El 7 de febrero la Iglesia celebra la memoria del Beato Pío IX, un decidido Papa que hizo importantes proclamaciones y murió "prisionero" en el Vaticano, por la libertad del papado y la Iglesia.

1. El dogma de la Inmaculada Concepción

Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram

Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:

El Papa Pío IX proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción de María el 8 de diciembre de 1854. 

Lo que el pueblo fiel había creído por siglos -que la Virgen fue concebida sin pecado original- se convirtió en una verdad de fe a través de este dogma.

2. El Concilio Vaticano I y el dogma de la infalibilidad del Papa

Pío IX convocó la realización del Concilio Vaticano I, evento que se inauguró el 8 de diciembre de 1869 en la Basílica de San Pedro. En este magno evento se proclamó el dogma de la infalibilidad del Papa.

Esta verdad de fe señala que cuando el Sucesor de Pedro habla ex cathedra, es decir, cuando define una doctrina sobre la fe y la moral con toda su autoridad, se convierte en una verdad que no se puede cambiar y que los católicos asumen como una certeza definitiva.

3. San José, Patrono de la Iglesia

El 8 de diciembre de 1870, el Papa Pío IX publicó un decreto en el que proclamó a San José como Patrono de la Iglesia Católica.

4. Preciosísima Sangre de Cristo

Fue también Pío IX quien en 1849 instituyó la fiesta de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, fijando la celebración para el primer domingo de julio. 

Décadas más tarde, San Pío X la trasladó al 1 de julio, pero con las reformas del Concilio Vaticano II ahora se celebra el Cuerpo y la Sangre de Cristo en la Solemnidad del Corpus Christi.

5. "Prisionero en el Vaticano"

Cuando Pío IX asumió el pontificado en 1846, existían los Estados Pontificios, ubicados en el centro de lo que hoy es Italia. En aquel entonces el territorio italiano estaba dividido en reinos, pero intereses políticos y militares buscaban su "unificación".

Las tierras bajo el gobierno del Papa constituían un supuesto problema para este objetivo, así que empiezan una serie de revueltas que hacen que el Pontífice tenga que escapar para exiliarse en Gaeta, al sur de Roma. 

En 1850 retorna a dicha urbe, pero tuvo que encarar las consecuencias de la pérdida de los Estados Pontificios, la proclamación del Reino de Italia en 1861 y que Roma se convirtiera en la capital italiana en 1871.

Pío IX se declaró "prisionero" durante este tiempo y murió sin poder salir de lo que hoy conocemos como el territorio Vaticano. Los Pontífices que lo sucedieron también se consideraron "encarcelados".

Este problema territorial y de soberanía, llamado "Cuestión romana", concluyó con la firma de los Pactos Lateranenses entre el gobierno italiano y la Santa Sede en 1929. Allí se reconoció al Estado Vaticano como país independiente y bajo la soberanía autónoma del Papa.