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Eton, el colegio m�s elitista del mundo

Por sus aulas han pasado pr�ncipes, h�roes de guerra, premios Nobel, santos y primeros ministros. Entre la fascinaci�n por su excelencia y el rechazo a su clasicismo, ha sido escuela de los herederos, s�lo varones, de la clase dirigente brit�nica por cinco siglos. El fot�grafo Ian Macdonald, nacido en un barrio obrero, pas� un a�o retratando por dentro el colegio m�s elitista del mundo


Una habitaci�n de estudiante. Un alumno en su cuarto de Durnford House, uno de los edificios en los que se alojan los internos. Sobre su escritorio se ven el "Guardian", diario progresista, y un diccionario de lat�n. Antiguamente, todas las clases eran en la lengua de Horacio.
Una habitaci�n de estudiante. Un alumno en su cuarto de Durnford House, uno de los edificios en los que se alojan los internos. Sobre su escritorio se ven el "Guardian", diario progresista, y un diccionario de lat�n. Antiguamente, todas las clases eran en la lengua de Horacio.

Lujo al alcance de pocos. Tres miembros de la "Essay Society" de Eton en el "Head Master's Lounge" del colegio. Entre los 1,308 alumnos de la instituci�n, los dos tercios que no reciben ning�n tipo de beca o subvenci�n pagan un m�nimo de 34.500 euros anuales.
Lujo al alcance de pocos. Tres miembros de la "Essay Society" de Eton en el "Head Master's Lounge" del colegio. Entre los 1,308 alumnos de la instituci�n, los dos tercios que no reciben ning�n tipo de beca o subvenci�n pagan un m�nimo de 34.500 euros anuales.

Juan M�rquez durante la "Procession of Boats" (4 de junio) de 1978, vestido con el uniforme naval del siglo XIX. Abajo, junto a su hermano Jos� Ignacio (sentado), con la indumentaria de Eton: frac y chaleco negros y corbata blanca.
Juan M�rquez durante la "Procession of Boats" (4 de junio) de 1978, vestido con el uniforme naval del siglo XIX. Abajo, junto a su hermano Jos� Ignacio (sentado), con la indumentaria de Eton: frac y chaleco negros y corbata blanca.

ANA GO�I
fotograf�as de IAN MACDONALD


'Eloreat Etona. Prospere Eton'. Es el lema del college por excelencia, un instituto que ha sobrevivido durante casi seis siglos como ep�nimo de esas altas instituciones en las que a los ni�os se los viste como adultos en miniatura, se los trata con disciplina brit�nica (antes, con vara incluida) y, sobre todo, se los educa para que no desentonen en esas elites en las que muchos de ellos nacieron. El King’s College of Our Lady of Eton, situado convenientemente a la sombra del castillo de Windsor, al oeste de Londres, es «la quintaesencia de lo ingl�s», seg�n lo define Ian Macdonald, nacido en una localidad obrera del noreste de Inglaterra, autor de las fotograf�as que ilustran estas p�ginas y, durante un a�o, artista residente en el college.

Como les ocurre con los miembros de la familia real, a quienes detestan o idolatran casi seg�n la temporada, los brit�nicos, desde hace d�cadas, dudan entre la fascinaci�n por la probada excelencia educativa, los cuellos blancos y las extravagancias de Eton y el repudio hacia una instituci�n que, dicen, perpet�a las diferencias de clases. En 2005, el hoy primer ministro, Gordon Brown, dijo de David Cameron, que se hizo entonces con el liderazgo del Partido Conservador, «es un old Etonian» (como se conoce a quienes han pasado por Eton) para deslegitimarlo.

Lo cierto es que por los pupitres de Eton han pasado ?8 primeros ministros brit�nicos, desde sir Robert Walpole y el duque de Wellington, vencedor en Waterloo, a sir Alec Douglas-Home, que comand� el pa�s en los a�os 60. Antes, en tiempos de Harold MacMillan –hasta nueve miembros de su Gobierno, en ?956, eran old Etonians–, una inscripci�n en las puertas del colegio bromeaba: «Hacedores de gabinetes para su majestad la reina».

En sus houses –los edificios en los que los estudiantes tienen su habitaci�n– han dormido innumerables h�roes de guerra (Eton atesora m�s soldados honrados con la Cruz Victoria, 37, que ning�n otro colegio), cient�ficos (el qu�mico Robert Boyle), economistas (Keynes), actores (Hugh Laurie), l�deres sociales (Peter Benenson, fundador de Amnist�a Internacional), cuatro m�rtires protestantes y hasta un santo cat�lico, Ralph Sherwin.

Por supuesto, tampoco faltan ovejas negras. All� estudiaron Guy Burgess, un doble agente al servicio de la URSS, y el pr�ncipe Dipendra de Nepal, un alumno al que excepcionalmente se permiti� llevar bigote, y que, en 200?, asesin� a ocho miembros de su familia, incluidos su padre y su hermano, para despu�s suicidarse. Entre los balas perdidas figura tambi�n lord Lucan, que desapareci� en ?974 despu�s de asesinar a la nanny de sus hijos y dio pie a la expresi�n doing a lord Lucan, hacerse el lord Lucan, desaparecer sin rastro.

A pesar de su fama de ni�era de la clase dominante, el college naci� para educar a los hijos de los pobres. El rey Enrique VI lo fund� en ?440 «para el culto a Dios y la educaci�n de los j�venes varones para el servicio de la Iglesia y el Estado». Estos j�venes para los que el rey so�aba tan alto futuro eran los King’s Scholars, 70 internos a los que se instru�a gratuitamente. Con el tiempo, se incorpor� tambi�n un peque�o n�mero de oppidans (del lat�n oppidum, pueblo), que s� pagaban y viv�an en la villa cercana. Hoy, entre sus ?.308 alumnos (s�lo varones, de entre ?3 y ?8 a�os, pues se trata de una escuela de secundaria, todos internos), siguen existiendo 70 King’s Scholars, los becarios del Rey. Otro tipo de subvenciones que garantizan una reducci�n en los honorarios imposibles de la escuela: m�nimo, 26.490 libras al a�o (unos 34.500 euros).

El primer registro de la vida, m�s que espartana, de los pupilos data del siglo XVI. Entonces dorm�an dos o tres en la misma cama –hoy las habitaciones son individuales–, en la que se les permit�a permanecer hasta las cinco de la madrugada, hora en la que ten�an que comenzar a recitar sus oraciones para despu�s acudir a sus clases, todas en lat�n.

Como casi todo en Eton, el ritmo de estudio ha cambiado, aunque lo justo: la jornada, de lunes a s�bado, comienza en las 25 houses a las siete y media, con el desayuno, alguna visita al house master que dirige cada residencia o a la dame (la encargada de los asuntos dom�sticos) y la lectura de los diarios; a las 8.40, seg�n el d�a, acuden a la capilla o a la primera de las clases, por la tarde suelen seguir los deportes y, de ?8.?5 a ?9.30, la quiet hour, la hora del silencio en que deben permanecer en sus cuartos.

Hay costumbres que han quedado para la historia –como los castigos f�sicos o el hecho de que los reci�n llegados actuaran como sirvientes de los mayores–, pero buena parte de la vida en Eton se sigue rigiendo por costumbres y reglas que «parecen incomprensibles, innecesarias, o ambas cosas», seg�n un ex alumno, el periodista Dominic Lawson: ah� est� el c�digo de vestimenta, frac y chaleco negros, corbata blanca –s�lo lo pueden quebrar los alumnos que alcanzan los puestos m�s altos en las estrictas jerarqu�as acad�micas, como los Pop, miembros de la sociedad por excelencia de Eton, con chalecos de color–; su argot �nico; juegos de reglas impenetrables, y castigos de otro tiempo, como copiar versos latinos. Parece que al propio Cameron, por fumar cannabis, le cay� una Ge�rgica, m�s de 500 hex�metros.

Eton se mantiene fiel a su lema, empecinado en prosperar, o al menos sobrevivir, pase lo que pase. Ni siquiera los peligrosos aires de cambio del siglo XX, cuando los l�deres de izquierdas clamaban por que se demolieran el college y el resto de instituciones para las elites, han conseguido resquebrajar sus muros. Nada pas�, m�s all� del esc�ndalo, cuando surgi� alguna alegaci�n de malos tratos contra uno de sus decanos de los a�os 60, Anthony Chenevix-Trench. Ni cuando, en 2005, una profesora acus� a la instituci�n de ama�ar los trabajos del pr�ncipe Enrique para mejorar sus calificaciones. Ni cuando, un a�o m�s tarde, se public� The Importance Of Being Etonian, de Nick Fraser, un libro que no s�lo menciona el tab� de las relaciones homosexuales entre las viriles paredes del college, sino que, adem�s, define Eton como una instituci�n que crea hombres arrogantes, que se creen con derecho a unos privilegios que no merecen.

Sea como sea, pasados m�s de 550 a�os desde su fundaci�n, en Inglaterra, a la sombra del castillo de Windsor, sigue en pie un colegio del que cada cierto tiempo sale un Nobel.

(+)El libro 'Eton', de Ian Macdonald, es una edici�n limitada del propio autor. M�s sobre el colegio.



     
     
     
    Mi experiencia como espa�ol en Eton

    por JUAN M�RQUEZ
    Mi hermano Jos� Ignacio (Pirracas) y yo nos educamos en Eton a finales de los a�os 70 y principios de los 80. Nuestra educaci�n all� fue tremendamente liberal y democr�tica.

    Independientemente de la rivalidad acad�mica y deportiva, la tolerancia, la aceptaci�n, el respeto de los profesores hacia los alumnos y de los alumnos entre s�, era y es uno de los pilares fundamentales de la educaci�n que se imparte. En Eton no pretenden moldear la personalidad de los alumnos, es el pensamiento libre, el ingenio y el humor lo que permite a cada uno cultivar su personalidad. La relaci�n y comunicaci�n entre 'House Masters' (tutores), 'beaks' (profesores) y 'boys' (alumnos) era constante y muy estrecha.

    Viv�a en Hopgarden (nombre de la casa) con mi 'House Master' Tim Card, y otros 50 'Oppidans' (los cerca de 1.250 alumnos que no viven en College, la parte m�s antigua del colegio. Un tercio tiene alg�n tipo de beca acad�mica o subsidio). Tim Card, antiguo alumno de Eton, fue 'Vice Provost' (el vicepresidente del 'Board of Governors', m�ximo organismo de gobierno de Eton), matem�tico magistral, historiador, economista y una de las personas m�s influyentes de Eton en la segunda mitad del siglo XX. De las personas que m�s he admirado en mi vida.

    Algunos 'King's Scholars' (los 70 alumnos, eruditos o ni�os prodigio, que viven en el College y poseen becas acad�micas) con s�lo 13 y 14 a�os ten�an plaza asegurada como investigadores en las mejores universidades. 'Los matem�ticos maduran acad�micamente antes', me explicaba Tim Card. Mi 'div' (clase) favorita, Biolog�a, se impart�a en el Natural History Museum of Eton, donde aprend�amos con entusiasmo sobre los avances m�s recientes de clonaci�n de 'Xenopus laevis' (ranas de espuela) y otros vertebrados.

    'Hemos de aislar un gen y pronto clonaremos mam�feros y humanos', me aseguraba un 'King's Scholar'. Por un motivo u otro Eton siempre est� en el punto de mira de la prensa.

    Uno es la 'insistencia' de algunos 'old Etonians' de seguir teniendo un monopolio en Downing Street. Dos compa�eros de mi �poca all�, David Cameron y Boris Johnson, parece que no quieren que esta tradici�n se pierda. 'Floreat Etona'.

    Juan M�rquez es 'old Etonian', economista por la London School of Economics y Fund of Hedge Funds Manager.

     
     
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