medieval que se convirtió también, durante toda su existencia, en la casa de la política mexicana.

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