ANALISIS DE LA PELICULA LADRON QUE ROBA A LADRON - Docsity
Resúmenes

ANALISIS DE LA PELICULA LADRON QUE ROBA A LADRON, Resúmenes de Historia Moderna

5
(1)
3
páginas
Número de páginas
2019/2020
Año academico/ Semestre
Descripción:
Analisis sobre la pelicula ladron que roba a ladron dandole un enfoque en la epoca moderna
Subido el 01/14/2020
andrea-pedraza-caballero
andrea-pedraza-caballero🇲🇽
1 valoración - 1 Documentos relacionados
Quiz
Cuánto sabes de Historia Moderna
¿Entre qué siglos se dio el nacimiento del Estado Moderno?
Documentos vistos recientemente
Prepara tus exámenes de la mejor manera
Descarga documentos, accede a los Video Cursos y estudia con los Quiz
y obtén 20 puntos base para empezar a descargar
Valoraciones
5
(1)
Vista previa parcial del texto
ANÁLISIS DE LA PELÍCULA “LADRÓN QUE ROBA A LADRÓN” El argumento de Ladrón que roba a ladrón nos presenta a Anthony (Luke Wilson, el menor de los tres hermanos Wilson, incluyendo a Andrew, el mayor, que aquí también participa en un rol secundario), quien después de pasar de manera voluntaria una temporada en un sanatorio mental debido a un episodio de agotamiento nervioso se reúne con su amigo Dignan (Owen Wilson), un niño grande cuyo mayor sueño es convertirse en ladrón y alcanzar una posición distinguida entre los delincuentes y artistas del robo, y así poder trabajar bajo las órdenes del señor Henry (un muy divertido y paródico James Caan), un mafioso de baja estofa que tiene una empresa de jardinería que utiliza de tapadera para poder cometer sus fechorías sin levantar sospecha alguna. Dignan, a quien se le ha metido en la cabeza el robo de una fábrica, lo tiene todo planeado al dedillo en su libreta. Para cometer su primer golpe a estos dos insensatos se les une Bob (Robert Musgrave), un rico patoso que anhela una familia diferente a la que tiene (su hermano le tiene amedrentado y le obliga a vivir bajo una especie de régimen marcial). Tras asaltar la pequeña librería a la que aludíamos con anterioridad escapan a un motel en medio de ninguna parte. Allí ocurrirán una serie de circunstancias que aquí no desvelaremos pero que harán que la vida de los tres haraganes ya no vuelva a ser como antes. Aunque esta amplia sinopsis nos pueda hacer pensar que estamos ante una cinta de acción o de atracos, estos no dejan de ser una mera excusa para plasmar la amistad de tres personas que no tienen ni idea de lo que hacer con sus vidas. Banalidades, coincidencias y conversaciones sobre la vida cotidiana se entremezclan con algunas secuencias más movidas que anticipan la simétrica locura que a partir de entonces será seña de identidad inequívoca de Anderson. Aquí no encontraremos del todo desarrollada la contención de lo insano, la manufactura meticulosa ni el timing perfecto que caracterizan la obra de su autor, pero desde luego ya se apuntan maneras suficientes que dejan entrever que estamos ante un cineasta distinto y sobre todo muy original, capaz de llevar a la pantalla novelas de escritores tan, digamos, difíciles de adaptar como Stefan Zweig. En muchas de las escenas parece como si el crimen funcionara tan sólo como una ocurrencia tardía, como una excusa o un muffin en el que lo que realmente importa es la empatía y el afecto entre todos los participantes de la trama y no tanto los actos delictivos y sus consecuencias. En este aspecto existe una escena que explica de manera pormenorizada lo que se quiere indicar: después de uno de los golpes los malhechores se van tranquilamente a cenar y a discutir sobre cosas absolutamente banales. No les preocupa ni el resultado de su acción ni lo que harán a partir de ahora. Tan sólo quieren tener en sus vidas un poco de riesgo y emoción con el objetivo de que ésta parezca más real. Una idea central tan delicada como humana, con un punto de documental sobre unos viejos amigos que se sientan por ahí a charlar de manera descosida tratando de pensar a qué dedicarse (se supone que aquí la falta de un presupuesto holgado impuso el diálogo continuado al tratamiento formal de cada secuencia, supeditado tan sólo al posicionamiento de la cámara y a la profundidad de campo). La fórmula ofrece algunos pequeños momentos agradables, sobre todo en aquéllos en los que se extrema la camaradería y el compañerismo, aunque se quede en poco gracias a un guión demasiado familiar que adolece de frescura y una indulgencia un tanto pueril en todo su desarrollo argumental que acaba por lastrar algunos de sus logros.