Alirio Gualdrón, de 59 años, fue enviado a la cárcel bajo la acusación de participar en la desaparición y muerte de Kerly Cuevas, una niña de 8 años cuyo cuerpo fue localizado detrás de la estación de Metrolínea en el municipio de Girón, Santander, el miércoles 1 de mayo.
Durante la audiencia, la Fiscalía General de la Nación presentó evidencia contundente de Gualdrón guiando a la menor hacia una zona boscosa, momento captado luego de que la madre de la víctima empezara su búsqueda. Las pruebas reveladas incluyeron imágenes de vigilancia y la detección de inconsistencias en el testimonio del sospechoso que, además, ocultó información crucial sobre el paradero de la menor tanto a la familia como a las autoridades.
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Con base en informes preliminares conocidos hasta el momento, “la menor pide permiso para ir a jugar a un parque, cuando van a buscarla no la encuentran. Después de dos horas empezamos la búsqueda con la Policía, empezamos a investigar”, comentó el alcalde municipal, Campo Elías Ramírez. Por otra parte, la madre de la niña se refirió a los momentos de angustia que vivieron. “Hasta le preguntamos a Alirio que si la había visto y nos manifestó que no, es más, nos ayudó a buscarla”, señaló Kelly Materan.
Estos elementos condujeron a que se le imputaran cargos por desaparición forzada, los cuales no fueron aceptados por el acusado. Asimismo, se añadió que el análisis forense indicó que la menor sufrió heridas mortales en la cabeza, causadas por un objeto contundente.
“Es lamentable el hecho que estamos viviendo en Girón. Nunca habíamos tenido este episodio tan lamentable, reprochable y doloroso. El pasado miércoles tuvimos toda una jornada por la desaparición de la niña Kerly y buscamos de inmediato la manera de hallarla. Eso fue lo que también nos brindó información rápida”, mencionó el funcionario.
A manera de manifestación para exigir justicia, la comunidad de Girón expresó su profundo dolor y consternación por el crimen, organizando vigilias y una velatón en memoria de la joven víctima. Las circunstancias bajo las cuales desapareció Kerly han conmovido a la población, intensificando los esfuerzos por esclarecer el hecho trágico y asegurar que se haga justicia en su caso.
Kelly Materan confió el cuidado de su hija a una vecina, pareja de Gualdrón, debido a su conexión previa en el vecino país: “Ella es amiga mía desde Venezuela. Vivíamos en el mismo barrio. Ella migró primero que yo, y fue la persona que me animó a venir a este país. Por eso, yo conocí a ese señor que me arrendó la pieza de la casa en el Rincón de Girón”, narró la mujer públicamente.
“A la niña la podemos recordar como una buena niña, flaca, pelo castaño, una niña muy alegre, muy atenta, jugaba mucho con los dos amiguitos que tenía en la plazoleta. Ahora me voy para Venezuela con el cuerpo de mi hija y allá voy a hacer la sepultura, pero yo acá antes de llevármela voy a tenerla un momento para que los amigos la visiten”, concluyó la mujer.
Respecto al sospechoso, Alirio Gualdrón, se conoce que es oriundo de Aratoca, Santander, y como mencionó la mamá de Kerly, convivían en la misma casa. Al parecer, el sujeto había arrendado la vivienda y subarrendado las habitaciones a la madre y su hija desde hace un año y medio, aproximadamente. Por último, además de las circunstancias dolorosas, este caso deja en evidencia los desafíos enfrentados por las comunidades migrantes y la importancia de la vigilancia comunitaria. El futuro del caso depende ahora de las investigaciones en curso y la presentación de más pruebas por parte de la Fiscalía.