Sin tener una sede, presupuesto asignado o empleados permanentes, el G8 es un organismo informal pero exclusivo, cuya función es hacer frente a los desafíos globales mediante la discusión y la acción.

El G8 reúne a las siete naciones más industrializadas del mundo -Estados Unidos, Francia, Alemania, Italia, Canadá, el Reino Unido y Japón- más Rusia.

Los líderes de estos países se encuentran cara a cara en una cumbre anual que se ha convertido en foco de atención tanto de los medios de comunicación como de manifestantes.

Los orígenes de este grupo se encuentran en la crisis petrolera y la recesión económica mundial de inicios de los años 70.

En 1973, Estados Unidos convocó el llamado Library Group, un encuentro informal entre ministros de finanzas de Alemania, Japón, Francia, Japón y Estados Unidos, para analizar la crisis.

Los inicios

Posteriormente en 1975, Francia convocó a los jefes de Estado de estas naciones a una cumbre en ese país. Los líderes acordaron reunirse anualmente. Las seis naciones involucradas se denominaron el G6. Al año siguiente pasó a ser el G7, con la entrada de Canadá, y finalmente el G8, cuando ingresó Rusia en 1998.

Aunque el G8 fue creado como un foro sobre asuntos económicos y financieros, los temas políticos se colaron dentro de la agenda a finales de los años 70. Cumbres recientes han discutido temas como la seguridad global, la paz en el Oriente Medio y la reconstrucción de Irak.

Los miembros del G8 pueden ponerse de acuerdo en determinadas políticas y definir objetivos, pero su cumplimiento es voluntario. El G8 ha influido en otros organismos internacionales debido a la fuerza económica y política de sus miembros.

Las reuniones actuales del G8 distan mucho de aquellos primeros encuentros informales de inicios de los 70. Ahora se caracterizan por amplios despliegues de seguridad y los líderes llegan junto a un ejército de funcionarios.

La Unión Europea está representada en el grupo por el Presidente de la Comisión Europea y por el líder del país que tenga la Presidencia de la Unión Europea. Sin embargo, la UE no toma parte en las discusiones políticas.

Los líderes

La presidencia del grupo es rotativa.

El país que tiene la presidencia es responsable de organizar la cumbre de ese año y de garantizar la seguridad.

Estados Unidos se considera el miembro dominante del grupo, por ser la nación con el principal poder económico y político, aunque esto no está definido de forma oficial.

Críticos del G8 han acusado al organismo de representar los intereses de una élite de naciones industrializadas, en detrimento de las necesidades del resto del mundo.

Países emergentes con economías en rápido crecimiento y de grandes poblaciones como China y la India, no se encuentran representados. Tampoco hay miembros del continente africano o de América Latina.

Las protestas

El papel que ha jugado el G8 en el marco del proceso de globalización ha provocado una enérgica respuesta de sus oponentes, y los disturbios en algunos casos han opacado las cumbres siendo notables los sucesos que acompañaron la reunión de 2001 en Italia.

Alrededor de 200 mil personas participaron en las manifestaciones de ese año y los enfrentamientos con la policía dejaron un muerto y decenas de heridos.

Como resultado de esto, han aumentado las medidas de seguridad que procuran mantener alejados a los manifestantes, reforzando la imagen de estas cumbres como de ser eventos a puertas cerradas.

En años recientes, el G8 ha puesto en marcha medios para luchar contra enfermedades como el VIH y ha anunciado programas de desarrollo y esquemas de alivio a la deuda. La ayuda se ofrece de manera condicional, a cambio del respeto a la democracia y la buena gobernabilidad de los países que la reciben.

En algunas ocasiones dentro del G8 ocurren desacuerdos en temas claves: el calentamiento global era un tema candente en la cumbre de 2001 en Ginebra. Sin embargo, el presidente estadounidense George W. Bush subrayó su rechazo al Protocolo de Kyoto.

El tema fue nuevamente incluido en la agenda de la cumbre de 2007 en Heiligendamm, donde se llegó a un acuerdo entre los líderes sobre la necesidad de atacar el cambio climático, lo que fue visto como un paso importante.

Las divisiones también fueron evidentes sobre el tema de la guerra en Irak.

En Septiembre de 2008, el presidente ruso Dimitri Medvedev dijo en Moscú que no temía ser expulsado del G8 después de su ofensiva en Georgia. Funcionarios estadounidenses comentaron que la membresía de Rusia estaba en juego.