Trece d�as

 

 



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TRECE DIAS
(Thirteen Days)

Estados Unidos, 2000


Dirigida por Roger Donaldson, con Kevin Costner, Bruce Greenwood, Steven Culp, Dylan Baker, Henry Strozier, Frank Wood.



Es esta una pel�cula hist�rica, la narraci�n pormenorizada de 13 d�as que conmovieron un per�odo de la Guerra Fr�a. En octubre de 1962, aviones esp�a de los Estados Unidos descubrieron que se estaban instalando en Cuba misiles secretos de la Uni�n Sovi�tica. A s�lo 70 millas de sus costas, los misiles pod�an tardar s�lo cinco minutos en impactar sobre las principales ciudades de los Estados Unidos. Todos los altos mandos del poder pol�tico y militar estuvieron en pie de guerra, tratando de manejar una situaci�n que pudo haber llevado a la guerra nuclear.

La imagen de apertura es una enorme nave que parte entre fuegos al espacio. Peri�dicamente durante el film, vemos misiles que surcan el cielo dejado su estela encendida, explosiones nucleares con su luminoso hongo de fuego en la noche del oc�ano. Estas im�genes, que apelan en parte a la fascinaci�n del espectador, nos recuerdan permanentemente el peligro inminente del holocausto nuclear. Quienes tenemos edad suficiente para recordarlo, sabemos que este era el riesgo siempre latente durante la Guerra Fr�a, entre los a�os 1950 y 1980.

La pel�cula trata el tema real como un thriller hist�rico, meti�ndose en el mismo ri��n de la Casa Blanca. Gobierna los Estados Unidos John Kennedy, con un equipo de asesores y colaboradores que pasaron a la Historia: su hermano Robert, el ministro de Defensa Robert McNamara, el representante ante las Naciones Unidas Adlai Stevenson (que da batalla diplom�tica al embajador sovi�tico) y Dean Rusk, el ministro de Relaciones Exteriores. Todos ellos son los personajes de la pel�cula, que est� contada sin embargo desde el punto de vista de un hombre que actu� entre las sombras: el asesor presidencial Kenneth O�Donnell, interpretado por Kevin Costner, quien una vez m�s encarna su personaje conocido de h�roe �mprobo, en esta ocasi�n ocupando el segundo plano. De origen irland�s, bostoniano como los Kennedy, compa�ero de estudios de Bobby, de cuya mano llega a la direcci�n de la campa�a presidencial, h�roe de guerra como John, O�Donnell es quien acompa�a y aconseja al Presidente y a su hermano, quien, como se sabe, ten�a casi tanto poder como aqu�l.

Es todo un desaf�o encarnar personajes que se han convertido en iconos hist�ricos, como Jack, Bobby y Jackie Kennedy. Los actores (Bruce Greenwood, Steven Culp y Stephanie Romanov) no lo hacen mal, pero nunca alcanzan la altura de sus personajes. M�s all� del parecido que puedan tener, han intentado reproducir sus caracter�sticas: sus peinados, su pl�stica corporal, su manera de hablar y la costumbre que ten�an los hermanos de caminar con las manos permanentemente hundidas en los bolsillos. Culp ya hab�a aprovechado su parecido con Bobby �acentuado mediante el peinado y dientes postizos� interpret�ndolo en el telefilm Norma Jean y Marilyn. Pero aqu� el lado fr�volo del clan ni siquiera est� aludido. Son momentos de crisis, y no hay tiempo ni espacio para org�as privadas. Los tibios intentos de "mostrar el lado humano" de los protagonistas no disimulan el objetivo central de esta producci�n: tallar el m�rmol de los pr�ceres.

La narraci�n sigue prolijamente �tal vez demasiado prolijamente� el recorrido cronol�gico a trav�s de esos trece d�as. Detalla obsesivamente los hechos hist�ricos, las discusiones en el Gabinete, las decisiones pol�ticas y c�mo se lleg� a ellas, pero sin reflexionar sobre el por qu� ni sobre la g�nesis de esas posiciones. Los estadistas est�n presentados como v�ctimas del sistema pol�tico. Kennedy aparece fuertemente presionado por los mandos militares, reaccionarios y antisovi�ticos, impacientes por poner en actividad todo su poderoso aparato b�lico e invadir la isla. El Presidente hab�a vivido ya el fracaso de Bah�a de los Cochinos, y no quiere repetir errores. Despliega toda su habilidad de estadista y su ejercicio del poder para evitar la guerra, imponer un bloqueo y llegar a una soluci�n no violenta por la v�a diplom�tica. Los militares debieron esperar su muerte, acaecida trece meses despu�s de estos trece d�as, para finalmente jugar el juego para el que hab�an sido entrenados, en Vietnam. Aunque nunca vemos a Nikita Kruschev, el primer ministro sovi�tico, adivinamos que �l tambi�n est� viviendo la misma angustia y presi�n que Kennedy y sus colaboradores. Ambos enfrentan virtuales golpes de estado de sus mandos militares. A diferencia del cine realizado por Hollywood durante esa Guerra Fr�a, aqu� los sovi�ticos no son los malos de la pel�cula. Responden, como los yanquis, a un sistema pol�tico que hab�a dividido al mundo en dos, y en el que cada uno defend�a y luchaba por su territorio. Pero la pel�cula nunca profundiza sobre las razones de cada bando.

En estos d�as de globalizaci�n, despu�s de la ca�da de tantos muros ideol�gicos, pol�ticos y econ�micos, los conflictos se han trasladado a otros frentes: los fundamentalismos, la competencia econ�mica y pol�tica entre los Estados Unidos y China, los lobbies de las corporaciones sin bandera, el narcotr�fico. Afortunadamente, el conflicto nuclear suena muy lejano, pero sigue siendo una amenaza, como lo ha demostrado el reciente episodio entre China y �nuevamente� los Estados Unidos.

El director Roger Donaldson parece moverse con comodidad por los pasillos de la Casa Blanca y el Pent�gono, ambos reconstruidos al detalle en estudios. En 1987 hab�a realizado, con un joven Kevin Costner, otro thriller pol�tico, Sin salida, tambi�n sobre las dif�ciles relaciones entre los l�deres mundiales. No es una casualidad que esta realizaci�n surja simult�neamente con el �xito de la serie de TV The West Wing (El Ala Oeste de la Casa Blanca) que revela los entretelones en la trastienda del poder. Tanto la serie como la pel�cula �como JFK, tambi�n con Costner� son apelaciones al sentimiento patri�tico, hoy devaluado: buscan sacudir el inconsciente colectivo con la utilizaci�n de s�mbolos y arquetipos eternos �el rey, el palacio, la bandera, las naves y aviones de guerra, el uniforme, el ata�d. No en vano, dos de los productores son el hijo de O�Donnell y el propio Kevin Costner, en una peculiar transposici�n del v�nculo entre actor y personaje.

Si bien la acci�n por momentos se traslada al mar y al cielo, donde buques y aviones se preparan para la confrontaci�n, �ste no es un film b�lico. Fruto de una minuciosa investigaci�n hist�rica y period�stica, con la inclusi�n de documentales de la �poca que testimonian la expectativa y angustia del pueblo norteamericano durante esos d�as, la pel�cula interesar� a los curiosos de la historia. Aunque la verdad hist�rica conspire en contra, el thriller mantiene la intriga y el suspenso durante los 145 minutos en que la permanente amenaza de misiles de uno y otro bando tiene a todos en vilo.

Josefina Sartora