Crítica: Axel Rudi Pell - Black Moon Pyramid | El Portal del METAL

Axel Rudi Pell - Black Moon Pyramid

Enviado por Witchfyre el Vie, 04/09/2020 - 10:16
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Los que empezamos en esto a principios de los 90, encontramos en el heavy metal alemán un bastión inexpugnable en el que refugiarnos. Eran aquellos años de crisis en los que las bandas que habían hecho grande nuestra música luchaban por seguir vigentes y sufrían para no perder poder de convocatoria. En aquella época, que muchos recordaréis, en la que lo único que importaba era ser moderno y conectar con la chavalada, la vieja guardia germana, y no tan vieja, nos siguió golpeando una vez tras otra con su duro acero como si nada hubiese pasado. Durante esos años 90 nos fueron cayendo como una buena, y muy bienvenida, somanta de hostias, aquellos Pile of Skulls, Back Hand Inn, Masquerade, Trapped, The Missing Link, The Reaper, Heart of Darkness, Timebomb, Objection Overruled… (amén de otros muchos menos conocidos) que ponían las cosas en su sitio y nos hacían pensar que no todo se había perdido todavía, que aún había esperanza para el buen heavy metal de toda la vida… y uno de los proveedores más fiables en aquellos tiempos duros fue el bueno de Axel Rudi Pell.

Con esta personal receta de hard rock, heavy y power metal con sus dosis justas de Rainbow, Deep Purple, Dio, Black Sabbath, Yngwie Malmsteen, Judas Priest, Accept y Hendrix, el bueno de Axel nos fue lanzando, uno tras otro, buenos trabajos durante los años 90, al menos durante el tiempo que duró la sorpresa y la cosa no empezó a oler a podrido. En 1996 todavía nos enfrentábamos a su quinto álbum en solitario, tercero con el glorioso Jeff Scott Soto al frente, y esa receta aún sabía a gloria. Sobre todo si tenemos en cuenta lo que andaba pergeñando la mayoría en aquellos años y que él y sus compatriotas eran de los pocos que mantenían la bandera del heavy metal bien alta (con razón algunos obstinados como Biff Byford o David Defeis encontraron en tierras germanas refugio para sus metálicas odalías). Repito, en 1996 todavía no estábamos aburridos de Axel y este Black Moon Pyramid hasta sonaba refrescante… catorce discos más tarde ya no puedo decir lo mismo. De hecho, no conseguí seguir la carrera del de Bochum más allá de un estupendo Oceans of Time pero, definitivamente, 1996 eran otros tiempos.

No puedo decir que tenga al ex de Steeler entre mis solistas favoritos, es más, siempre me ha parecido bastante chapucero en ese departamento, pero como compositor era de lo más apañado. Lo mío son los solos que aportan algo al tema, sin virtuosismos gratuitos, detrás de los que veo un esfuerzo deliberado y me hacen sentir que cada nota está puesta en su lugar a conciencia. Con Axel Rudi Pell nunca he tenido esa impresión y Black Moon Pyramid no es una excepción a este respecto. Su trabajo como guitarra solista me parece una sucesión arbitraria de notas salpicadas sin intención aparente. Como un cazador disparando cartuchos al aire por el simple gusto de hacerlo y sin alcanzar nunca su objetivo. En las velocidades contenidas aún tiene un pase, pero se trata de un “corremástiles” que no pasa de mediocre. No estoy diciendo que el bueno de Axel sea un inútil, sólo que a mí me parece uno de los supuestos “guitar heroes" que menos me tramiten.

Afortunadamente, a la hora de labrar riffs y estribillos la cosa es bien diferente. Le gusta hacer las cosas simples y los temas se reparten entre el medio tiempo hardrockero, el trallazo powermetalero, la baladita “mojabragas" y la ocasional épica de casi 10 minutos. Como se hizo toda la vida y el resultado queda más que logrado. Las primeras (Gettin’ Dangerous, Hole in the Sky y la instrumental Sphynx Revenge) comandadas por la apisonadora Jörg Michael, un tío tan hábil con los pies, como mecánico con las manos, ponen a Pell muy en la línea de aquellas instituciones germanas que tan bien llevaban la lección aprendida del Fast as a Shark como eran Rage, Running Wild o Grave Digger (al mismo Michael tuvimos percutiendo en las tres). Mucha tralla, riffs secos y desgarradores y un impresionante Jeff Scott Soto aportando la dosis justa de melodía. En las más hardrockeras (Fool Fool, una bluesera Touch the Rainbow, You and I, Visions in the Night y la funky Aquarius Dance) percibimos con mucha claridad esas influencias de Deep Purple y Rainbow en Axel, con un barniz ochentero que lo acerca mucho a los buenos tiempos de Yngwie con sus Rising Force (Soto ayuda bastante). Estribillos muy pegadizos, riffs donde la sencillez se convierte en virtud y esos teclados “johnlordianos” que tanta escuela crearon. Nada nuevo bajo el sol, pero es donde siempre he creído que los temas de este hombre suenan más inspirados. La baladita (Silent Angel)… meh, digamos que no molesta. Al menos solo hay una, aunque al final la repite en versión instrumental (¿?) y no tenemos que enfrentarnos a uno de esos insufribles discos de baladas con los que, periódicamente, nos castiga el alemán. La épica, de suaves connotaciones orientales en esta ocasión, lleva el título del álbum, pasa rápido, pero las tiene mejores (siempre me viene a la cabeza ese Land of the Giants del Nasty Reputation).

El gran enemigo de este hombre no es más que sí mismo. Escuchado un álbum, escuchados todos pero, mientras aún sonaban frescos, eran cojonudos. Estoy seguro de que este texto habría sonado más amable si lo hubiese escrito en 1996, cuando tenía a estos grupos alemanes como un auténtico baluarte de pureza heavymetalera y el bueno de Axel todavía no nos había castigado con 30 años de repetición sin contemplaciones. Al menos en una cosa si ha conseguido parecerse a Yngwie Malmsteen, después de un puñado de trabajos realmente inspirados, se ha hecho igual de tedioso que el genio sueco. Eso sí, podemos contar Black Moon Pyramid entre los primeros. Si descubres ahora a Axel Rudi Pell, cosa que me parece difícil, te doy la enhorabuena, tienes a un músico más que interesante por conocer. Si, por el contrario, estás al tanto de su evolución (o falta de la misma) desde hace 30 años, ya sabes lo que te vas a encontrar, más de lo mismo, pero muy bien hecho. Cuatro cuernos igualmente para un Black Moon Pyramid que sigue sonando igual de sólido que hace casi un cuarto de siglo.

- Axel Rudi Pell: guitarras
- Jeff Scott Soto: voces y coros
- Volker Krawczak: bajo
- Julie Greaux: teclados y coros
- Jörg Michael: batería

Músicos invitados:
- Peter "Peavy" Wagner: bajo (Gettin' Dangerous)
- Christian Wolff: teclados
- Martin Hesselbach: percusión (Aquarius Dance)

Sello
Steamhammer