From Hell: Todos creamos a Jack El Destripador | Comics | Poscultura

From Hell: Todos creamos a Jack El Destripador

From Hell portada buena

El siglo XX está construido sobre el cadáver del conocimiento porque la Revolución Industrial trajo consigo la supremacía de la razón y camufló las taras de una sociedad enferma a través de mitos y deidades. Desde entonces, nos hemos creado una mentira de la que ya no nos podemos bajar hasta que nuestro cuerpo desfallezca. Porque bajarse del vehículo en marcha sólo implicaría reconocer todos nuestros errores y enfrentarnos cara a cara con nuestros demonios. Seguir la voz que sube desde el sótano y abrirle la puerta para que sea libre de pasearse por nuestra casa, a la vista de cualquier vecino.

Pero lo cierto es que las pesadillas, como los mitos, no son más que verdades contadas muchas veces, hasta perder la forma, que demuestran que el sueño de la razón produce monstruos. La codificación de una historia que fue cierta hace muchos años y a la que hoy envuelve una bruma de incertidumbre atrayente que la convierte en referencia. Yo configuré una constelación de falsos ídolos en mi cabeza hasta que aprendí que creces cuando se te caen los mitos. Cuando ves que esas imágenes proyectadas no son más que proyecciones que poco (o nada) tienen que ver con la realidad.

Una de las figuras más atrayentes a lo largo de la historia ha sido Jack El Destripador. El primer asesino en serie que causó miedo y fascinación, a partes iguales, en las calles de Whitechapel. Cinco asesinatos y centenares de libros después, Alan Moore y Eddie Cambpell se aproximan a su figura a través de las 500 páginas en From Hell, basándose en las teorías escritas por Stephen Knight en Jack The Ripper: La solución final. Así que para quitárnoslo de encima ya, diremos que William Gull es el asesino.

From Hell catedral

El escritor de Northampton arroja al lector a las lúgubres calles del barrio londinense de Whitechapel en 1888. La premisa de From Hell es muy simple (y aquí está todavía más simplificada): El príncipe Alberto Victor tiene un hijo ilegítimo con una dependienta llamada Annie Crook, quien acaba encerrada en un manicomio por el poder de la corona. Tiempo después, un grupo de cuatro prostitutas se enteran de la existencia del bebé e intentan chantajear al pintor Walter Sickert, íntimo amigo del príncipe. Este, asustado, acude a la reina para que le ayude y ella encomienda a William Gull la tarea de asesinar a las cuatro prostitutas: Marie Kelly, Liz, Annie Chapman y Polly Nichols.

El “Quién” pierde terreno sobre el “Qué” a lo largo de From Hell, dejando claro desde un primer momento que al autor no le interesa aportar nada nuevo sobre el misterio de Jack El Destripador. En cambio, nos encontramos ante una maravillosa y macabra disertación sobre los orígenes del Siglo XX. Un lienzo coral, que huye del color y que muestra el estercolero al que hoy llamamos sociedad. Un recorrido en blanco y negro por una ciudad gobernada por los Masones, donde hasta lo más sagrado fue profanado.

La sociedad: Todos somos cómplices

Tonniës (1887) decía que las sociedades modernas habían roto con los lazos naturales entre las personas, dejando que el interés propio sea el motor de las relaciones sociales, y abandonando la Comunidad para abrazar una nueva Sociedad. En From Hell vemos el cambio de Comunidad a Sociedad reflejado en este pequeño barrio de Londres; un sistema económico que impide empatizar a sus individuos y que les obliga a remar contracorriente desde el mismo momento que llegan al mundo. Quizá todavía no sepamos quién mató a Polly Nichols, pero sí que Hobbes asesinó a Aristóteles.

From Hell se ha convertido en un espejo que nos vomita a la cara todo lo que somos cuando no hay nadie. No somos más que inertes bolas de billar chocando entre sí, desgastándose, movidas por una inercia exterior que siempre determina el siguiente movimiento y que nosotros asumimos como natural. La falsa sensación de libertad que erosiona la voluntad de las personas y aniquila la pureza sin esfuerzo; de forma casi cómica. Una de las grandes ideas que sobrevuelan las 500 páginas de From Hell es que todos somos unos miserables porque tenemos que tomar decisiones buscando nuestro beneficio. Decisiones que pueden destrozar la vida de otra persona. No es casualidad que el cómic esté pintado en tonos de grises y que Moore se limite a exponer los actos de cada personaje, huyendo así de convertirse en juez de los hechos. En última instancia, los personajes de From Hell son entes despojados de toda individualidad inconscientemente, como el soldado que muere por su país.

From Hell uvas

Los dibujos de Campbell tienden a la suciedad y a un realismo deformado que enfatiza la sensación de agobio en las calles de Whitechapel y refleja la bruma de mentiras que envuelve a una sociedad falsamente racional. Y esa diferencia entre burguesía y proletariado que tan bien esculpe Alan Moore, queda brillantemente plasmada por el dibujante en el comienzo del quinto capítulo. En estas  primeras páginas, Cambpell pinta al óleo las viñetas en las que aparece la burguesía, mientras que utiliza el lápiz cuando muestra la vida de la clase trabajadora.

Concretamente, este es el capítulo donde vemos el primer asesinato. Sin embargo, queda eclipsado ante una verdad latente hasta este momento: la vida en la ciudad se ha convertido en un juego de intereses donde siempre gana el rico. Donde la clase obrera sólo puede sobrevivir dentro de un ambiente cargado y en el que cada día que pasa cuesta más respirar. Sólo más víctimas del fetichismo de la mercancía ¿Quién puede culparles por intentar sobrevivir?

“Oye Rust, ¿Quién puede culparles?”

Mary Kelly y sus amigas conocen las paredes de cada callejón de Whitechapel, donde follan con cualquier desconocido que tenga un poco de dinero; una especie de peaje diario que tienen que pagar por nacer donde nacieron. A cambio sólo reciben el chantaje de una banda local que les obliga a pagar más dinero por su protección. ¿Quién puede culparlas por querer extorsionar a un rico pintor a cambio de guardar un secreto?

Rico, pintor, galán, guapo, famoso… Walter Sickert sólo era todo lo que los demás veían en él pero nunca lo tuvo. Ni siquiera podía pagar el chantaje de las cuatro prostitutas que amenazaban con sacar a la luz el affaire de su gran amigo Eddy. ¿Quién podría culparle por acudir a la Reina de Inglaterra en busca de una solución?

From Hell Jabulón

Ante tal panorama, la Reina decide encargar la misión de silenciar al grupo de chicas a Gull. Brillante médico, doctor personal de la corona y pieza muy importante de los Masones, William Gull sufrió una apoplejía y creyó ver a Jabulón, el Dios de los Masones, quien le mostró el verdadero significado de su misión. Quizá no fuera el elegido que él creía ser pero… ¿Quién podría culparle por cumplir los deseos de su Reina y de su Dios?

Y por último, Abberline, la mediocridad revestida de carne. El inspector de la policía que luchó toda su vida por salir de las calles de Whitechapel y cuando creyó lograrlo, se encontró con el caso de Jack El Destripador. Él fue quien descubrió la identidad del asesinó y quién calló para que quedara libre ¿Quién puede culparle de dejar a Gull en manos de los Masones a cambio de una gran cantidad de dinero?

From Hell: ensayo sobre el proto-clickbait

Y es la prensa la que alimenta el circo dándole publicidad a cambio de engordar su cuenta corriente. Alan Moore presenta a un periodista que inventa diferentes bulos según le convenga más (crimen pasional, racial…) e incluso escribe cartas haciéndose pasar por el asesino. Gull muta de gusano a mariposa, dejando a un lado su caparazón de carne y echa a volar convertido en una celebridad.

El periodista consigue viralizar la historia de Jack a costa de restarle profundidad. Como en el juego del teléfono roto, la información iba pasando de uno a otro, alimentando la mentira del mito, y adulterando la información hasta que ya no importaba vender una historia; sólo se trataba de vender periódicos. Quizá el periodismo nunca supo separarse de la industria del espectáculo y murió antes de aprender a andar.

En mayor o menos medida, todos creamos al monstruo. La gente de a pie hablaba sin saber que estaba alimentando la figura de Jack. La prensa inventaba, cegada por las monedas que ganaban con los rumores. La gente que podía hacer algo callaba por miedo, sin saber que el silencio alimenta al orden y los crímenes. Y quizá, la única culpable fue la Reina. Responsable de la locura de un hombre, del asesinato de cuatro mujeres y del encierro de otra. Pero sobre todo, responsable de preservar un sistema que ahogaba a las clases trabajadoras y daba alas a la burguesía. Por crear un sistema donde el poder y la corrupción son los únicos dueños.

From Hell plasma perfectamente las raíces sobre las que se asienta el sistema social actual. Porque esta época sólo fue el ruido ensordecedor, previo al comienzo de una obra, que se apaga paulatinamente hasta quedar engullido por el silencio absoluto. Desde el infierno hasta donde nuestra dignidad nos permita descender para avanzar. El siglo XX no fue escrito con sangre por Jack. Las mentiras de cada personaje terminaron sepultando todos los lazos naturales que quedaban entre las personas y abocándonos a un mar de intereses. Y desde entonces, hay mucho que cuestionar y poco que enaltecer en una sociedad convertida en un sumidero de valores y honestidad.

“La mayoría de socialistas son de clase media pero yo vengo de una familia de clase obrera y votaremos a los conservadores, como siempre. La clase obrera no quiere una revolución, solo quiere dinero”.

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