Clásico del séptimo arte, “El séptimo sello” ofrece al espectador una de las escenas más emblemáticas de la historia del cine: la Muerte y un caballero que regresa de las cruzadas se juegan la vida del segundo en una partida de ajedrez. Esta es, de hecho, una terrible metáfora de la realidad de la Historia, pues en muchas ocasiones el juego de tronos de los poderosos, viviendo placidamente en sus palacios, provocan daños colaterales y la muerte de inocentes, que no son más que simples peones en la partida. Como decía Paul Valery, “la guerra es una masacre entre gentes que no se conocen, para provecho de gentes que si se conocen pero que no se masacran“.
Escrita y dirigida por Ingmar Bergman, uno de los grandes nombres de la historia del cine europeo y mundial, y protagonizada por Max von Sydow, Bengt Ekerot, Bibi Andersson, Gunnar Björnstrand, Gunnel Lindblom y Nils Poppe, rodada en blanco y negro, “El séptimo sello” (“Det Sjunde Inseglet” en la versión original en sueco) nos contaba como el caballero Antonius Block regresa de las cruzadas con su escudero Jöns después de diez años de ausencia. En el camino de vuelta descubren que la peste está asolando el territorio. De repente la Muerte se le presenta ante el caballero exigiendo su alma, pero Antonius no quiere morir. No porque tema morir sino porque quiere conocimiento. La Muerte le permite jugar con ella una partida de ajedrez y así retrasar su destino inevitale, pero no podrá darle respuestas a sus dudas de fe. Por fortuna, el tiempo ganado le permitirá hacer una última buena acción, con una inocente familia de feriantes, antes de perder la partida y aceptar su destino.
La película empieza con la frase del Apocalipsis 8:1 “Y cuando el Cordero rompió el séptimo sello del rollo, hubo silencio en el cielo durante una media hora” en la que se cuestiona la indiferencia de los poderes divinos durante las atrocidades, las desgracias, las crisis y las guerras que atormentan a los hombres. No hay que olvidar que “El séptimo sello” es una película del año 1956, apenas poco más de una década después del final de la Segunda Guerra Mundial, el conflicto bélico más grande y más inhumano de la historia, y cuando se empezaban a desvelar todos los horrores de la contienda.
El mismo Ingmar Bergman explicaba el sentido de su película: “En mi película el caballero regresa de las Cruzadas, como hoy un soldado regresa de la guerra. En el Medievo los hombres vivían en el temor de la peste. Hoy viven en el temor de la bomba atómica. El Séptimo Sello es una alegoría con un tema muy sencillo: el hombre, su eterna búsqueda de Dios y la muerte como única seguridad.“
Michael McDowell lo está petando. Todo un fenómeno