Jacques Offenbach (Colonia, 20 de junio 1819 – París, 5 de octubre 1880)
Jacques Offenbach de origen judío, nació en la localidad de Offenbach cerca de Colonia, para ser exactos, pero cambió su nombre real que era Jakob Eberst por el del pueblo donde su padre era director musical de la sinagoga y donde posteriormente él fue cantor.
En 1833, Offenbach se marchó a París donde estudió en el Conservatorio gracias a Cherubini, que vió su habilidad como violonchelista y como tal tocó en la Orquesta Cómica de París.
Jacques Offenbach se puede decir que es el creador de la opereta francesa. Empezó a escribir las primeras en 1853, y llegaría a escribir más de noventa.
Offenbach fue director del Teatro Comte al que rebautizó como Teatro Bouffes Parisiens.
La mayoría de sus obras no se han dejado de representar nunca, como es el caso de La bella Helena y Orfeo en los infiernos. La música desenfadada y original de Offenbach le convirtieron en el prototipo de la opereta francesa.
Mientras crecía su producción de operetas, Offenbach iba trabajando en una ópera, su gran ópera de hecho: Les contes d’Hoffmann, que dejó inconclusa porque murió. De su finalización se encargó Ernest Giraud.
Les Contes d’Hoffmann es una ópera en tres actos con un prólogo y un epilogo, y además con una historia bien curiosa, que vamos a intentar resumir.
E.T.A. Hofmann (1776 – 1822) fue un poeta y compositor, que escribió unos cuentos. Hasta ahí todo es sencillo. Jules Barbier y Michael Carré tomaron tres de ellos para escribir una obra teatral llamada «Les Contes d’Hoffmann», que se estrenó en 1851. Los tres cuentos elegidos fueron El hombre de la arena (episodio de Olympia), El consejero Krespel (episodio de Antonia) y La historia de la imagen del espejo perdida (episodio de Giulietta). Por el momento no parece que haya nada extraordinario en este proceso, pero ya llegará.
Años más tarde, el propio Jules Barbier se encargó de la adaptación para libreto de la obra para que Offenbach escribiera la música de la ópera. Pero la primera desgracia fue la muerte del compositor que no pudo acabar la ópera.
A partir de aquí aparecen tantas peripecias que es casi un milagro que Les Contes d’Hoffmann haya sobrevivido. Un incendio en el Teatro de la Ópera de Viena en 1881 y más tarde de la Ópera de París en 1887, propició que la partitura sufriera varias manipulaciones y se perdieran partes originales para la orquesta. El caso es que no se sabe con exactitud cual debería ser el orden inicial de los episodios de la ópera. Hasta 1980 la versión que se siguió más fue la de Choudens, que presenta los recitativos que orquestó Giraud, que recordemos fue quien terminó la ópera a la muerte de Offenbach. En esta versión el primer episodio es el de Olympia, luego el de Giulietta y finalmente el de Antonia, aunque a veces se cambia el orden.
Otra modificación fue la de la Ópera de Montecarlo, cambiando algunas piezas además de desdoblar el personaje de La Musa-Nicklause, dejando a La Musa sin parte cantada. Se añadió un septeto, compuesto por el director de la Ópera de Montecarlo, Raoul Gunsbourg; y se compuso un aria nueva, Scintille diamant. Al personaje de Dapertutto se le quitó un aria y se le adjudicó al de Coppélius en el acto I. La edición de Choudens recoge todas estas modificaciones.
No acaban aquí los cambios, ultimamente las ediciones de Bonynge y Kaye también han introducido modificaciones y han suprimido algunos cambios de la de Choudens.
Es verdad que Les Contes d’Hoffmann son de Offenbach, pero posiblemente sea una de las óperas que hayan estado más manipuladas en toda la historia. Lo que cuenta es que el resultado es magnífico y es una de las óperas que se representan en todos los teatros del mundo cada temporada.
Vamos a ver tres ejemplos de Les Contes D’Hoffmann, pertenecientes a cada uno de los episodios.
Episodio de Olympia. Diana Damrau, Les oiseaux dans la charmille
Episodio de Giulietta.Agnes Baltsa y Plácido Domingo. Dúo.
Episodio de Antonia. Natalie Dessay. Elle a fui, la tourterelle
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