David Summers: “No puedo competir conmigo mismo a los 25 años, pero nunca me rindo” | Cultura | EL PAÍS
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David Summers: “No puedo competir conmigo mismo a los 25 años, pero nunca me rindo”

El líder de Hombres G, que vuelven a los escenarios tras la pandemia, presenta 14 nuevas canciones con la “seguridad” de tener “20 balas infalibles” en su repertorio para matar de emoción a su público

David Summers, cantante y compositor de Hombres G. Fotografía de BERNARDO PÉREZ. Vídeo de PAULA CASADO

Abre la puerta de su casoplón en un barrio fino de Madrid, no tan lejos del bar Rowland, donde empezó la historia de Hombres G, y nos informa de que hoy está a agua y agua porque mañana se hace una colonoscopia. Su padre, el añorado cineasta y humorista Manuel Summers, murió de cáncer de colon y él se revisa de arriba abajo cada dos años o cuando, como ahora, va a echarse una gira al cuerpo después de año y medio parado por la pandemia. Ese es el nivel de impostura del entrevistado. Cero. Al poco, entra su propio hijo, David, de 21 años, recién levantado de la cama, en el salón lleno de recuerdos y reliquias —desde una chistera de Tip a un autógrafo de Sinatra―, y se queda escuchando interesadísimo la charla. El histórico ídolo del pop David Summers será lo que sea, pero a tranquilo y confiado no le gana nadie.

Vuelve a la arena con canciones nuevas. ¿Teme pinchar en hueso?

En absoluto. No le tengo ningún miedo a eso.

¿Eso es autoestima o amor propio?

A ver, eso es porque creo que el disco es una maravilla y va a gustar, por lo menos a nuestros fans, que son millones, y eso da una seguridad enorme. Pero es que, además, nosotros no hacemos canciones para que sean hits. Eso quedó atrás hace mucho tiempo. Lo que queremos es hacer canciones preciosas, que suenen a nosotros, para hacer feliz a la gente y ser felices nosotros.

¿Dónde queda la ambición en todo eso?

Cuando hay 20 canciones que no puedes dejar de cantar porque la gente muere con ellas, tienes una carrera musical. Yo tengo 20 hits, 20 balas mortales en la recámara. El show lo tengo hecho. Luego, añado cuatro o cinco del disco nuevo que me apetece tocar, pero sé que la gente va a ser feliz hora y media cantando Sufre, mamón, Venezia, Voy a pasármelo bien, El ataque de las chicas cocodrilo...

“No me he rendido jamás. A veces, vuelve a suceder el milagro. Pasó con ‘Lo noto’, y otras canciones que ya tienen sus años, pero son de este siglo

¿No no se cansa de cantarlas?

Yo puedo cansarme alguna vez de cantarlas, pero nunca de ver gozar al público con ellas. También te digo una cosa: es un doble juego. Ni yo puedo competir conmigo mismo a los 25 años, pero nunca me rindo. Esas canciones tienen una carga emocional tan grande que ya no son solo canciones. Es la música con la que te enamoraste de tu mujer, y ahora tienes tres hijos. Es la canción del verano más maravilloso de tu vida. Por muy buen tema que yo haga ahora, no puedo luchar con eso, y el primero que lo sé soy yo.

¿Eso le frustra?

No. No me he rendido jamás. A veces, vuelve a suceder el milagro. Pasó con Lo noto, y otras canciones que ya tienen sus años, pero son de este siglo. Pero, escucha, a Paul McCartney le pasa lo mismo. Ahora hace discos tremendos, pero nunca podrá competir con Let it be. Eso es una maravillosa cárcel. Por eso digo que Sufre, mamón es eterna y la canción más importante: porque encendió el fuego. Luego he estado echando palos toda la vida. Siempre hay que intentarlo.

¿Cantar en español, solo, explica su tirón en Latinoamérica?

Creo que no solo. Entonces aquí nos decían pijos, y allí éramos casi como los Doors por decir “mamón”, que era un insulto brutal, o “marica”, que ni te cuento. No sé. Hemos sido el único grupo de rock español que ha triunfado en Estados Unidos. México y EE UU son a día de hoy nuestros mejores mercados. Y sobre el español, hay que escribir en el idioma que se sueña, en el que te enamoras. Mi novia es estadounidense y hablo con ella en inglés, pero si quiero decirle algo bonito se lo digo en español. En español se han escrito canciones que me parten por la mitad: Sabina, Serrat, Manzanero, los grandes.

“No pienso cambiar una coma ni arrodillarme ante nadie

¿Ahora se corta al escribir para no molestar?

Para nada. No pienso cambiar una coma ni arrodillarme ante nadie. Siempre con la premisa que he tenido toda la vida de no ofender a nadie. Estamos en una época bastante gilipollas. Este nuevo puritanismo es incomprensible para los que tenemos una edad, hemos vivido la explosión de libertad de la democracia en España y ahora vemos este retroceso. Soy una persona moderada. Para mí lo importante son las personas, me da igual cómo piensen. El exceso y el llevar las cosas de forma muy radical no es bueno.

Y lo dice una estrella del pop.

Siempre he sido así. He tenido la sensación de que había puertas que no quería abrir. No soy de los que dicen que hay que probarlo todo. Hay cosas que no quiero probar porque sé que son malas.

“No soy de los que dicen que hay que probarlo todo. Hay cosas que no quiero probar porque sé que son malas

¿Sexo, drogas, o rock and roll?

Sí, las drogas, yo qué se. Son decisiones que tomas en tu vida. Por otro lado, he vivido una vida muy intensa, que me quiten lo bailao. Entré en una especie de torbellino. Jamás pensé que me pasara lo que me ha pasado. Mi ego está a buen recaudo porque nunca me lo he creído del todo. Yo he estado con 21 años de gira en América, me he comido la vida a bocaos, conociendo gente, mundo, experiencias, pero eligiendo yo.

Y después de habérselo comido y gozado todo, ¿qué queda?

Pues lo que quede. Siempre estoy abierto a las sorpresas de la vida. ¿Tú sabes lo que es estar en el Hollywood Bowl hace un año, sentado en la misma butaca donde se sentaba Frank Sinatra antes de salir al escenario? Eso es la hostia, tío. Vale que en los 80, Hombres G era lo más grande y lo más loco. Fue nuestro momento sociológico, pero esos sueños de chaval los estoy cumpliendo ahora.

“Cuando cumpli 40 no me sentó bien: empecé a pensar que ya no soy joven. Cuando cumples 50, como ya lo sabes, te la suda un poco, y no te digo cuando vas a cumplir 60

¿No ha tenido crisis de la mediana edad?

Hay momentos de crisis en la vida. Cuando cumpli 40 no me sentó bien: empecé a pensar que ya no era joven. Cuando cumples 50, como ya lo sabes, te la suda un poco, y no te digo cuando vas a cumplir 60. Es que me da igual. No me importa aparentar la edad que tengo. No quiero tener 25, ya los tuve, y vaya 25, pero ahora tengo 57, soy feliz, me encanta mi vida y las cosas que hago.

¿Las chicas cocodrilo son ahora chicas ardilla? Por el bótox, digo.

Nuestras chicas han evolucionado. Vienen con las hijas y hasta los nietos. ¿Tú sabes lo que es oír a un crío de 10 años cantando Sufre, mamón? Aún hay tíos que vienen a ligar a nuestros conciertos, a los que siempre han venido chicas guapísimas. Ahora liga el público, no nosotros. Y el bótox, que cada una haga lo que quiera, pero no me gusta: a mi novia le digo que ni se le ocurra, es guapísima tal cual.

Los señores también se ponen.

Yo no lo haré nunca, me parece una horterada horrible. Nunca he hecho nada para frenar mi envejecimiento. ¿A quién vamos a engañar? Ni siquiera me teñiría el pelo, me parecería ridículo

Bueno, al menos tiene pelo y no barriga. Eso es de matrícula.

Lo de la barriga es comer bien y hacer ejercicio. No influye la edad, influye la tortilla de patatas.

En los 80 le tiraban bragas al escenario. ¿Qué le tiran ahora?

Pues, aunque no te lo creas, siguen tirándonos algún sujetador, pero ya no se lo arrancan en la grada, lo traen de casa con la etiqueta puesta. No es lo mismo, pero lo agradecemos igual.

EXCELENTÍSIMO SEÑOR

David Summers (Madrid, 57 años) es, junto a sus compañeros de Hombres G, un ciudadano distinguido con la medalla de oro de las Bellas Artes. Él mismo bromea con la solemnidad del tratamiento que otorga la distinción honorífica del ministerio de Cultura, que le fue entregada por los Reyes Felipe y Letizia, fans confesos del grupo, en 2019. De cerca, Summers es la antítesis de la estrella del pop. Impresiona, por infrecuente en el gremio, su falta absoluta de ínfulas, aunque fueran disimuladas. En el salón de su casa se agolpan los recuerdos propios de cuarenta años de carrera y las reliquias heredadas de su padre -una silla de barbero, un 'Quijote' de 1800, los guantes de Urtáin-, el legendario humorista y cineasta Manuel Summers, fallecido hace 22 años. Hombres G, el mítico grupo de pop de los 80 vuelve estos días a la arena tras la pandemia con nuevo disco, 'La esquina del Rowland', una gira, una serie y una película. Si de algo está seguro Summers, dice, es de que sus fans seguirán al otro lado.


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Luz Sánchez-Mellado
Luz Sánchez-Mellado, reportera, entrevistadora y columnista, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y publica en EL PAÍS desde estudiante. Autora de ‘Ciudadano Cortés’ y ‘Estereotipas’ (Plaza y Janés), centra su interés en la trastienda de las tendencias sociales, culturales y políticas y el acercamiento a sus protagonistas.

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