Robert Devereux, II conde de Essex, fue un noble y militar inglés que vivió en el siglo XVI, durante el reinado de la reina Isabel I. Fue uno de los favoritos de la reina, pero también uno de los más ambiciosos y rebeldes, lo que le llevó a su trágico final.
Nació el 10 de noviembre de 1565, en Netherwood, Herefordshire, hijo de Walter Devereux, I conde de Essex, y de Lettice Knollys, una dama de la corte que era prima lejana de la reina Isabel I. Su padre murió cuando él tenía once años, y su madre se casó con Robert Dudley, conde de Leicester, otro de los favoritos de la reina. Robert Devereux fue educado en el Trinity College de Cambridge y sirvió bajo las órdenes de su padrastro en las guerras contra los españoles en los Países Bajos. En 1590, se casó con Frances Walsingham, hija del famoso espía Francis Walsingham y viuda de Philip Sidney, un héroe nacional. Con ella tuvo tres hijos, entre ellos Robert Devereux, III conde de Essex.
Devereux entró en la corte de Isabel I gracias a la influencia de su padrastro, y pronto se ganó el afecto de la reina, que le concedió varios honores y cargos, como el de Gran maestre de las Caballerizas, miembro del Consejo Privado, conde mariscal y general de la artillería. Devereux era un hombre joven, apuesto, valiente y carismático, que contrastaba con la vejez y el deterioro de la reina. Sin embargo, también era arrogante, impulsivo y desobediente, y a menudo entraba en conflicto con otros cortesanos y consejeros, especialmente con Robert Cecil, el secretario de Estado.
Devereux participó en varias expediciones militares contra los españoles, como la Armada Inglesa de 1589, el ataque a Cádiz de 1596 y la expedición a las Azores de 1597. En estas campañas demostró su valor, pero también su imprudencia y su falta de disciplina. En varias ocasiones, actuó por su cuenta, sin seguir las órdenes de la reina o de sus superiores, lo que le acarreó críticas y reprimendas. Además, se apropió de parte del botín y de los honores que correspondían a otros.
En 1599, Devereux fue nombrado lord teniente de Irlanda, con la misión de sofocar la rebelión de los irlandeses, liderada por Hugh O'Neill, conde de Tyrone. Sin embargo, su campaña fue un fracaso, ya que no logró derrotar a los rebeldes, y en cambio negoció una tregua con ellos, sin el consentimiento de la reina. Además, abandonó su puesto y regresó a Inglaterra, sin permiso, para defenderse de las acusaciones que se habían levantado contra él. Al llegar a Londres, irrumpió en la cámara de la reina, que estaba aún en la cama, y le suplicó que le perdonara. La reina, sorprendida y enfadada, le ordenó que se retirara y le puso bajo arresto domiciliario.
Devereux, humillado y desesperado, decidió organizar una rebelión contra la reina y sus ministros, con la esperanza de obtener el apoyo popular y el de algunos nobles descontentos. El 8 de febrero de 1601, Devereux y sus seguidores salieron a las calles de Londres, proclamando que la reina estaba en peligro y que había que liberarla de los malos consejeros. Sin embargo, su intento de golpe de Estado fue un fracaso, ya que no consiguió el respaldo de la gente ni de los soldados, y fue rápidamente sofocado por las fuerzas leales a la reina. Devereux se refugió en su casa, donde fue sitiado y capturado.
Devereux fue juzgado por traición y condenado a muerte. La reina, que aún sentía afecto por él, dudó en firmar la sentencia, pero finalmente lo hizo, presionada por sus consejeros. El 25 de febrero de 1601, Devereux fue decapitado en la Torre de Londres, ante una multitud de espectadores. Tenía 35 años. Su cabeza fue exhibida en una pica, y su cuerpo fue enterrado en la iglesia de San Pedro ad Vincula, junto a otros nobles ejecutados.
La muerte de Devereux marcó el final de una era en la historia de Inglaterra. La reina Isabel I, que nunca se había casado ni había tenido hijos, murió dos años después, sin dejar un heredero claro. Con ella se extinguió la dinastía Tudor, y le sucedió en el trono su primo, Jacobo VI de Escocia, que inició la dinastía Estuardo. La figura de Devereux ha sido recordada en la literatura, el teatro, el cine y la ópera, como un símbolo del amor, la ambición y la tragedia.
Nota: Este post ha sido escrito con fines de entretenimiento y no pretende ser un análisis histórico exhaustivo. Se han omitido algunos detalles para evitar confusiones y mantener la fluidez del texto. Se recomienda realizar investigaciones adicionales para obtener una visión completa de la historia de Robert Devereux, II conde de Essex.
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