Sabido es el interés que despertó la España del Siglo de Oro en la literatura dramática francesa contemporánea. Algunos autores trasladaron a sus páginas y a los escenarios modelos hispanos a los que imitaban, ya sea traduciéndolos o ya sea adaptándolos, con la intención de amoldarlos al gusto de una época en la que lo exótico, en cuanto a género dramático se refiere, era materia de culto a pesar de las rivalidades de ambas Cortes.
No cabe duda de que escribir textos y exhibir espectáculos a partir de los mismos en una lengua distinta a la del referente original utilizado pone a menudo de manifiesto la forma de ver al otro, de sentirlo, de apropiarse de él y de reconvertirlo a una imagen y estereotipo que puede alcanzar, más allá de la literatura, aspectos de índole sociológica. La imitación, por lo tanto, tiene aquí el sentido intrínseco de lograr como objetivo llegar a seducir, –entretener, la mayor parte de las veces–, a una Corte que necesita ver en el adversario unas normas de c...