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La �ltima contradicci�n del Rey del Cachopo, el psic�pata ca��: "Salir de prisi�n es f�cil, en dos a�os puedo estar fuera"

La historia de C�sar Rom�n, el peculiar hostelero condenado a 15 a�os de prisi�n por matar y descuartizar a su novia, aterriza en Netflix con nuevos giros de guion: "�Con qu� cara miro yo a mi hija?"

El Rey del Cachopo Netflix
Imagen promocional de la serie documental El Rey del Cachopo.NETFLIX
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"Si t� a m� me haces algo me la vas a pagar (sic), ma�ana o dentro de cinco a�os, pero me la vas a pagar". Si algo caracteriza a C�sar Rom�n, que ha pasado a la historia criminal de nuestro pa�s como el sanguinario Rey del Cachopo que mat� y descuartiz� a su novia antes de darse a la fuga, es que habla mucho. Much�simo.

Su declaraci�n durante horas ante el jurado que lo declar� culpable de asesinato ya apuntaba maneras; su largu�simo testimonio telef�nico en el podcast de Spotify que repasa su vida ten�a bastante de desahogo; y sin embargo, es en su �ltima aparici�n medi�tica como protagonista de una serie documental de Netflix en la que interviene por videollamada desde prisi�n donde a Rom�n le ha perdido finalmente la boca.

Tiene el true crime dos cosas que lo hacen �nico como g�nero audiovisual, y ambas se dan en El Rey del Cachopo, que aterriza este viernes en la peque�a pantalla como propuesta para consumir en marat�n este fin de semana. La primera es que nada est� nunca escrito: aunque el relato se refiera a un crimen juzgado y condenado siempre queda alg�n cabo suelto del que tirar, alguien con la lengua demasiado suelta. La segunda, que agradecemos los cronistas, implica que el spoiler es algo muy relativo, tanto, que casi dir�amos que no existe. Y por eso, el final de El Rey del Cachopo se abordar� aqu� sin sentimiento de culpabilidad ninguno. Pero antes, pong�monos en situaci�n.

El final del sofocante verano de 2018 trajo a nuestras teles dos soplos de aire fresco en forma de sucesos medi�ticos aparentemente sin relaci�n: tras un peque�o conato de incendio en una nave del barrio de Usera, en el Madrid meridional m�s popular, los bomberos encuentran un torso de mujer dentro de una maleta. Le han amputado los pechos y las pr�tesis aparecen a pocos metros, destruidas por el fuego. Casi de forma simult�nea desaparece sin dejar rastro un peculiar hostelero de la capital que hab�a ganado fama en los �ltimos tiempos erigi�ndose en Rey del Cachopo a nivel nacional.

"Es un psic�pata s�dico. Le divierte desgarrar las vidas de los dem�s, arrancarles las v�sceras y ver c�mo sufren"

Ana Villarrubia, psic�loga forense

Es peculiar en fondo y forma el tal C�sar Rom�n, con su metro y medio de altura y sus aventuras sin fin como part�cipe activo de la historia democr�tica espa�ola, desde la lucha sindical a la guerra contra ETA y con una aparici�n estelar en la guerra de Bosnia en tanto que legionario.

Esta jugos�sima serpiente de verano alcanza su cl�max cuando ambos casos colisionan en un bareto de Zaragoza en el que el presunto asesino, que no estaba desaparecido sino fugado, preparaba sus delicias culinarias oculto bajo una falsa identidad tan incre�ble como la verdadera... Si es que alguna vez hubo algo de verdadero en �l.

Mentiroso, vendeh�mos, estafador. A la retah�la de adjetivos que dedican a C�sar Rom�n la decena de entrevistados que pasan ante las c�maras de Netflix -antiguos amigos, compa�eros de negocios, portavoces judiciales y tambi�n, serena pero firme, la madre de la v�ctima- se a�ade siempre el de asesino. Nadie duda de su culpabilidad. Nadie, excepto �l, al menos hasta que se apagaron los focos.

El Rey del Cachopo Netflix
C�sar Rom�n, el Rey del Cachopo, en una imagen promocional de su docuserie.NETFLIX

Charlie Arnaiz y Alberto Ortega, fundadores de la productora Dad� Films & Entertainment, enviaron su primera propuesta a C�sar Rom�n el mismo d�a que entr� en prisi�n, ya condenado, en el albor del verano de 2021. No recibieron respuesta hasta la Navidad de 2023 y lleg� en forma de christmas: le encantar�a protagonizar ese documental.

Rom�n Parrado, que dej� Salvados hace dos a�os para zambullirse en la historia del asesino de la baraja, aborda con El Rey del Cachopo su segundo true crime. Si aquel asesino en serie de principios de siglo le result� poco glamuroso y su final un poco �baj�n� -Alfredo Gal�n se entreg� en una comisar�a de Puertollano una noche de borrachera-, esta vez la historia ten�a mucha m�s enjundia, pero tambi�n un peligro: �Lo que hace C�sar es enterrarte en datos y teor�as. Necesitas una labor ingente y muy r�pida de fact checking o es f�cil perderte�, dice.

El equipo de El Rey del Cachopo manej� alrededor de 40 horas de entrevistas con C�sar Rom�n, en videollamadas de m�ximo ocho minutos al d�a. Su estrategia para optimizarlos, ir quemando cartuchos. Los guionistas se iban rotando para hacer las preguntas, no hab�a que establecer ning�n v�nculo emocional con el asesino ni dejarse llevar por su af�n embaucador. �En las primeras sesiones s�lo vomitaba todo lo que te quer�a contar, no pod�as encarrilarlo�, recuerda Parrado. �Adem�s, era muy machista y escapaba a las preguntas de las mujeres del equipo�. As� que las preguntas inc�modas quedaron para el final y las hizo �l personalmente.

Una de ellas ser�a el �ltimo giro de guion de la historia, pero eso no lo sabr�an hasta m�s tarde.

"Lo perverso es que, por mal que quede, tener su propio documental es un sue�o para �l"

Rom�n Parrado, director de El Rey del Cachopo

�Lo perverso es que para �l, por muy mal que quede, tener su propio documental es un sue�o cumplido�, reconoce el director. Parte de la premisa de que se trata de un caso de violencia machista �puro y duro�: �Un se�or posesivo con un punto maltratador que no acepta que una chica que, adem�s, tiene un estatus social inferior a �l, lo abandone, y un d�a tiene un estallido de rabia y la mata�.

Y sin embargo, le permite una reflexi�n m�s all� del propio crimen. �Hay un momento en que �l empieza a difamarla de una manera alucinante: dice que era narcotraficante, drogadicta, prostituta. No s�lo la mata sino que la humilla. Y todo el mundo, de repente, jugamos a su mismo juego. Me parece una buena oportunidad para hacer una reflexi�n sobre c�mo la violencia de g�nero est� tan arraigada en nuestra sociedad�.

�Es un comportamiento t�pico de un psic�pata. Si adem�s le divierte desgarrar las vidas de los dem�s, penetrar en sus grietas, arrancarles las v�sceras y verles sufrir, entonces tambi�n ser�a un s�dico�, define la psic�loga forense Ana Villarrubia al Rey del Cachopo en el documental. �Ejecut� ese mismo modus operandi muchas veces antes, pero aqu� cometi� un error�, asegura por su parte Parrado.

No ser�a el �ltimo. Cerrada ya la producci�n, s�lo a la espera de estrenarla, lleg� a sus manos un final inesperado en forma de carta enviada al tribunal que lo conden�: C�sar Rom�n reconoc�a los hechos y ped�a perd�n a la familia de la v�ctima.

Y el director record� un breve corte de v�deo que hab�an descartado, uno que encerraba en s� mismo la �ltima contradicci�n del Rey del Cachopo: �Aunque parezca mentira, y eso la gente no lo sabe, para m� el camino m�s sencillo para salir de prisi�n es muy f�cil: es coger, llegar, hacer una cartita como hace mucha gente, llegar y decir 'ay, s�, s�, s�, me equivoqu�, esto fue lo que ocurri� y dem�s'. Si yo hago eso en dos a�os estoy en la calle. �Pero c�mo voy a hacer eso? �Con qu� cara miro yo a mi hija? �Con qu� cara miro yo al resto del mundo?�.