El 12 de julio de 1990, la cadena estadounidense CBS emitió el primer episodio de ‘Doctor en Alaska’. Creada por Joshua Brand y John Farley, la serie seguía el desgraciado periplo de un médico neoyorquino obligado a ejercer durante cuatro años en Cicely, un pueblo perdido en Alaska, para pagar la deuda contraída con el estado, que le pagó sus estudios. Lo que tenía que ser una serie de verano, con una primera orden de 8 episodios y sin vistas a continuación, acabó convirtiéndose en un clásico de la TV de los años 90 que aguantó seis temporadas en antena.

Rob Morrow, que abandonaría el show a mitad de su sexta y última entrega en el papel del desafortunado galeno, y Janine Turner, como Maggie O’Connell, una piloto independiente y desgraciada en amores, eran los cabezas de cartel. Tras pequeños papeles en films como ‘Magnolias de acero’, esta ex modelo estaba a punto de abandonar su sueño de convertirse en actriz cuando le llegó el guion del capítulo piloto de la serie. Con solo 8 dólares en el bolsillo, decidió jugárselo todo e intentar conseguir el papel… Más de tres décadas después, hablamos de esa apuesta ganadora con ella con motivo del aterrizaje de ‘Doctor en Alaska’ en el canal Enfamilia y la plataforma Filmin.

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Es del todo sorprendente que estemos aquí para hablar de una serie cuyo último episodio se emitió hace casi 25 años. Pero aquí estamos… lo que habla muy a las claras de cuán especial, relevancia y resistencia de ‘Doctor en Alaska’. Y también de su personaje, Maggie O’Connell, que hoy sigue siendo tan actual, fresco y nuevo como cuando la conocimos por primera vez en 199X. ¿Cómo fue su primer encuentro con Maggie antes de que esta se convirtiera en un clásico de la TV USA? ¿Cómo recuerda su primer encuentro con John Falsey y Joshua Brand, los creadores de la serie?

Recuerdo que cuando leí el guion por primera vez, en el mismo momento que terminé de leer el primer episodio, levanté los brazos en el aire y dije “¡Gracias, Dios mío! Por fin algo que vale la pena!” No sabes la de tiempo que llevaba intentando encontrar un personaje intelectualmente respetable, que tuviera valores, que no fuera una… Justo antes de que me enviarán el guion me quedaban unos 8 dólares, no tenía nada. Así que me presenté y tuve la suerte de que me cogieran. ¿Quieres que cuente algo que me hizo conectar con Maggie al momento? Que era piloto de avionetas… y mi padre también era piloto. Se graduó en la Academia de West Point en el año 1957 y, cuando tuvo que escoger dónde servir, se enroló en la Fuerza Aérea. Así que crecí con jets sobrevolándome por encima de la cabeza. Fue divertido poder interpretar a una piloto, pero también a una mujer fuerte y que se hacía respetar. Y la serie era tan divertida, tan peculiar… Sabíamos que estábamos ante algo muy especial.

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Tan especial que, de los ocho episodios que se tenían que producir en un primer momento porque era una serie de sustitución, que solo tenía que durar un verano, se pasaron a siete temporadas… en un momento en el que la competencia en la televisión generalista estadounidense era durísima.

Es que nadie del equipo se creyó ni por un instante que ‘Doctor en Alaska’ se terminaría después de esos primeros ocho episodios iniciales. No lo sentíamos así. Desde el primer momento, hubo como una magia especial. Magia en la primera lectura de guion con todo el reparto, magia en el set de rodaje… De verdad que sabíamos que era algo único y especial. Y fue justo por eso, porque se suponía que serían solo ocho episodios y que era una serie de verano, que los productores e incluso los actores, tuvimos la oportunidad de tomar unos riesgos que habrían sido impensables en una producción “normal”. Porque ‘Doctor en Alaska’ fue como una especie de experimento. “Vamos a dejar que hagan lo que quieran” Y realmente, hicieron lo que quisieron. “¿Qué tal si metemos a un alce paseando por el pueblo y que sea eso nuestra careta de entrada?” “¿Cómo? ¿Un Alce?” Pero como era verano y nadie nos prestaba atención, pudimos hacer lo que quisimos sin miedo a lo que dirían desde el estudio.

Así surgió una serie que proponía retos intelectuales a los espectadores, que no se parecía a nada, que tiraba de flashbacks y secuencias oníricas cuando le apetecía. De alguna manera, ‘Doctor en Alaska’, al poder experimentar, generó un nuevo formato televisivo, una nueva especie de series de TV. Además, rodamos en Seattle, en el estado de Washington, alejados de Hollywood, lo que también era raro por aquella época. Estábamos como en una burbuja, creativa y física, lo que nos benefició. Y bueno, teníamos la esperanza de que la cadena renovaría la serie… porque antes de terminar el rodaje, cuando se empezaron a emitir los episodios, la gente ya nos reconocía por la calle. Ya era la seria de la que la gente hablaba cuando coincidía en la máquina del café de la oficina.

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Lo sorprendente de ‘Doctor en Alaska’ es sin duda su capacidad de resistencia. Ya de entrada, recuerdo que cuando se emitía en España, a mediados de los años 90, se hacía de madrugada, sin un horario fijo, y a veces con episodios mezclados. Pues la gente seguía viéndola. Y durante todo este tiempo, hasta que ha llegado a plataformas, la única manera de verla era o bien con las grabaciones que se hicieron en su momento o en las ediciones en DVD, descatalogadas durante mucho tiempo. Y pese a eso, la serie seguía viva… y encontrando nuevo público en las nuevas generaciones. ¿Cómo se explica esto? Es que incluso crítica y público coincidía en gusto…

Me hace muy feliz saber que el legado de ‘Doctor en Alaska’ no es algo del pasado, que sigue vivo… Y que continúa. Yo creo que se debe a su esencia inspiracional, a la alegría que brinda a sus espectadores. Es una serie especial, sin violencia, con personajes cuyas cabezas no son cortadas ni tampoco dicen tacos… Tiene un sentido muy humanista, una apuesta por el perdón, el amor, el sentido de comunidad y también la aventura. Es una serie intergeneracional, que rompe las barreras de la edad. Mira, en 2019 llamé a Universal, así de la nada, cogí un número, un nombre al azar del estudio, y pregunté por qué ‘Doctor en Alaska’ no estaba en ninguna de las plataformas de streaming o por qué no se sindicaba para que la conocieran los espectadores que no la pudieron ver cuando se emitió.

Así que, desde hace tres o cuatro años, he estado trabajando con ellos, manteniendo reuniones cada mes o cada dos para montar una estrategia para conseguir sacarla: negociar los derechos de la banda sonora, ver qué canciones podíamos mantener y cómo reemplazar las que no nos podíamos permitir, intentar no pasarnos del presupuesto… Y cuando me decían que era imposible, les contestaba que eso no podía ser. Que teníamos que seguir adelante y conseguirlo. El año pasado, en verano, acompañé a los ejecutivos de Universal en sus encuentros con los potenciales compradores de los mercados internacionales. Estoy muy contenta de poer haber participado en este relanzamiento y haber contribuido a que las nuevas generaciones puedan conocer ‘Doctor en Alaska’.

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Lo hemos visto con ‘Friends’ y con otras series coetáneas. ¿Sería posible un reencuentro de los personajes de ‘Doctor en Alaska’? ¿Podrían continuar de alguna manera las aventuras de Joel Fleischman y Maggie O’Connell?

Un reboot sería algo fantástico. Y sé que se ha hablado de hacer que la serie vuelva a la pantalla pero en un formato distinto. Pero lo que me gustaría es que si se plantearan esta nueva versión, que mantuvieran la esencia de la serie. Es decir, que no solo la rejuvenezcan, que conserven los personajes de distintas edades. Es decir, ¿qué clase de serie sería si, además de Maggie O’Connell o Joel Fleischman, no estuvieran Holly o Maurice? Porque creo que lo que hacía especial ‘Doctor en Alaska’ es que éramos una familia, una comunidad… y en ella jugaban un papel especial los mayores, porque todos contribuímos de nuestra manera a la sociedad. Y cuándo me comentaron esos planes les dije que esperaba que mantuvieran esa diversidad, esos rangos de edad. Porque personajes como los de John Cullum o Barry Corbin o Pegg Phillips, que interpretaba a Ruth-Anne, aportaban una profundidad a las tramas que espero que no se pierda, que no hagan un reboot con solo personajes de 25 años, que son los rumores que me han llegado. Así que bueno, rejuveneced el show, pero no dejéis que se pierdan O’Connell y Fleischman. No sé qué va a pasar, pero estoy feliz de que la gente pueda ver la serie de nuevo, que no esté solo en DVD, que haya distintas opciones para poder verla…

En estos últimos años se habla mucho de que estamos viviendo una edad dorada de la ficción televisiva, que nunca se había producido tanto y tan bueno. Pero uno echa un vistazo a las series que se produjeron en los años 90, títulos como la misma ‘doctor en Alaska’ pero también otros como ‘Twin Peaks’, ‘Urgencias’, ‘Expediente X’, ‘Friends’, ‘Frasier’… todas distintas, todas clásicos hoy en día. ¿Cree que no se valora lo suficiente ese momento en particular, más teniendo en cuenta las exigencias y presiones con las que tuvieron que lidiar, como que se emitieran en cadenas generalistas, con cortes de publicidad o la amenaza de los índices de audiencia, que lo determinaban absolutamente todo? No es como hoy, que las cadenas de streaming dan luz verde a temporadas enteras y esperan a ver qué sucede…

Bueno, creo que no puedo ser imparcial a la hora de contestar esta pregunta… Pero estoy de acuerdo con lo que planteas. A ver, hoy hay gente muy buena trabajando y tenemos excelentes trabajos. Pero lo que echo de menos es esa paz, esa tranquilidad ese relax que te daba poder entrar a formar parte de la comunidad de Cicely o de cualquier otra serie. A los 90 segundos ya sentías que formabas parte, que te integraban en ella, que te sentías bien y que no era necesariamente complicada, no era polémica… Claro que en ‘Doctor en Alaska’ tuvimos nuestras cosas, nuestras controversias o nuestros errores, a fin de cuentas somos todos humanos… pero después lo arreglábamos y lo perdonábamos todo. ‘Doctor en Alaska’ era ese lugar en el que la gente quería estar, donde sentían que les aceptarían. Pero, además, estaba estupendamente rodada, con una fotografía riquísima. Los guiones eran divertidos y estimulantes. Las actuaciones, apasionadas. Y el ritmo, cómo se presentaba todo, daba tiempo al espectador de entender, pensar y sacar sus propias conclusiones.

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En ‘Doctor en Alaska’ la cámara se detenía en un primer plano y se quedaba ahí… Porque hoy tengo la sensación de que todas las series van muy deprisa. Demasiado. Y es todo muy evidente y violento. Creo que hemos perdido esa habilidad de permitirnos entrar en un mundo y descubrirlo a nuestro ritmo. Hoy creo que estamos sobreestimulados, lo que no siempre es bueno… Creo que las series de TV de los años 90 son un tesoro. Y estoy muy feliz de que ‘Doctor en Alaska’ forme parte de ello y sea lo que fue. Porque… a ver, ¿de qué va la vida? Amar, quererse, aportar algo enriquecedor, cuidarnos y hacer algo inspirador con ella. Y eso es lo que ‘Doctor en Alaska’ se proponía. Por eso creo que es una joya, porque llena de alegría la vida de sus espectadores. Estoy muy contenta de que se pueda ver de nuevo en España y muy agradecida a las cadenas y plataformas que lo han hecho posible.

Y terminamos… ¿Podría decirnos cuál es su momento favorito, su episodio preferido, de los 110 capítulos de ‘Doctor en Alaska’ en los que trabajó?

¿Solo uno? ¡Es imposible! No puedo quedarme con un único momento… Vamos allá. El episodio en el que mi madre incendia mi casa (Temporada 3, Episodio 14), en el que Chris busca la vaca perfecta para lanzar en la catapulta que ha construido pero al final lo que hace es lazar mi piano… Otro, cuando Maggie cree que Rick, su novio que murió aplastado por un satélite, vuelve encarnado en un perro que se queda con ella y pasan el rato junto a la chimenea… (Temporada 3, Episodio 4).

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Uno más, cuando Maggie cree que un oso que se ha transformado en un hombre se ha enamorado de ella y bailan juntos (Temporada 3, Episodio 19). También el de la llegada de la primavera (Temporada 3, Episodio 15), cuando Maggie y Joel se invaden mutuamente en sus sueños. Y cuando Maggie y Joel se lo montan en el granero pero ella lo olvida todo porque es demasiado traumático (Temporada 4, Episodio 17). Pero es que escogería muchísimos más, hay tantos momentos memorables…