Forever Young (2022), de Luc Bricault

Alex, divorciada y con dos hijos pequeños, lleva una vida desordenada por culpa de su afición al rock. A sus cincuentay tantos es la vocalista de un pequeño grupo y hacen giras por donde pueden, pero han pasado los años y la situación económica no remonta. Es entonces cuando una amiga le ofrece un trabajo estable y remunerado, la de formar y dirigir un coro de personas mayores. La oferta no seduce mucho a Alex, pero decide ser realista y aceptar el empleo.

Las películas de coros populares podrían formar un subgénero dentro de las películas de música y aledaños, véase por ejemplo ¡Que suene la música! o Una canción para Marion. La presente historia se inspira en hechos reales y discurre por derroteros más o menos previsibles, siempre siguiendo la pauta esencial de que la música, la colaboración en equipo y las motivaciones adecuadas pueden lograr una mejoría en nuestras vidas, no sólo como cantantes sino como personas. El guión de Forever Young acrecienta este planteamiento al tratarse de un coro de personas mayores, a priori displicente y de vuelta de todo, pero que encontrarán gracias a Alex y a su amor al rock un aliciente especial para darle un nuevo rumbo a sus vidas.

Sin abandonar el aire ligero de la comedia, los directores Luc Bricault, Ida Techer entregan así una película optimista y amable, que dedica su tiempo a contar las cuitas de algunos miembros del coro, aunque sin afán de redondear las cosas de modo artificial. Hay además en Forever Young un homenaje de fondo a los viejos rockeros, con alguna escena especialmente emotiva, como cuando cantan en la iglesia el tema “Space Oddity” de David Bowie. En cuanto al reparto destaca sin duda el trabajo de una eficiente Mathilde Seigner.