Harry Potter y el prisionero de Azkaban (2004), de Alfonso Cuarón

Como es bien sabido, cada película de la saga Potter representa un nuevo curso en la escuela de Hogwarts. Eso quiere decir que Harry, Hermione y Ron están creciendo, y de hecho en esta película Cuarón ha tenido el acierto de mostrar a los personajes con vaqueros y cazadoras, lo que les da un aspecto más adolescente. Aunque los chicos no crecen tanto como pretende cierta revista española de cine, que titula disparatadamente ‘El despertar sexual de Harry Potter’ su información sobre el film. Tampoco nos pasemos, colegas.

Alfonso Cuarón pidió a Daniel Radcliffe, Emma Watson y Rupert Grint que escribieran una redacción sobre el crecimiento de sus personajes, desde su llegada a Hogwarts hasta el presente film. “Cuando entregué mi composición estaba muy contento porque ni Emma ni Rupert habían hecho aún las suyas”, recuerda Radcliffe. “Escribí una página sobre mi personaje. Pero al día siguiente llegó Emma y había escrito ¡dieciséis páginas y media!”

“Mi composición me hizo pensar en cosas que no había pensado antes”, cuenta Watson. “Me di cuenta de que la obsesión de Hermione con los libros y el trabajo escolar es su manera de sentirse segura. Me ayudó a comprenderla”.

Rupert Grint fue el último en entregar su trabajo. Y explica: “A Ron nunca le han gustado los deberes, y habría encontrado todas las excusas posibles para no hacer la redacción, ¡así que yo hice lo que cabría esperar de mi personaje!”

El director dice que el ejercicio le ayudó a conocer mejor a los actores y a sus personajes: “Los chicos realmente desnudaron su alma, no tuvieron miedo de descubrir ni de explorar su vulnerabilidad”.

A todo cinéfilo de pro, le pirra que una película cuente con un reparto de campanillas. Y desde luego, en la tercera entrega de Harry Potter, no se han escatimado medios a la hora de acometer nuevos fichajes. Entre las caras recién llegadas reconocemos a Michael Gambon, que ha sustituido al fallecido Richard Harris en el papel de Dumbledore; Gary Oldman encarna al temible Sirius Black, fugado de Azkaban; Emma Thompson es la profesora de clarividencia Sybil Trelawney, y David Thewlis es otro profe, Remus J. Lupin, especialista en defensa contra las artes oscuras; Timothy Spall es Peter Pettigrew, con su curiosa habilidad de convertirse en… (no lo diremos, faltaría más); y Julie Christie da vida a la señora Rosmerta, que regenta la Posada de las Tres Escobas. Mucho actor de postín, sin duda, aunque lo cierto es que sus papeles son más bien pequeños, con escasa presencia en pantalla. Estrellas fugaces, vamos.

El nuevo film HP (Harry Potter) se vuelve más sombrío, con amenazas inquietantes, en parte por la fuga del prisionero de Azkaban. Pero también por los dementores, que despiertan los peores temores de Harry. Aunque como comenta Alfonso Cuarón “Harry no se enfrenta tanto a la amenaza de criaturas mágicas como a las revelaciones sobre su propia vida. Descubre cosas nuevas sobre su identidad y la de los que le rodean que le obligan a crecer deprisa”. Un modo de enfrentarse al miedo lo ofrece el profesor Lupin en una de sus clases, con el hechizo Ridículus, consistente en imaginar alguna situación que nos aterroriza, y resolverla convirtiéndolo en algo gracioso y grotesco, que lo ridiculiza y reduce lo que parecen unas enormes dimensiones. La escena, tal como la plantea Cuarón, es divertida y visualmente fascinante.

La autora de los libros de la saga de Harry Potter, J.K. Rowling, nacida en Yate, cerca de Bristol, es británica por los cuatro costados (aunque también corre sangre francesa por sus venas, de parte de madre). Y sus historias responden a una tradición de novelas juveniles inglesas en internados que tienen su principal representante en la popular Enid Blyton. Así las cosas, a la hora de adaptar sus libros al cine, la autora exigió que los actores fueran ingleses, con acento británico, of course! Sin embargo, a la hora de aprobar al director, la Rowling no ha sido tan estricta. Hasta ahora han dirigido los filmes un estadounidense (Chris Columbus) y un mexicano (Alfonso Cuarón). El cuarto título sí lo firmará, al fin, un británico, Mike Newell, pero para el quinto, más universales imposible, se rumorea que llevará la batuta de directora la india Mira Nair.

Una secuencia impactante es la del autobús noctámbulo, que con sus 3 pisos circula de noche a gran velocidad. Pero hay truco. “Conducíamos el autobús a 50 kilómetros por hora, y los otros vehículos iban a 10”, dice el coordinador Grez Powell. Además varios especialistas se entrenaron para caminar con una lentitud increíble.

En general, la última aventura de Potter tiene un tono visiblemente más sombrío que el de los títulos anteriores. Este se nota especialmente en el caso de los “dementores”, los guardianes de Azkaban, siniestras criaturas que ante la fuga de Sirius Black toman el colegio Howarts. Se trata de seres fantasmales, capaces de leer las mentes, cuyo aspecto está inspirado en los “nazgul”, de El Señor de los Anillos. Cuarón quedó satisfecho con el diseño de los dementores. “Son terroríficos. Tienes la sensación de que se descompondrán y si abriesen una puerta se les caerían los dedos, pero también de que sólo tienen que inhalar para absorberte el alma”, comenta.