En el primer partido de las Finales del 2008 entre Boston Celtics y Los Angeles Lakers, se vivió uno de los momentos más icónicos de la historia de los playoffs de la NBA.
Los Celtics se llevaron el primer asalto de las eliminatorias por el título por un 98-88, pero el resultado fue lo de menos. En el tercer cuarto, Paul Pierce, que terminaría siendo el MVP de esas Finales liderando a los Celtics hasta el anillo, sufrió lo que parecía una gravísima lesión.
Sus compañeros tuvieron que levantarlo del suelo y abandonó la pista en silla de ruedas. Las alarmas se encendieron en Boston y todo el mundo se temía lo peor... hasta que Pierce volvió a pista como si no hubiera pasado nada. La preocupación se convirtió en sorpresa y las teorías sobre la milagrosa recuperación de Pierce empezaron. Ya desde un principio se apuntó una hipótesis que Pierce negó una y otra vez a lo largo de los años hasta esta madrugada, cuando por fin ha confesado lo que todo el mundo se temía.
"Tengo una confesión por hacer: tenía que ir al baño". Quince años después, Paul Pierce lo soltó y las reacciones en el plató -y en las redes sociales- fueron las esperadas ante tal 'bomba'.
Chauncey Billups y Jalen Rose casi no se lo podían creer, ya que uno de los secretos mejor guardados y que más rumores había generado en los últimos lustros había sido revelado.
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