Segunda y Tercera Regencia: Cinco Secretarios de Estado en apenas tres años
La Segunda Regencia duró desde el 28 de octubre de 1810 hasta el 11 de enero de 1812, es decir, todo el período de sesiones de las Cortes. Fue sustituida por la Tercera Regencia, antes de la proclamación de la Constitución de 1812. Formaron parte de ella tres militares: Joaquín Blake y Joves, general del ejército; Pedro Agar Bustillo, almirante y Gabriel Císcar y Císcar, almirante.
El primer presidente de esta Segunda Regencia fue Joaquín Blake. El segundo presidente sería Gabriel Císcar y el último, hasta su sustitución por la Tercera Regencia, Pedro Agar.
A finales de 1810, era una unión de todos contra los franceses. Las Cortes y la Regencia habían hecho las paces. La Regencia estaba formada por militares que estaban haciendo la guerra lo que hacía que las relaciones con el Ejercito fueran buenas. Con el restablecimiento de los viejos Consejos de Castilla, Órdenes, Indias y Hacienda, suprimidos por el rey José I, se logró el entendimiento completo entre todos los españoles al sumarse los absolutistas a la causa.
El Ejército se componía del ejército regular patriota dirigido por Castaños, Blake, Morillo, etc. y contando con una fuerza de apoyo formada por soldados británicos y portugueses mandados por Wellesly, futuro duque de Wellington y por las guerrillas dirigidas por el Empecinado, Espoz y Mina, Julián Díaz Porlier, Julián Sánchez, etc.
Por otra parte, la Regencia se ocupaba de ganar la guerra y las Cortes de las reformas políticas. Sus atribuciones las fijaron las mismas Cortes, haciendo imposible las funciones de los regentes con el ejercicio de gobierno. Se fijaron las funciones del poder ejecutivo, las relaciones con las Cortes, las relaciones con el poder judicial, de Hacienda con los gobernantes, con los negocios extranjeros y con las fuerzas armadas. Quitaron al poder ejecutivo todo el poder absoluto de que gozaba. Ante esta situación los regentes comenzaron a dimitir, así Blake dimitió en abril, a principios de mayo dimitió Agar, a quien no se le admitió la dimisión, y a mitad de mayo dimitió Císcar.
Las dificultades entre las Cortes y la Regencia continuaron.
A principios de 1812, las Cortes hicieron un reglamento para la elección de regentes, pero a pesar de todo, las tensiones continuaron entre ambos organismos.
En medio de todos estos problemas políticos hubo algunos éxitos militares, como la victoria de las tropas aliadas en La Albuera, en mayo de 1811.
TERCERA REGENCIA
El 11 de enero de 1812, la Segunda Regencia fue sustituida por la Tercera Regencia que duró hasta el 8 de marzo de 1813. Poco después del establecimiento de la Tercera Regencia, el Secretario de Estado Nicolás Ambrosio de Garro fue sustituido por José García de León Pizarro.
José García de León Pizarro.
El 6 de febrero de 1812, Nicolás Ambrosio fue cesado por la Tercera Regencia y José García de León Pizarro fue nombrado como Secretario de Estado Interino en espera de la llegada del titular. Su nombramiento fue efímero pues solo duró hasta el 12 de mayo del mismo año.
Madrileño de ascendencia noble, nació en 1770 y murió, con 65 años, en 1835. Fue nombrado, posteriormente, Secretario de Estado por Fernando VII en1816.
Durante su primer mandato fue proclamada la Constitución de 1812, Primera Constitución de España, el 19 de marzo de 1812, día de San José, de ahí el nombre de la Pepa, en las puertas de Oratorio de San Felipe Neri.
La Tercera Regencia estaba compuesta por cinco miembros, siendo nombrado presidente de la misma el duque del Infantado.
Los presidentes sucesivos fueron: José Joaquín Mosquera y Figueroa, desde el 27 de enero al 15 de junio; Pedro Alcántara de Toledo y Slam-Slam, duque del Infantado, desde el 15 de junio al 15 de diciembre y Juan María de Villavicencio y de la Serna, del 15 de diciembre de 1812 al 8 de marzo de 1813.
Regencia conservadora y absolutista. En su composición había dos miembros de origen sudamericano, criollos ni independentistas ni liberales.
Las malas relaciones entre los dos organismos, la Regencia y las Cortes continuaban siendo muy malas. La Regencia conservadora se opuso a todas las medidas liberales de las Cortes como la abolición de la Inquisición, limitación del número de conventos, etc. Las Cortes, más conscientes de su soberanía, modificaron el reglamento para la elección de regentes, haciendo su presidencia rotativa entre sus miembros, con una duración de seis meses, y definiendo las competencias de la misma.
Ignacio de la Pezuela.
García de León fue sustituido, el 12 de mayo de 1812, por Ignacio de la Pezuela. Nombrado Secretario de Estado Interino por la Tercera Regencia. La duración de su cargo fue corta, cesado el 23 de junio del mismo año. Santanderino, nació el 1 de febrero de 1764 en Entrambasaguas, y murió en Madrid, a los 86 años, en noviembre de 1850.
En su mandato, las Cortes suprimieron los Consejos. Éstos habían previamente sido suprimidos por José I y restaurados por la Primera Regencia. Solo se mantuvo el Consejo de Estado, que hacia las funciones de Ministerio de Asuntos Exteriores.
El gobierno seguía en manos de los Secretarios de Estado, casi siempre interinos.
Carlos Martínez de Irujo, Marqués de Casa Irujo
Carlos Martínez de Irujo y Tacón Erice y Gámir, murciano, nació en Cartagena el 4 diciembre de 1765, y murió a los 59 años en Madrid, el 17 de enero de 1824. Nombrado Secretario de Estado tres veces. La primera, como Secretario de Estado Interino por la Tercera Regencia duró poco, más de tres meses, desde el 23 de junio de 1812 al 27 de septiembre del mismo año. Estudiante en la Universidad de Salamanca, primer secretario de la embajada en Londres, traductor al español de La Riqueza de las Naciones, de Adam Smith, el padre de la Economía moderna. Ministro extraordinario y plenipotenciario durante 9 años en Filadelfia, U.S.A. Enviado a Brasil, a Rio de Janeiro, donde estaba la Corte Portuguesa, coordinó los esfuerzos para poner fin a la sublevación del Virreinato de La Plata en mayo de 1810. Uno de los organizadores de la oposición a los rebeldes rioplatense en Montevideo.
Su labor como Secretario de Estado, durante su primer mandato, fue tratar de resolver los problemas de la independencia americana con medios exclusivamente españoles, considerando que solo mediante un considerable incremento de la potencia militar española en América podría hacer volver a ésta a la obediencia de España. La revolución americana era de las élites criollas, no del pueblo, y éste, como se demostró posteriormente, deseaba seguir siendo español.
Durante el año 1812, la guerra continuaba con grandes dificultades para los patriotas. No obstante, la campaña de Rusia de este año y la retirada de 100.000 soldados franceses para esa campaña, aliviaron la situación en la península.
La derrota del Emperador, durante la Campaña Invernal en Rusia, significó unas pérdidas humanas considerables y una caída, igualmente considerables, en la moral del ejército francés.
Durante este año, Cataluña fue anexionada a Francia, dividida en cuatro departamentos y gobernada por intendentes franceses.
En el mismo año, Ciudad Rodrigo y Badajoz fueron asaltadas por los ejércitos ingleses y portugueses. Salvajemente saqueadas por los británicos, que robaron, violaron, mataron y destruyeron a placer a la población de ambas ciudades. Estos nuestros aliados, y a pesar de su comportamiento con el pueblo español, el duque de Wellington fue nombrado duque de Ciudad Rodrigo por Fernando VII.
Bajo el mandato de Carlos Martínez, las fuerzas aliadas vencieron a los imperiales en la Batalla de los Arapiles, a finales de agosto de 1812, lo que significó la salida de Madrid, para no volver, del Rey intruso José I.
Pedro Gómez Labrador
Pedro Gómez Labrador fue el sustituto de Martínez de Irujo. Nombrado Secretario de Estado por la Tercera Regencia el 27 de septiembre de 1812 y destituido por la Cuarta Regencia el 11 de julio de 1813, días antes de la decisiva victoria aliada de Vitoria.
Pedro Benito Gómez Labrador, Marqués de Labrador y de San Salvador, extremeño, nació en Valencia de Alcántara el 30 de noviembre de 1764 y murió a los 86 años, en Paris exiliado, el 18 de junio de 1850. Abogado y Diplomático.
Secretario de Estado entre las dos últimas Regencias. Posteriormente, fue embajador plenipotenciario en el Congreso de Viena. Embajador extraordinario en Nápoles, presentó la petición de matrimonio de Fernando VII a la que sería su cuarta y última esposa, su sobrina, María Cristina de Borbón Dos Sicilias, futura reina regente.
Figura denostada, por su pobre labor, en el Congreso de Viena tras las guerras napoleónicas y donde no supo defender el esfuerzo y el sacrificio con los que España contribuyó a la victoria final. No consiguió ninguno de los objetivos que España se había propuesto. España no firmó el Acta Final del Congreso, de 9 de julio de 1815, al no incorporar las propuestas y reservas de Labrador.
Diputado en las Cortes de Cádiz, los diputados liberales lo elevaron al puesto de Secretario de Estado, decisión de la que se arrepintieron rápidamente. Labrador no era liberal, era conservador. De hecho, ayudó a Fernando VII en la abolición de la constitución de 1812.
Su apoyo al pretendiente Carlista, Carlos María Isidro, significó su caída en desgracia.
Arruinado, nunca le pagaron los gastos que tuvo que realizar en el Congreso de Viena, privado de sus dignidades, apartado del servicio diplomático, considerado traidor a la patria y muerta su mujer y su único hijo, falleció exiliado en Paris.
Casi al final de su mandato, las Cortes, que seguían haciendo su labor legislativa, emitieron dos decretos. Uno para el fomento de la agricultura y la ganadería, conocido como la reforma agraria de 1813, que dio libertad a los precios de los productos agrarios, libertad de cercamiento de fincas (era un privilegio de La Mesta evitar el cerramiento de fincas), libertad de arrendamientos y libertad de comercio de granos.
El otro decreto, dio libertad para establecer fábricas e industrias y libertad para desempeñar cualquier oficio sin necesidad de pasar un examen (terminaba con la más importante prerrogativa de los gremios). Aunque el decreto fue anulado, y restablecidos los gremios, en 1814, nunca volvieron a la situación inicial anterior a este decreto.
También en julio, se produjo la desamortización de los bienes estatales, para que con su venta, se pudiera paliar la enorme deuda del Estado.
Meses antes de su sustitución, ya bajo el mandato de la Tercera Regencia, el nuncio del Papa entregó a ésta un escrito por el que se declaraba la abolición de la Inquisición como contrario a los derechos del Papa. Las Cortes prohibieron leer el mensaje en las iglesias. Los regentes se negaron a prohibirlo, por lo que las Cortes acordaron sustituir a todos los miembros de la Regencia y nombrar a otros nuevos.
Joaquín de la Santa Cinta, ingeniero aeronáutico, economista e historiador