Los Caballeros del Zodiaco (2023), de Tomasz Baginski

De niño, Senya se separó de su hermana, secuestrada por unos desconocidos. Convertido en un adolescente se gana la vida en peleas callejeras, hasta que le recluta el potentado Mitsumasa para que proteja a su hija adoptiva, Sienna, pues se supone que en realidad es la reencarnación de la diosa Atenea.

A Hollywood no se le da nada bien llevar al cine producciones de manga y anime de Japón en imagen real, sirve como ejemplo Dragonball Evolution, Death Note, Ghost in the Shell u Oldboy en versión del otras veces brillante Spike Lee. Para esta producción estadounidense se ha reclutado al realizador polaco Tomasz Baginski, responsables de cortos y videoclips que debuta en el terreno del largometraje. Lleva al cine el cómic creado en 1983 por Masami Kurumada, que dio lugar después a la famosa serie televisiva, que hizo popular la frase: “Dame tu fuerza, Pegaso”.

Quienes pidan fidelidad al material original se sentirán bastante decepcionados, pues se mantienen un par de elementos pero el guión se va por otros derroteros. Ni siquiera tiene como protagonista a un equipo de héroes, aquí prácticamente Senya se las tiene que arreglar en solitario, pues por desgracia parece que hoy en día prima el individualismo. No están muy trabajados los diálogos, con frases forzadas, en las que se ha querido desarrollar en poco tiempo una completa mitología, donde se mezclan sin mucha coherencia la cultura griega con la de los samuráis.

Se ha escogido al americano de origen japonés Mackenyu y a Madison Iseman (Jumanji: Bienvenidos a la jungla) como protagonistas porque dan bien en pantalla, más que por sus dotes para la interpretación. Los chicos se esfuerzan y más o menos dan la talla, y están respaldados por veteranos, como Famke Janssen –la gran antagonista– y Sean Bean, que en la línea de trastocar razas actual de Hollywood da vida al japonés Mitsumasa Kido, lo que no resulta muy creíble. Encarna al guardaespaldas de éste el experto en artes marciales Mark Dacascos, que sólo sabe dar porrazos. Al final queda una cinta ligera que hará las delicias de quienes no esperen personajes sólidos ni gran frescura.