Revisión del episodio 7 de La guerra de los mundos

Los supervivientes logran un gran avance y dicen otro trágico adiós en el penúltimo episodio de la primera temporada de La Guerra de los Mundos…

Esta revisión de La Guerra de los Mundos contiene spoilers.

Guerra de los mundos Episodio 7

Lo que estuvo ausente de Guerra de las palabrasLos primeros episodios atmosféricos (personajes distinguibles, relaciones convincentes y calidez humana) abundan en este final de la serie. En aquel entonces, con una invasión global en el escenario y una amenaza alienígena cuadrúpeda que establecer, tampoco había espacio para el tipo de escenas íntimas de dos personas que compusieron la mayor parte de este episodio. Con los supervivientes instalados juntos en unos pocos lugares, los creadores han aprovechado la oportunidad para crear intimidad.

Lo vimos esta semana en la relación de Catherine y Sophia, que se hizo sentir satisfactoriamente vivida. La introducción del nuevo cargo de Sophia, Theo (otro británico monolingüe entre los franceses que hablan inglés con fluidez. Cuando termine el apocalipsis, el Reino Unido necesita seriamente repensar nuestra disposición sobre el escenario clave de Lenguas Extranjeras Modernas) ofreció una ruta plausible para reflexionar sobre su propio pasado en que Catalina tuvo que criar a Sofía después de la muerte de sus padres. No se exageró nada y las actuaciones se mantuvieron sutiles, con Catherine de Lea Drucker diciendo poco pero transmitiendo mucho.

Después del tenso resumen de la ruta de Sophia al observatorio, que hizo el importante trabajo de recordarnos la amenaza letal que alguna vez representaron los perros (restablecida por el trágico final del episodio), la penúltima hora se centró en las relaciones. Helen y Sarah hablaron sobre sus maridos. Bill y Tom hablaron sobre el padre de Tom mientras desarrollaban su propia relación irregular entre padre e hijo. Y después de que Sophia se lo pidiera, Catherine y el coronel Mokrani compartieron una tierna escena de amor.

Eso pareció desatar una teoría para Catherine, impulsada por ver a la bandada migratoria volar en formación al principio del episodio. Los extraterrestres son como pájaros, planteó la hipótesis, aprovechando las propiedades cuánticas de sus células. Están conectados a través de ondas de baja frecuencia que les permiten sentir lo que sienten cada uno (de ahí la conexión entre continentes de Emily y Sacha). Interrumpe esas olas y potencialmente, ¡listo! ¡Un arma! Sería como sacarles los ojos. Ahora, ella y Mokrani sólo necesitan probar la teoría.

Es un hombre de pocas palabras, coronel Mokrani, pero vale la pena escuchar lo que dice. Fuerte, valiente, instintivamente moral y dispuesto a responder a cualquier llamada de auxilio, el personaje de Adel Bencherif es el más cercano Guerra de las palabras tiene que ser un héroe clásico. La nueva relación entre él y Catherine tiende un puente entre dos personas aisladas para quienes el trabajo lo ha sido todo. Puede parecer trillado en el contexto de toda esta miseria y muerte, pero como descubrió Sophia con su nueva sobriedad, tal vez el fin del mundo tenga sus ventajas.

Hablando como alguien que ha sido herido por la televisión en el pasado, el triste y valiente Mokrani que finalmente encuentra consuelo con Catherine lo pone en la zona de peligro, narrativamente hablando. Si llega a su fin rescatando a los amigos de Sophia en la estación de esquí la próxima semana, le dolerá mucho más ahora, que seguramente es el objetivo de cualquier programa que se moleste en humanizar a sus personajes de esta manera. Como lo demostró la sangrienta muerte de Helen en este episodio, nadie está a salvo.

Echaremos de menos a Helen, que realmente entró en su último episodio con su actitud de joder y su atrevida escapada al aparcamiento del supermercado. En esa escena grupal en la que Kariem los instaba a salir del laboratorio, rápidamente ascendió al rol de líder de facto, haciéndose cargo y decretando un compromiso. Su muerte fue un shock y, después de la confesión de Bill, una salida emocionalmente complicada. Helen murió odiando a Bill por mentir sobre Chris, solo otra indicación de la voluntad de este programa de evitar la ruta empalagosa y reconfortante y abrazar lo complicado y angustioso.

Lo mismo puede decirse de Sacha, cuyas mentiras, violencia y sentimiento de rechazo por parte de su madre claramente no han desaparecido mágicamente debido al apocalipsis. Lo que se está construyendo ahora, en las complejas divisiones entre los demás y Sacha y Emily (seguramente la culparán por la muerte de Helen, a pesar de que intentó detenerla) es material para una segunda entrega de esta silenciosa y convincente serie, una en la que los La división ya no es tan simple como entre humanos y extraterrestres.