CASA REAL
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Una truculenta historia

Isabel II de Espa�a: cuando abdicar supuso tener prohibido pisar el pa�s

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Alfonso XII sali� de Par�s, rumbo a Espa�a, el 6 de enero de 1875. E Isabel II, que para entonces se hab�a arrepentido de abdicar y que amagaba con retractarse, se las vio muy felices pensando en los preparativos para al menos poder regresar a su patria.

Isabel II rein� en Espa�a entre 1833 y 1868.
Isabel II rein� en Espa�a entre 1833 y 1868. EM

Dos votos fueron para Don Alfonso, que ten�a entonces 11 a�os. �Y hasta uno recibi� la Infanta Mar�a Luisa Fernanda! Alg�n diputado bromista con ganas de meter el dedo en el ojo a su hermana, la destronada Isabel II. Aunque a la reina, desde su exilio parisino, peor le supieron los 27 votos obtenidos por su mayor enemigo, su cu�ado Antonio de Orle�ns, duque de Montpensier. Claro que la monarca disfrut� al saber que todo el dineral que �ste se hab�a gastado para intentar ser elegido �nada menos que Rey! hab�a sido en vano. Una fortuna a la basura. Prim se sali� con la suya y Amadeo de Saboya recibi� 191 votos. El italiano era proclamado por las Cortes Rey de Espa�a.

Era 16 de noviembre de 1870. Isabel II fue informada del resultado desde el Palacio Castilla, su residencia en su obligado exilio parisino desde que en septiembre de 1868 hab�a triunfado La Gloriosa, la revoluci�n contra una Reina convertida en dechado de todos los vicios. Cuando conoci� la noticia, Do�a Isabel ya hab�a perdido la esperanza de ser requerida de nuevo en Madrid. Hab�a arrojado el trono por la ventana, como le espet� cruel uno de sus consejeros. La insistente campa�a a su alrededor para que abdicara le hab�a llevado al fin a renunciar en favor de su �nico hijo var�n en junio de ese mismo 1870.

En aquella votaci�n que encumbraba a un rey extranjero, Amadeo de Saboya, C�novas del Castillo, con esca�o de diputado, deposit� su papeleta en blanco. Como si predijera lo que estaba por venir, parec�a aguardar su momento. Y vaya s� llegar�a. El gigante pol�tico e historiador malague�o se convertir�a al poco en el l�der de los alfonsinos. Y conforme en la Espa�a ingobernable se suced�an todos los hechos posibles -abandono del trono de Amadeo, una improvisada y ef�mera rep�blica, un golpe de Estado y un Gobierno militar dudosamente legal-, C�novas ejerci� de pigmali�n con su pupilo Don Alfonso, a quien quer�a convertir en un monarca constitucional a semejanza del brit�nico, y fue sembrando para que su causa prendiera.

Alfonso XII muri� muy joven. Rein� entre 1874 y 1885.
Alfonso XII muri� muy joven. Rein� entre 1874 y 1885.EM

En una Espa�a que a�n guardaba bien fresca la memoria de los pronunciamientos militares, el 29 de diciembre de 1874, un general en activo, Arsenio Mart�nez Campos, se levant� en armas cerca de Sagunto y proclam� Rey a Alfonso XII. Y es sabido que la cosa triunf�. Los desgobernados espa�oles, en medio adem�s de la Tercera Guerra Carlista, quer�an un poco de orden y estabilidad y se echaron en brazos del pupilo de C�novas, que en seguida ser�a nombrado presidente del Consejo de Ministros.

Alfonso XII sali� de Par�s, rumbo a Espa�a, el 6 de enero de 1875. E Isabel II, que para entonces ni se sabe la de veces que se hab�a arrepentido de abdicar y que amagaba con retractarse, se las vio muy felices pensando en los preparativos para al menos poder regresar a su patria. Qu� pronto se caer�a del caballo.

Si algo ten�a claro C�novas era que Isabel II se hab�a convertido en un problema para la Corona. Lo que representaba, el mal recuerdo entre los espa�oles del final de su reinado, los esc�ndalos que hab�a protagonizado, su corte de intrigantes, sus titubeos con una abdicaci�n cuya validez jur�dica suscitaba dudas al propio C�novas... Todos eran motivos para que el astuto hombre de Estado dejara claro que, para que la Monarqu�a alfonsina pudiera asentarse, pod�an regresar a Espa�a todos los Borbones... menos uno. El pol�tico andaluz dej� claro a Isabel II que no pod�a cruzar la frontera. Alfonso XII lo comprendi�. "Vuestra Majestad no es una persona, es un reinado, es una �poca hist�rica, y lo que el pa�s necesita es otro reinado, otra �poca diferente", le espet� con crudeza C�novas en una misiva a la reina destronada y doblemente exiliada.

C�novas, art�fice de la Restauraci�n, 'apadrin�' a Alfonso XII.
C�novas, art�fice de la Restauraci�n, 'apadrin�' a Alfonso XII.

Tener que permanecer lo m�s lejos posible de Espa�a no fue f�cil de digerir para Isabel II. Y se produjeron en aquellos primeros meses del reinado de su hijo situaciones tan kafkianas como que el aspirante carlista, Carlos VII, a la vez que libraba batalla en el frente contra Alfonso XII, apiadado del mal trato a su t�a segunda le llegara a ofrecer residencia en cualquiera de las localidades espa�olas entonces bajo control de las tropas carlistas -sobre todo el Pa�s Vasco y Navarra-, tal como relata Mar�a Teresa �lvarez en la biograf�a de la Infanta Paz, una de las hijas de Isabel II. La reina no atendi�, menos mal, el ofrecimiento de su pariente y a la vez enemigo din�stico.

C�novas no cedi�. No estaba dispuesto a que la reina pisara Espa�a hasta que se aprobara la nueva Constituci�n. Pero se empezaron a barajar posibles residencias en Espa�a para el fin del exilio. Y se le ofreci� vivir en Mallorca, en el castillo de Bellver. Una isla tan alejada de Madrid parec�a el lugar ideal. La ofendida Isabel II no pic�, claro.

Con el tiempo se habl� de otras ciudades: Barcelona, Sevilla, incluso El Escorial. Lo que no era negociable era Madrid. No pudo la ex monarca pisar Espa�a hasta julio de 1876. Ten�a 45 a�os. Lleg� en barco a Santander y disfrut� de una estancia en Cantabria antes de emprender rumbo a la meseta ya en septiembre. Pero se vio obligada a alojarse en El Escorial. Ni como visitante la aceptaron tampoco entonces en el Palacio Real de Madrid. Tan apestada resultaba que el 13 de octubre apenas pudo hacer una visita a la capital de unas horas.

Isabel II acab� march�ndose a Sevilla, donde se instal� una pl�cida temporada en los Reales Alc�zares. A la capital andaluza viajar�a con alguna frecuencia en los a�os siguientes. Pero, consciente de que en Espa�a era lo que hoy Felipe Gonz�lez llamar�a un "molesto jarr�n chino", la reina regres� en 1877 a Par�s, separ�ndose ya para siempre de todos sus hijos.

Isabel II muri� en la capital francesa el 9 de abril de 1904. Hab�a comprendido que al abdicar no hab�a perdido s�lo la corona, sino tambi�n una patria.

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