Así es ‘BH90210’, el falso revival de ‘Sensación de vivir’

Así es ‘BH90210’, el falso revival de ‘Sensación de vivir’ que ya se ha estrenado en Estados Unidos

¡El regreso!

El reparto original no interpreta los personajes de los noventa sino versiones ficcionadas de ellos mismos

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J. Priestley, T, Spelling, Ian Ziering, Shannen Doherty, B.A. Green, Gabrielle Carteris y Jennie Garth no tienen quien les emita por estos lares.

En esta vida hay que ser consciente de uno mismo. Los actores de Sensación de vivir, ni que sea con la experiencia que da la vida (y darse de bruces con la realidad), han entendido a la perfección el puesto que ocupan en el imaginario colectivo. Esa serie adolescente estrenada en 1990 no era una obra maestra, con el tiempo tuvo tramas que nadie en su sano juicio consideraría bien escritas pero conectaron con el público: se convirtieron en un fenómeno. Atraían las masas chillonas, forraban carpetas, marcaban tendencias y sólo faltaba que en los institutos y las universidades les dedicaran altares. Este miércoles por fin volvieron a los EE.UU. con un supuesto revival que en realidad no era tal (aquí todavía falta que alguien se interese por emitirla). Y es que, como los actores han aprendido la lección (o sea, que Sensación de vivir fue el clímax irrepetible de sus carreras), esta nueva serie es una broma donde se reivindican como referentes orgullosos y en decadencia de la cultura pop.

No es un revival porque no retoma las vidas de los personajes que vivían en el código 90210 de Beverly Hills. Shannen Doherty (Brenda), Jason Priestley (Brandon), Tori Spelling (Donna), Gabrielle Carteris (Andrea), Brian Austin Green (David), Ian Ziering (Steve) y Jennie Garth (Kelly) forman parte de este proyecto de seis episodios donde se interpretan a ellos mismos. O, bueno, interpretan unas versiones ficcionadas donde la línea entre realidad y ficción es borrosa.

El primer episodio rinde homenaje a Luke Perry, que falleció a causa de un derrame cerebral antes del comienzo del rodaje”

El único que no puede participar es Luke Perry, que falleció en marzo a causa de un derrame cerebral. El chulazo de los noventa tampoco tenía interés en participar, ocupado como estaba con Riverdale, la nueva serie de moda entre los adolescentes americanos y donde daba vida al padre del protagonista. Como no podía ser de otra forma, BH90210 resuelve desde el primer momento esta triste situación: los actores evidencian la dolorosa ausencia, brindan a su salud y el episodio de presentación termina con un plano de Dylan con su chupa, su pelazo y su pose rebelde.

En este regreso tan metatelevisivo destacan unas cuantas realidades delante y detrás de las cámaras. Carteris, como si fuera la empollona de Andrea, es la presidenta del sindicato de actores de Hollywood, lo cual es bien cierto; Jennie Garth vive con la presión social de divorciarse por tercera vez; Spelling habla del hecho que no heredó apenas nada de su padre, el productor Aaron Spelling que producía la serie; Green tiene abandonada su carrera para cuidar de los tres hijos que tiene con una mujer más famosa que él (aunque no es Megan Fox, su esposa en la vida real); Shannen Doherty es la actriz que más fascinación despierta entre el público al mismo tiempo que es la más odiada por el resto del reparto (un dato que era cierto hasta su reconciliación reciente), y Garth y Spelling tienen la brillante idea de reunir el reparto en un nuevo proyecto. No es casualidad: ellas son quienes juntaron a los actores y por esto ostentan el título de creadoras de este BH90210 junto con los guionistas Mike Chessler y Chris Alberghini.

No tendría sentido, de hecho, que Sensación de vivir hubiera vuelto como una secuela. ¿Quién se acuerda de la novena o la décima temporada? ¿Quién es consciente de que Beverly Hills estuvo más tiempo sin Brenda que con ella? De hecho, ¿existe alguien por estos lares que viera la boda entre David y Donna del desenlace emitido en el 2000? Es muy probable que casi nadie. Lo que sí es coherente es divertirse con los supuestos rollos entre los actores (y que el público no pueda dilucidar cuáles sucedieron y cuáles no), su incapacidad por revalidar ese éxito y ser one-hit-wonders televisivos, y la expectación que despierta Doherty como enfant terrible. No existe actriz televisiva en Hollywood con más rumores y peleas a sus espaldas.

De tan consciente que es este experimento, hasta la crítica americana se ha relajado y se ha dejado llevar por la nostalgia. ¿Y el público? 3,8 millones de audiencia, una cifra que en pleno mes de agosto les permitió liderar el día en los demográficos que interesan a los anunciantes y ser la comidilla de los medios.

Tiene sentido que no sea una continuación porque... ¿quién se acuerda de la novena o décima temporada? ¿Quién es consciente que Beverly Hills estuvo más tiempo sin Brenda que con ella?”

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