Así comenzó todo: Hugo Sánchez, el Niño de Oro que se convirtió en el Pentapichichi - ESPN

Así comenzó todo: Hugo Sánchez, el Niño de Oro que se convirtió en el Pentapichichi

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Hugo Sánchez practicó la chilena de sus sueños desde los 4 años (1:03)

'El Macho' relata como consiguió lograr el remate que con el que tanto se le identifico. (1:03)

La historia del futbol no sería la misma sin Hugo Sánchez. No solo de México, pues fue uno de los mejores de su época.

La curva que marcó su carrera llegó a su punto más alto con el Real Madrid, donde llegó a romper los récords de goleo de la época. Aquí recordamos cómo inició.

ASÍ COMENZÓ TODO
Hugo Sánchez Márquez nació en la Ciudad de México en 1958. Es hijo de Héctor Sánchez, quien también fue futbolista profesional.

Ingresó a la UNAM para estudiar el bachillerato en la Escuela Nacional Preparatoria. Posteriormente, realizó sus estudios profesionales en la Facultad de Odontología.

Su familia vivía muy ligada al deporte. Hugo llegó a la escuela de los Pumas cuando tenía 11 años de edad. Se trasladaba desde la colonia Jardín Balbuena, en el norte de la Ciudad de México, hasta el sur de la capital.

“Desde niño se me había metido en la cabeza el buscar ser uno de los mejores delanteros del mundo, pero para ello necesitaba primero debutar en México”, recordó Hugo en una entrevista reciente.

A la edad de 14 años Hugo formó parte de la selección mexicana que se preparaba para los juegos olímpicos y ganó el torneo de la CONCACAF. Ahí, el periodista Ángel Fernández lo bautizó como el Niño de Oro.

Fue parte de la selección mexicana que participó en los Juegos Olímpicos de Montreal de 1976, en los cuales coincidió con su hermana (gimnasta olímpica), quien le enseñó la tradicional pirueta con la que empezó a celebrar sus tantos.

“En Pumas empecé con esos 17, 18 años, regresando de los Juegos Olímpicos y dije: ‘Pues quiero ir ganando títulos, llamar la atención en mi juego y luego irme a Europa'”.

Hugo mostró una mentalidad ganadora en sus primeros años, cuando forjó su figura y logró ese anhelo de juventud que parecía lejano para cualquier futbolista mexicano.

En 1976 fichó por los Pumas de la UNAM y en su temporada debut consiguió el primer campeonato de Liga de la historia del club.

“Tuve la suerte de llegar a un equipazo. Era Muñante, Cabinho, Cándido. En mi primer año como profesional salí campeón, después me fui encarrerando, madurando, adquiriendo experiencia en el segundo año”.

Dos años después terminó como máximo realizador del torneo, con 26 goles.

PRIMER TRAGO AMARGO
El fulgor con el que se presentó en el futbol mexicano generó altas expectativas.

Fue parte de la selección mexicana que jugó el Mundial de Argentina 1978. Su calidad como goleador sería puesta a prueba, pero lamentablemente el caos reinaba en la organización y el equipo terminó humillado.

Las expectativas eran golear a Túnez, vencer a Polonia y hasta sacarle un empate a Alemania. Pero el resultado fue 0 puntos, 2 goles a favor, 12 en contra y la peor participación de la historia.

En 1979 jugó un verano en Estados Unidos con los San Diego Sockers, pero pronto regresó a Pumas, con los que ganó su segunda Liga (80-81), la Copa CONCACAF de clubes (1980) y la Copa Interamericana (1980), frente al Nacional de Montevideo.

La final de 1980-81 fue su despedida, en la que Hugo marcó su último gol como jugador de Pumas, que vencieron 4-1 a Cruz Azul.

“Recuerdo con mucho cariño esa despedida, porque parecía que se había hecho un script de una película para despedirme de mi país antes de irme a España y qué mejor manera de irme que ganando el título y qué mejor manera de haber colaborado con un gol...”.

Le bastaron esas cinco temporadas en la UNAM (1976-1981), en las que marcó 99 goles, para emigrar como un gran símbolo del club.

EL SUEÑO, PRIMER PASO

El objetivo de jugar en España se cumplió de manera rápida. El 12 de agosto de 1981, tres días después de coronarse campeón de Liga, Hugo voló a Europa.

El Atlético de Madrid fue el primer club que lo acogió en 1981 y en el que, tras un duro periodo de adaptación, consiguió brillar hasta la temporada 84-85, cuando ganaron la Copa del Rey, el segundo puesto de la Liga Española y su primer trofeo Pichichi, con 19 tantos.

“Llevé conmigo lo que me ha ayudado siempre. Llevé mucha ambición, llevé mucha ilusión. Tenía que cumplir una misión que me estaban encomendado, que así he sentido”.

EL CLÍMAX

En el verano de 1985, Hugo Sánchez fue fichado por el Real Madrid. Pumas tuvo que intervenir, pues el Atlético no deseaba generar polémica por dejar ir a un jugador a su acérrimo rival.

En una de las mejores épocas del club blanco, tras ser pretendido por el Barcelona, Hugo tampoco fue bien aceptado por la exigente afición del Real Madrid.

Hoy se recuerdan sus éxitos: campeón de la Copa de la UEFA (1986), cinco títulos de Liga consecutivos (de 1986 a 1990), una Copa del Rey (1989), dos Supercopas de España (1988 y 1990) y cuatro trofeos Pichichi como máximo realizador de la Liga: 1986 (22 goles), 1987 (34), 1988 (29) y 1990 (38, igualando el célebre récord del mítico jugador español Telmo Zarra).

Para quienes pudieron vivir esa época y presenciar el ascenso al máximo nivel de competencia no hay duda de que Hugo merece ser llamado el mejor futbolista mexicano de la historia. Ser un goleador de ese tamaño en un equipo con la trascendencia del Real Madrid no deja dudas.

SIEMPRE POLÉMICO

Hugo, por su manera de expresarse, también tenía detractores en México. Aunque logró brillar en el futbol más competitivo del mundo, su espina siempre fue la Selección Mexicana. El fracaso de no clasificar a España 82 justo cuando él estaba en su mejor momento marcó el inicio de una persecución contra los seleccionados, a quienes se criticaba agriamente por no entregar buenos resultados.

El Mundial de 1986, celebrado en México, tampoco fue muy agradable para Hugo. Ya era la máxima figura, pero en la cancha le costaba demostrarlo. No había un sistema para arroparlo y se explotara su talento, su mentalidad.

El escándalo de los ‘cachirules’ que impidió a México acudir a Italia 90 y su amarga despedida en Estados Unidos 94 dejaron a Hugo con un pobre rendimiento como seleccionado, el que quiso compensar como técnico, pero que tampoco pudo conseguir.