La clásica película épica “Gladiador”, filmada en 1999 y estrenada mundialmente el año 2000, no sólo consagró a su protagonista, el actor neozelandés Russell Crowe, sino que también revalorizó a un puñado de talentosos y veteranos actores británicos. Fue el caso de Derek Jacobi (senador Graco), David Hemmings (Casio) y, especialmente, Richard Harris (emperador Marco Aurelio), los cuales vivirían un segundo aire en sus carreras, protagonizando en el nuevo milenio varias películas y series de televisión.

Otro experimentado y legendario actor británico que también trabajó en “Gladiador”, sin embargo, fallecería antes del estreno de la película, sin poder beneficiarse de su éxito mundial. Se trataba del mítico actor Oliver Reed, famoso en los años 60′ y 70’ por protagonizar conocidas películas y miniseries como “La maldición del Hombre Lobo”, “Oliver”, “El Príncipe y el Mendigo” y “Los Tres Mosqueteros”, y que en “Gladiador” interpretó con maestría a Próximo, el lanista y ex gladiador que compraba al general romano Máximo cuando éste era llevado a una provincia romana en África para ser vendido como esclavo.

Oliver Reed, quien durante toda su carrera había tenido serios problemas debido a su explosiva personalidad y al consumo diario de alcohol (“me gusta la sensación que el alcohol provoca en mi cuerpo”, dijo una vez) fallecería repentinamente, a los 61 años de edad, de un ataque al corazón el 2 de mayo de 1999 en La Valeta, Malta, durante un descanso del rodaje de la película “Gladiador”, cuando todavía le quedaban algunas escenas por rodar. Por ello, los productores debieron recrear su figura con efectos digitales para completar su aparición en la película.

Oliver Reed fallecería luego de una brutal ingesta alcohólica en el local “The Pub”, donde se encontró con cinco jóvenes marinos ingleses de la Royal Navy, con los cuales participó en una apuesta para ver cuál de ellos podía beber más antes de quedar inconsciente. Reed, que no había tomado una gota de alcohol desde que había comenzado el rodaje de “Gladiador”, llegó a beber tres botellas de ron jamaicano, ocho botellas de cerveza alemana y numerosos whiskies dobles antes de caer fulminado por un ataque al corazón. Su cuenta, que no llegó a ser pagada, todavía se conserva hoy en un marco decorativo del bar “The Pub”, que después de este incidente cambió su nombre al de “Ollie’s Last Pub” (“El último pub de Oliver”).

Las alcohólicas circunstancias en las que se produjo la muerte de Oliver Reed no sorprendieron demasiado a sus conocidos, especialmente tomando en cuenta sus numerosos escándalos pasados provocados por el alcohol. Expulsado de varios colegios durante su juventud antes que encontrara su vocación en la actuación, Reed tenía numerosas anécdotas relacionadas con el exceso etílico, como la vez en que junto a unos amigos bebieron hasta el amanecer 36 jarras de cerveza, 32 botellas de whisky escocés, 17 botellas de ginebra, cuatro cajas de vino y una botella de Babycham, o cuando un día antes de casarse con su novia Josephine Burge bebió 106 pintas de cerveza.

El legendario actor norteamericano Steve McQueen relató que en 1973 viajó al Reino Unido para discutir con Oliver Reed el proyecto sobre una futura película que pensaban rodar juntos. Sin embargo, antes de hablar sobre ello, Reed invitó al americano a salir en una gira etílica por los pubs de Londres; la juerga acabaría muchas horas después, cuando Reed, completamente borracho, vomitó encima de McQueen.

En otra ocasión, durante la emisión del programa del canal británico Channel 4 “After Dark”, Oliver Reed se presentó en pantalla en evidente estado de embriaguez, por lo que fue forzado a retirarse, no sin que antes el actor intentara besar a la fuerza a la feminista Kate Millet. En otra ocasión, según consignó la prensa británica, se bajó los pantalones durante una entrevista. En sus últimos años de su vida, Reed podía ser visto frecuentemente bebiendo junto con su esposa Josephine, en el bar White Horse Hotel, en Surrey, Inglaterra.

Tras la repentina muerte del actor Oliver Reed, una de las personas que más lamentaría su deceso fue el actor Richard Harris (el solemne emperador Marco Aurelio de “Gladiador”), quien comentó que “me puse muy triste cuando me enteré de su muerte, que no puso ser más inoportuna. Creo que el éxito mundial que tuvo la película ‘Gladiador’ le hubiera dado un nuevo empuje a su carrera”.