La actriz francesa Danielle Darrieux murió a los 100 años, dejando un legado de más de 130 películas y ocho décadas ante las cámaras. La estrella de cine falleció mientras dormía, explicó su compañero sentimental a la prensa gala.
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Darrieux se convirtió en estrella a nivel internacional en los años 50 con películas como La Ronde o Madame de... y recibió papeles de importancia en muchas películas de época. "Es una de las pocas actrices que podía meterse de lleno en un papel sin preparación", dijo una vez de ella Max Ophüls, junto al que filmó "Madame de...".
Nacida en 1917 en Burdeos, hija de un oculista y una profesora de canto, Darrieux creció en París y logró su primer papel a los 14 años en Le bal (Wilhelm Thiele, 1931).
Se dio a conocer internacionalmente con el drama histórico Mayerling (Anatole Litvak, 1936), en el que interpretaba a la amante del archiduque Rodolfo de Habsburgo -hijo del emperador Francisco José I y Sissi-, en una trágica historia que conmocionó a la sociedad vienesa de finales del siglo XIX.
Esa película le sirvió para dar el salto a Hollywood y allí rodó cintas como la comedia The Rage of Paris (1938), en la que intentaba cazar a un millonario. En los años 40 recibió muchas criticas, al ser una de las actrices que trabajó en la Francia ocupada, y participando en producciones como Premier rendez-vous.
Con la irrupción de la Nouvelle Vague dejó de estar tan solicitada y los papeles de protagonista comenzaron a escasear. "Los directores y guionistas se olvidan de las actrices cuando dejan de tener 20 años", dijo en una ocasión.
Pero en la década de los 60 siguió cosechando éxitos con Ladru, de Claude Chabrol, el musical Las señoritas de Rochefort o "Veinticuatro horas en la vida de una mujer", basada en la novela homónima de Stefan Zweig.
Darrieux también cantaba, hizó una gira en 1976 y vendió millones de discos. Era una artista polifacética a la que todo le resultaba fácil, incluso el inglés, que supuestamente aprendió en unos pocos días.
Darrieux siguió delante de las cámaras hasta hace pocos años con directores como François Ozon, en 8 femmes (2002), o Claude Sautet, en Quelques jours avec moi (1988). Aún con una edad avanzada convenció a público con su elegancia natural. En 2003 se la pudo ver en Amistades peligrosas, un año después en Une vie à t'attendre y en 2005 en Nouvelle Chance.
ES
