Migración: Un viaje patas arriba (2023)

El pato Mack Mallard vive en un plácido estanque, en el que lleva una vida un tanto ‘estancada’ junto a Pam, su esposa, y sus dos hijos, el adolescente Dax y la pequeña Gwen. Un día pasan por allí otras aves en plena migración invernal camino de Jamaica, con tanta ilusión en lo que les depara su camino que convencen a Pam, Dax y Gwen de que estaría bien seguir sus pasos. Sin embargo, a Mack le da pereza cambiar de sitio, aunque se da cuenta de que al tío Dan no le ha sentado demasiado bien vivir siempre en el mismo lugar, por lo que emprender un viaje no parece del todo una mala idea…

A veces da la sensación de que Illumination va a la cómodo, con nuevas entregas de Gru. Mi villano favorito, Los Minions, Mascotas o ¡Canta!, mientras que Super Mario Bros, pese a ser una primera película, recuperaba al famoso personaje de los videojuegos. Se agradece que la productora especializada en animación digital emprenda caminos nuevos con un film que precisamente reflexiona sobre la necesidad de arriesgarse, buscar nuevos objetivos y no ir a lo cómodo, porque precisamente la jugada les puede salir bien, como ha sido el caso.

Tiene como protagonistas a pájaros, parecidos a los reales, sin que sean demasiado antropomórficos, aunque a veces utilizan las alas como manos. Pero esto le da bastante frescura al film, que por otro lado tiene un guión bastante original, aunque curiosamente hay un momento en una granja-parque de atracciones con puntos en común con Chicken Run: amanecer de los nuggets, que se ha elaborado a la vez, por lo que parece pura casualidad. En cualquier caso, el film tiene una animación de primera calidad, secuencias muy divertidas y personajes muy humanos, en especial la jovencita Gwen. Se trata de un entretenimiento muy pensado para el público familiar, para progenitores que últimamente no sabe a qué productora acogerse sin sorpresas innecesarias. La adorarán los más pequeños, pero a los padres también les dará que pensar, sobre la tentación de tomar el camino fácil a la hora de educar a sus vástagos, cuando a veces conviene arriesgar.