Este domingo, Toni Roberto vuelve a escribir sobre la vida del maestro brasileño Lívio Abramo (1903-1992) a partir de la muestra “Las huellas de Lívio”, que se encuentra en el Centro Cultural de la Embajada del Brasil en Asunción, en la calle Eligio Ayala casi Perú del barrio Ciudad Nueva.

Este domingo sigo con­vocando a mis recuer­dos, a los duendes del pasado que se hacen presen­tes de nuevo para que con­tinúen hablándonos de una época clave en la historia social y cultural del Paraguay y, sobre todo, en la escena artística de Asunción desde mediados de los años 50, una ciudad que todavía repartía recuerdos de una guerra que había concluido apenas 20 años antes y una revolución que estaba a la vuelta de la esquina del pasado.

Acompañado por “Garota de Ipanema”, una bella pieza instrumental de los 60, inter­pretada por la orquesta de Ronnie Aldrich, voy bus­cando lo que queda de regis­tro fotográfico del paso de Lívio Abramo en sus más de treinta años de permanencia en Asunción.

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Multitud en muestra de la galería del antiguo Centro de Estudios Brasileños. Asunción, c.1975. Colección: De Britto - Solano López

El trabajo delicado de Malola Echauri con su importante libro de 150 páginas titulado “Lívio Abramo, su aporte a las artes visuales del Paraguay (1956-1992)”, hasta el com­pacto libro en blanco y negro que llevamos adelante bajo el patrocinio de la Embajada del Brasil; “Lívio Abramo y el grabado en el Paraguay” (T. Roberto/C. Spatuzza, Asunción 2006), que con­memoraba, en aquel enton­ces, los 50 años de la llegada del maestro a nuestro país, en 1956.

La exalumna Viviana Ocampos, por el maestro Abramo. Asunción, 1980

LÍVIO Y “LA FOTÓGRAFA DEL ARTE”

La búsqueda es muy compli­cada, pues en aquellas épo­cas la aparición de fotógra­fos o algún aficionado al tema era muy difícil. Trato de lla­mar a los recuerdos de esas épocas, la posibilidad de un registro urbano social de esos momentos, pero poco y nada queda, agravado por la desaparición del archivo de la fotógrafa Constancia Gómez, la que se presentaba como “la fotógrafa del arte” desde los setenta. Voy escu­driñando vericuetos en este camino y acudo a algunas damas de aquel viejo taller de arte y pensamiento: Celeste Sakoda, Irene Riera, Cecilia Fadul, María Liz Rodrigues Solano López, Marité Ras­mussen, Margarita Morselli, entre otras. En ellas recae mi esperanza de encontrar imá­genes perdidas.

Irene Riera, exalumna de Lívio Abramo. Asunción. c.1979

Si bien es cierto que es impor­tante rememorar “Las hue­llas de Lívio” con las obras de aquellos artistas que pasaron como alumnos por esos talle­res de arte, es también nece­sario recordar a esos otros, aquellos que no hicieron una carrera artística, pero a par­tir del pensamiento creativo estimulado por este gran bra­sileño también considerado paraguayo influenciaron en sus respectivas profesiones desde los años sesenta del siglo pasado.

La exalumna Cecila Fadul, con su madre Chiquita Niella y su hija Adriana Altieri

El libro, publicado en 2006, es un gran documento, pues en la solapa del mismo están los nombres de la mayoría de los que pasaron por esa casa de estudios libres de grabado desde 1956 y que tomaron otro camino, muchos de ellos en la arquitectura, la medi­cina, la moda, la danza o la ingeniería y que a continua­ción publicamos:Roberto Adam, Adriana Ama­rilla, María Elena Arrambide, Pastora Bareiro, Marta Barudi, Italo Baudo, Alba Rosa Blanco, Rosa del Car­men Canillas, Luisita Casti­llo, Carlos Da Costa, Adolfo Díaz, Cecilia Fadul, Veró­nica Ferrario, Lourdes Fio­rio, Estela Gadea, Santiago Gosling, Marijen Heinrich, Mónica Ibarra, César Jure Yunis, Andrea Lacarubba, Carmen Manchini Da Ponte, Valery Martínez Pastore, Adriano Micó, Rodrigo Mixco, Mirian Monte, Luis Fernando Meyer, Pancho Oddone, Con­suelo Palazón, Natalia Parini, Kita Pena, Marcos Perera, Mónica Pérez, Virgilio Pes­solani, Christian Petersen, Judith Primerano, Sonia Ric­ciardi, Raquel Ríos Tonina, Isabel Rubiani, Ana Segalés, Sussy Sacco, Diego Sotomayor, Ana Lia Taverna, Diana Gauto Bejarano, Noemí Vega, Marga­rita Vierci y muchos nombres que en los ejercicios del taller por el paso de las décadas se volvían casi ilegibles.

Sussy Sacco. Exalumna de Abramo. Asunción, c.1970

La investigación sigue, pues la influencia de los talleres de arte en el trabajo de estas per­sonas en el transcurso de las décadas todavía está por ana­lizarse. Lo cierto es que las generaciones venideras ten­drán que entender la influen­cia de la educación a través del arte en estas y muchas otras personas que desarrollaron su vida en esta geografía, en esta ciudad y sus alrededores, desde otra perspectiva, desde otra mirada, tal vez ahí pueda estar la respuesta. Como la poesía, muchas preguntas con pocas respuestas en el camino marcado por este maestro del arte moderno del siglo XX que hoy me con­voca de nuevo en esta segunda entrega con su imborrable marca.

“Lívio Abramo y el grabado en el Paraguay”. T. Roberto / C. Spatuzza. Ediciones Embajada del Brasil. Asunción, 2006
Blanquita Martínez, exalumna y crítica de arte. Asunción, c.1973


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