José Luis Torró: El verdadero Día de la Madre

Al punto

El verdadero Día de la Madre

«Más allá de los apremios y exigencias que necesitamos y nos agobian, deberíamos colocar los compromisos y lealtades para con nosotros mismos»

Imagen de archivo de la Virgen de los Desamparados en Valencia mikel ponce
José Luis Torró

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Necesitamos los valencianos una financiación que haga posible atender las urgentes e inaplazables necesidades de educación, sanidad, dependencia, por padecer una infrafinanciación tan discriminatoria que ya se ha convertido en burlesca.

Necesitamos, igualmente, agua. Que pudo venir por el Plan Hidrológico Nacional, el que nos negaron catalanes separatistas y aragoneses del PAR, y ahora es Emiliano García Page, presidente de Castilla-La Mancha, el que trata de cerrar el grifo del trasvase del Tajo al Segura, pero no pone objeciones a que sus aguas lleguen por Portugal hasta el Atlántico. El agua que queríamos, y seguimos queriendo y necesitando, era para todos. Hasta la sedienta Cataluña, que bien ahora se hubiese beneficiado de ese plan.

Necesitamos complicidades para nuestras industrias tradicionales, textil, cerámica, calzado. Sin olvido de la agricultura, que pierde por hanegadas mano de obra por falta de relevo generacional, trabas comunitarias, importaciones de países terceros…

Podría seguir enumerando más urgencias y necesidades, caso del Corredor del Mediterráneo, agravadas por la racanería de un gobierno –el de Pedro Sánchez—que nos infravalora y sólo mira por y para la Cataluña separatista, cuyos diputados en el cámara baja son los que le sostienen en el poder.

Nuestros representantes en el Congreso y Senado no siempre han estado a la altura de las exigencias de los valencianos. Unos por la dependencia partidista, y quienes se atribuían en exclusiva la condición de legítimos y auténticos representantes de los valencianos, hablo de Compromís, pasaron por el Congreso con pena y sin entorchado alguno para su currículo al no haber conseguido ni siquiera la recuperación del Derecho civil valenciano .

Más allá de los apremios y exigencias que necesitamos y nos agobian, deberíamos colocar los compromisos y lealtades para con nosotros mismos. Con nuestra historia, lengua, símbolos, arte, costumbres, gastronomía...

Antes de que la globalización nos trajese melones de Sudáfrica en marzo y uvas de Chile en abril, sin esperar la llegada en el momento oportuno de nuestras frutas, los valencianos ya habíamos sucumbido a modas impuestas por intereses comerciales de grandes almacenes. Así, dimos por buena la propuesta de que el día de los enamorados fuese el 14 de febrero; el día del padre por San José, y el de la madre el primer domingo de mayo.

Perdonen quienes tienen la amabilidad –y por qué no, buen gusto – de leer estas líneas, que les reproche las que considero dejaciones en las que unos y otras, otros y unas, hemos ido cayendo por haber aceptado modas ajenas para sustituir o soslayar en buena parte las que han sido costumbres muy nuestras.

En ese sentido resulta paradigmático que Sant Donis ya no sea tanto el día de los enamorados valencianos–mocadorà incluida – como san Valentín, que ha conseguido imponerse de modo mayoritario, después de haber vaciado su carcaj por ser tantas las flechas que nos ha enviado.

Y llegado mayo, hemos dado por válido que el día de la Madre sea el que dicte el comercio y no el que realmente como valencianos, creyentes o no, deberíamos celebrar, que no es otro que el de la Virgen de los Desamparados que este domingo tendrá su punto culminante en todos y cada uno de los actos que ya se están celebrando en la capital del histórico Reino de Valencia.

El traslado por la mañana de la venerada imagen de nuestra patrona, aclamada a pleno pulmón por cientos de sus seguidores, o en íntimas plegarias como Mare de Déu, y la solemne, colorista y floral procesión, con millones de pétalos de rosa lanzados como saludo su paso, constituyen hitos destacados de su día grande.

El último de los versos del Himno de la Coronación de la Virgen de los Desamparados nos ofrece el verdadero sentido de todo lo dicho en las líneas procedentes: «Salve, Mare dels bons valencians».

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación