Reyes actuales, ningún poder para gobernar pero simbolizan al Estado - Grupo Milenio
Internacional

Los reyes actuales, sin ningún poder para gobernar pero simbolizan la fuerza del Estado

Las dos preguntas claves serían: ¿un rey es gobernante? y ¿es el equivalente al presidente?

En el marco de la coronación de Carlos III en Londres seguro a muchos les surge la duda de qué tanto poder tiene un rey dentro del gobierno de su país.

Las dos preguntas claves serían: ¿un rey es gobernante? y ¿es el equivalente al presidente?

Hay dos sistemas que dominan la forma de gobernar en el mundo: el presidencialista y el parlamentario.

Desde luego hay algunas variaciones de esos sistemas; por ejemplo, Rusia y Francia son repúblicas semipresidencialistas/semiparlamentarias pero marcan su origen con los anteriores y tienen grandes similitudes.

En cambio, México, como Estados Unidos y todos los países latinoamericanos, tienen un sistema de repúblicas presidencialistas, con división de poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) de corte democrático.

En cuanto a las monarquías, actualmente la gran mayoría, salvo algunas excepciones en Asia, se rigen bajo el sistema del gobierno parlamentario también dentro del marco democrático.

Las diferencias entre presidentes y reyes

En México, tras una votación en las urnas, se elige, además de los integrantes del Congreso bicameral (Legislativo), al presidente (Ejecutivo) en el que recae dos cargos: la jefatura de Gobierno y la jefatura de Estado, es decir, está a la cabeza de la administración del país y es, en paralelo, el máximo representante a nivel protocolario y simbólico de lo que es la nación.

Esto es porque es una república presidencialista y ambas jefaturas, la de Gobierno y Estado, están representadas por Andrés Manuel López Obrador.

Lo mismo pasa en Estados Unidos, por ejemplo, con Joe Biden; Brasil con Luiz Inácio Lula da Silva o en Argentina, con Alberto Fernández o Gabriel Boric en Chile.

A diferencia, en los sistemas parlamentarios, el jefe de Gobierno no recae en la misma persona que el jefe de Estado, sino en otra, distinta.

En el sistema parlamentario, el titular del Gobierno es el primer ministro, que al mismo tiempo es legislador y jefe de su bancada en el Congreso pero no es jefe de Estado.

¿Y en quién recae ese cargo? Básicamente la respuesta se divide en dos: si es república parlamentaria, en un presidente pues “preside” al Estado pero no el mando gubernamental, y por lo tanto no debemos confundirnos: coincide en el nombre (“presidente”) con el de los gobernantes de las repúblicas presidencialistas pero no tienen las riendas de la administración.

Si es monarquía parlamentaria, el jefe de Estado es el rey/reina mientras que el mando del gobierno está bajo la tutela del primer ministro.

Este último caso es el del Reino Unido con Carlos III como monarca y como primer ministro, Rishi Sunak.

¿Qué hacen los reyes británicos?

Pero en concreto, ¿cuál es el papel de Carlos III como rey de los británicos?

Al ser sólo jefe de Estado y no de Gobierno, sus poderes son, como recuerda la BBC, “simbólicos y ceremoniales. El monarca siempre se mantiene neutral políticamente”.

Ya nos es familiar gracias a películas y series de televisión, entre ellas la memorable The Crown, el icónico maletín de piel roja donde los reyes británicos reciben a diario los despachos del gobierno, informes o documentos que requieren se estampe su firma.

Además, como lo vimos igualmente en The Crown, los miércoles son, por lo general, el día en que el palacio de Buckingham espera al primer ministro británico en turno para un encuentro con el monarca.

También la BBC nos recuerda que “estas reuniones son completamente privadas y no hay un registro oficial de lo que se dice en ellas”.

Los reyes británicos tienen la alta función protocolaria de designar al nuevo gobierno en turno, generalmente tras realizarse unas elecciones o cuando es obligado un primer ministro (también llamado premier) a renunciar y el parlamento vota por su sucesor.

Entonces, el líder del partido ganador/dominante es invitado formalmente por el rey a establecer la nueva administración.

Así como conduce el protocolo para la formación de un nuevo gobierno, el rey también encabeza el acto formal para disolverlo antes de los comicios parlamentarios.

Otro momento cumbre para ver en toda su suntuosidad al rey es al inicio del año parlamentario cuando encabeza la ceremonia de apertura con un discurso pronunciado desde el trono en la Cámara de los Lores exponiendo los planes del gobierno.

El texto es redactado por el equipo del primer ministro de acuerdo con los objetivos e intereses de su gobierno por lo que el rey no tiene una verdadera injerencia en el mensaje y sólo se atiene a leerlo.

Además, otra de las funciones reales es cuando se vota una ley en el Parlamento; ahí el monarca debe aprobarla formalmente para darle validez, aunque su margen para negarla es mínimo.

Rey no sólo de Inglaterra

El monarca inglés además de ser el jefe de Estado de su país, oficialmente Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte, también lo es de otros 14 países alrededor del mundo.

Incluso nueve de ellos están en América, entre los que destacan Canadá y Belice, fronterizo con México, y el resto son islas del Caribe como Jamaica y Las Bahamas.

Australia y Nueva Zelanda, ubicadas en Oceanía, son otras dos naciones en las que Carlos III es rey.

Todas estas naciones fueron colonias británicas pero actualmente son completamente independientes de Londres con un gobierno propio, soberano, nacido de las urnas con un jefe de Gobierno (primer ministro) y el rey solo cumple su papel simbólico de jefe de Estado.


aag

Google news logo
Síguenos en
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.